El padre del gran puntero izquierdo de la Universidad de Chile y de la Roja, era boxeador, y su madre, doña Rosa Lineros, tenía raíces familiares profundas en Cunaco, Villa Alegre, de donde viene el apellido, muy escaso en Chile, fundado en esta localidad por el portugués Francisco Lineros, cuya descendencia no fue abundante, pero sí destacada en hombres y mujeres de vale. Uno de ellos, José Antonio Lineros Ibáñez fue ayudante del General José Miguel Carrera en las batallas de la Independencia y otros entronques llegan al actual senador José Miguel Insulza y otro a Ángel Custodio Quintana Lineros, quien colaboró con Balmaceda y no vaciló, en su calidad de secretario de un tribunal de guerra de San Javier en agosto de 1891, de enviar al patíbulo a cuatro adversarios del gobierno. Más tarde fue alcalde de San Javier y ministro de Corte (por Jaime González Colville. Academia Chilena de la Historia)
Leonel Guillermo Sánchez Lineros nació en Santiago en 1936 y, como lo dice su biografía, muy difundida en estos días, hizo estudios elementales en la Escuela República Argentina y las humanidades de ese tiempo en el Liceo Manuel Barros Borgoño. Desde muy niño formó parte de las divisiones inferiores de la Universidad de Chile, según referencias, desde los once años, en las que su condición de zurdo, lo convirtió de a poco en un temible puntero.
Fue primero entreala izquierdo, formó por primera vez con la camiseta azul el 13 de septiembre de 1953, ante Everton en el Estadio Santa Laura. Pero el entrenador Luis Álamos, conocido como “El Zorro” por su astucia, lo ubicó en la punta izquierda. Se configuró así el mítico Ballet Azul, que logró seis campeonatos chilenos (1959, 1962 -el año del Mundial- 1964, 1965, 1967 y 1969).
Su centro desde la izquierda y el cabezazo imparable del delantero Carlos Campos dieron muchas tardes gloriosas a la U. de Chile.
EL MUNDIAL DE 1962: ITALIA Y RUSIA
La selección chilena de 1962 clasificó al Mundial de ese año en forma automática, por ser nuestro país sede del gran evento, arrebatándolo a Argentina por una notable habilidad de Carlos Dittborn. Fue útil que la FIFA de esa época estimulara realizar este torneo alternadamente entre Europa y América, pero fundamentalmente en países donde no se había logrado la madurez futbolística. Argentina hizo una ostentosa propaganda y, al efectuarse la votación, en junio de 1956, la sorpresa fue mayúscula: el país trasandino logró 10 votos y el nuestro 32.
Se conformó la selección chilena y se designó entrenador a Fernando Riera (hubo otros nombres, pero rechazaron la oferta; en realidad había poca fe en hacer un buen papel). La oncena hizo una gira por Europa con poco halagadores resultados, pero Riera tomó nota de los favoritos: Italia, Alemania, Rusia.
El terremoto de mayo de 1960 pareció echar por tierra los planes, pero el Presidente Alessandri, en uno de sus actos de firme decisión, dispuso seguir adelante.
Hasta ese instante, todos los jugadores de la “roja”, Leonel incluido, eran desconocidos en el extranjero, donde si brillaban los nombres de Pelé y Garrincha de Brasil, Seeler de Alemania, Vasoni y Yashin de Rusia.
Para el grupo que conformó Chile (Suiza, Alemania e Italia), todos consideraban favorito al poderoso equipo alemán, tal vez Italia, pero nadie apostaba un céntimo por nuestro país.
En este Mundial, brilló el talento y la agresividad (en todas sus formas) de Leonel Sánchez. De los terrosos campos deportivos de los alrededores de Santiago donde surgió, su nombre saltó, con luces y sombras, a las primeras planas de los diarios del mundo.
El 30 de mayo de 1962 Chile salió al estadio Nacional a enfrentar a Suiza. Al promediar el primer tiempo un tiro libre de Sánchez fue contenido espectacularmente por el guardameta Elssener. Los periodistas extranjeros, que transmitían en diversos idiomas para el mundo, anotaron precipitadamente el nombre del chileno en sus libretas. No terminaban de hacerlo, cuando un recio taponazo de Leonel venció al notable arquero. En el segundo tiempo aumentó Jaime Ramírez y cuatro minutos después, otro violento tiro de Sánchez dejó el marcador tres a uno. Asombro inaudito en la prensa deportiva del orbe.
Los corresponsales se agolparon en el camarín chileno… ¿Quién era Leonel Sánchez alzado a la condición de goleador de la primera fase de ese torneo?
ITALIA… Y LA «BATALLA POR SANTIAGO»
El 2 de junio de 1962, Chile salió al césped del Estadio Nacional a enfrentar a Italia.
El entrenador del equipo europeo, Paolo Mazza, secundado por Giovanni Ferrari, dio instrucciones precisas para marcar a Leonel Sánchez. Ello derivó en una contienda que se extendió con caracteres de escándalo por la prensa deportiva del orbe. Además los enviados de Italia habían calificado a Santiago como una ciudad gris, sucia y sin vida, lo cual enardeció a los hinchas chilenos.
Para colmo de males, el árbitro inglés Kenneth Aston, tuvo como guarda líneas a un mexicano, quien sólo hablaba castellano.
Apenas iniciado el partido, el defensa Ferrini dio un violento golpe a Honorino Landa. El árbitro Aston, para evitar que se le “escaparan” las cosas, decidió expulsar al italiano. Ferrini no quiso salir y sus compañeros lo apoyaron. Debió ser sacado por carabineros, pero la “gresca” era inminente. Minutos después Landa dio un golpe al defensa Janich. Otra vez Aston dejó pasar el hecho, aun cuando el guarda línea mexicano (en su castellano) trataba de narrarle lo sucedido.
De aquí en adelante se desató el genio de Leonel. Pero cada jugada terminaba en golpes indisimulados, ante la pasividad referil y el asombro de los periodistas extranjeros. En el minuto 37 Sánchez se desbordó por la izquierda eludiendo a su marcador Mario David, quien le hizo una zancadilla intencional. Como Sánchez retuvo el balón entre sus piernas, el italiano le dio reiterados golpes. El guarda línea volvió a marcar la falta, pero aquí Leonel recordó a su padre boxeador y dio un feroz golpe de puño a David, que cayó a tierra. Aston, de espaldas a la jugada, se acercó al guarda línea, pero nuevamente poco le entendió su explicación y no sancionó.
El italiano David decidió cobrar la “deuda” y, pie en alto, se lanzó sobre Sánchez. Esta vez el árbitro expulsó al italiano, quien salió bajo una lluvia de proyectiles e insultos. El primer período terminó a cero.
En la etapa de complemento, los italianos buscaron vengar lo sucedido