¿Cuál es el contexto?
En pleno septiembre y con la llegada de la primavera, esta temporada se asocia a episodios de depresión e incremento en las tasas de suicidio. Pero ¿es esta estación del año la que genera dicho efecto? La evidencia científica demuestra que, a mayor cantidad de luz, mejor estado de ánimo presenta la persona. No obstante, la realidad de Chile es otra.
¿Qué dice un psicólogo experto?
El director de la carrera Psicología de la Universidad Autónoma de Chile, Dr. Pablo Palma, subrayó que la temporada sólo muestra una serie de problemas instalados en la sociedad. “Lo que ocurre es un efecto rebote que pone en evidencia a la persona que padece un trastorno depresivo, incluso desde antes del invierno. Se genera un choque entre mi estado de ánimo y el florecer de la primavera, lo cual puede enfatizar los síntomas que la persona tenía en invierno”, señaló.
¿Qué ocurre con las expectativas?
La expectativa sobre la llegada de esta temporada del año también juega un rol fundamental en el estado de ánimo. Se suele esperar que la persona tenga mayor vida social, situación que se ve reflejada en el entorno e incluso en campañas publicitarias, por lo que la persona con síntomas depresivos, que se queda en casa, es juzgada socialmente.
¿Esto ocurre solo durante la primavera?
Especialistas advierten que reducir el diagnóstico de la depresión a una temporada del año, es minimizar la mirada al respecto. El Dr. Wilson Albornoz, también académico de la carrera Psicología de la casa de estudios superiores, advirtió que reducir la salud mental a una situación estacionaria “es peligroso”, ya que se somete el diagnóstico a un factor que escapa de las manos del sujeto. Los determinantes son diversos y la primavera es sólo una arista.
¿Que factores tienen incidencia?
“Existen variables políticas, sociales, de género, nivel socioeconómico y educativo…Pero es en la primavera cuando las personas salen más y el comportamiento depresivo es más visible”, evidenció.
¿Que arroja la estadística?
Respecto de las estadísticas, el informe de Vigilancia Epidemiológica de Lesiones Autoinfligidas Intencionalmente y Muertes por Suicidio de la Subsecretaria de Salud Pública del Ministerio de Salud, cita que para el 2016 la tasa cruda de mortalidad por suicidio a nivel mundial fue de 10,6 casos por cada 100 mil habitantes, cifra que a juicio de los expertos demanda de la atención de todos los actores sociales, así como del desarrollo de programas con una mirada multifactorial de la realidad.