El pasado industrial del Talca y el Maule desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta la primera del XX fue un notable ejemplo y un referente para el país.
Muchos empresarios santiaguinos, de Concepción y otros centros del quehacer económico del país, buscaron instalarse en esta zona, por la demanda del mercado y lo estratégico que significaba estar en el centro del territorio, con acceso al ferrocarril y al puerto de Constitución, cercano también por vía férrea.
Además, desde 1850, Talca y el Maule contaban con mano de obra calificada, todo lo cual hacía rentable y viable cualquier empresa, incluso para extranjeros que llegaron a modernizar y dar renovada fisonomía a esta área bursátil.
Un informe de la Sociedad de Fomento Fabril de 1901 destacaba a la actual capital de la Región del Maule, como “un centro de atracción para inversionistas que pueden, sin temor, crear empresas de distinto rubro, con la certeza que tienen un mercado abierto y una demanda creciente, además de contar con obreros de solvencia y dedicación para contratar”
En 1838, con O’Higgins entre sus socios, se funda en Santiago la Sociedad Nacional de Agricultura. A sugerencia de agricultores de Talca y del Maule se crea la “Comisión de Labranza”, una de cuyas prioridades era preocuparse de los procedimientos de la irrigación, toda vez que en esa época (1838, lo reiteramos) se preveía como un problema a futuro la distribución de las aguas.
Pero este antecedente que pudiese ser anecdótico o tal vez pionero en el drama de la sequía, hoy inminente, se reitera años más tarde cuando se funda la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), destinada a reunir y tener un catastro de la realidad de los “elementos industriales de la República” y determinar cuál era su realidad económica.
Para ello, se indagó en las distintas regiones; en el Maule, Curicó y Talca y el sector costero de Vichuquen dieron cuenta de actividades empresariales. Nada se dijo de Linares y Parral.
En Curicó de ubicaron catorce motores hidráulicos que utilizaban la fuerza de los ríos Lontué, Teno y Mataquito. Veinte años más tarde, en 1885, la realidad económica de esa provincia había crecido notablemente. Existían 224 fundidores, herreros y mecánicos, 21 imprentas y 1.361 canasteros y escoberos, además de cigarreros y peineteros. El catastro arrojó 7.696 industrias.
Talca aportó a la SOFOFA socios de gran capacidad industrial: Mac-Kay, fundada por Alejandro Mac-Kay en 1892, productora de galletas, chocolates, confites, alimentos industriales y productos lácteos, tenía 3 confiterías y 36 empleados.
La segunda industria fue la fábrica de baldosas de Solar Hermanos, fundada en 1898 y que surtió de pavimentos a las plazas y calles de Talca y Curicó.
En 1910 se estableció la Fábrica de Papeles y Cartones de Carlos Schorr Krapp y Eliseo Concha Solar, una de las más modernas en equipamiento y maquinarias.
PARA TODO CHILE
A principios del siglo XX (y emergiendo de la centuria anterior), se instalan en Talca importantes industrias que llegarían, en su mejor momento, a surtir a todo el país: la Fábrica Unidad de Catres S.A., fundada en 1912 por don Francisco García Paz y ubicada en calle Dos Sur cubría demandas desde Curicó a Llanquihue, pero además construían lámparas eléctricas, muebles de fantasía y artículos sanitarios. En su directorio había mayoría de españoles.
No menos importancia tuvo la fábrica de galletas de Weston Hermanos.
La viticultura tuvo una exponente que trajo modernidad y tecnología a la producción, en la viña “Prosperidad” de don Manuel Márquez M. Por su parte don Carlos Icaza producía tubos de cemento que se utilizaron en gran parte de los trabajos del alcantarillado de Santiago, además de artículos sanitarios. Era además agente de una Compañía de Seguros.
Una enorme relevancia tuvo en Talca y el país la Casa Importadora fundada por Mauricio Gleysner, alemán llegado a Chile por consejo de Pérez Rosales, quien era agricultor y vecino de Longavì. Radicado en Concepción en 1852, inició una notable obra empresarial que abarcó diversas áreas que siguieron sus descendientes tras su muerte en 1899. En Retiro se fundó una fábrica de azúcar de betarraga en 1900 y en Talca efectuó importaciones de productos que permitieron crecer y fundarse a empresas muy necesarias para la zona y el país.
A fines del siglo XIX la región del Maule tenía una gran cantidad de molinos, movidos por la fuerza hidráulica de los entonces caudalosos ríos. Entre sus dueños, destacamos a Luis Williams, Ruperto Echeverría, Holman y Jenkins, P. Barberis y P. Vergara Rencoret. En San Javier estaba Juan Antonio Pando y más al sur, frente a Villa Alegre, los enormes molinos de Francisco Encina Echeverría.
Una mención aparte merece el gran y olvidado molino de Corinto, fundado en 1855 por don José Manuel Eguiguren, quien además el dio nombre al lugar, en recuerdo de la misión del Apóstol San Pablo en la isla de Corinto.
En este orden estaban las panaderías, que en Talca sumaban 10 establecimientos que consumían anualmente 26.500 quintales de harina y ocupaban 113 operarios. Los dueños más importantes fueron Pablo Grossetett, Pascua Barberis, M. Salgado, J. Justoin y Juan Daziano.
El alumbrado público, en base a gas hidrógeno, lo constituía una sociedad anónima que permitía iluminar las calles Uno y Dos Sur. Este sistema no tardó en expandirse a otras ciudades maulinas, hasta ser reemplazado definitivamente por la electricidad.
LA EXPOSICIÓN DE 1884
En octubre de 1884 se realizó en Santiago, la famosa Exposición Nacional de Agricultura, realizada en la calle aledaña a la estación ferroviaria de Alameda y que hasta hoy se denomina Exposición. La región de Maule hizo estrechos los locales otorgados a cada participante, demostrando una producción y capacidad notable: de Lontué don Pedro Urzúa llevó trigo Nueva Holanda, de Linares Alejandro Layseca llevó Oblon y don Juan Antonio Rozas concurrió con cera y miel. Desde Talca asistió una comisión llevando variadas muestras de cereales, semillas y frutas secas, además de tabaco (muy apreciado) y diversos productos animales elaborados.
Las maquinarias, muy valoradas y requeridas en esa época, fueron representadas por los pioneros en el Maule, Mark Trewela O `Sullivan y sus hermanos John y Benjamín (llegados a Chile en 1875) y quienes, instalados en Talca, lograron desarrollar un nivel de metalurgia muy superior. Su fábrica estaba en calles Uno Norte con Once Oriente. A la muestra de la capital llevaron un motor a vapor con interesantes innovaciones, una trilladora, una harneadora con sistema Boby, un moderno tipo de arado en seis versiones distintas para terrenos de diversa calidad, entre otros.
Los talleres de Trewela Hermanos lograron fabricar calderas para locomotoras, repuesto de maquinarias agrícolas de difícil ubicación en el mercado de ese entonces y herramientas agrícolas que significaron una innovación en la agricultura de la época.
A principios del siglo XX, Talca dejó de concurrir a exposiciones en otras ciudades y en 1902 se empezó a proyectar el realizar una muestra en la zona. La SOFOFA, ya mencionada, presidida por don Ramón Barros Luco hizo un notable aporte a esta idea y el 15 de noviembre de 1905, con la asistencia del Presidente Germán Riesco (ex senador por la zona y quien inició su postulación a La Moneda desde el Club Talca) se inauguró la primera exposición industrial agrícola y comercial de esta ciudad. El Diario Ilustrado de Santiago del 16 de noviembre de 1905 calificó a esta muestra como “uno de los más grandes avances hacia el progreso agrícola e industrial”.
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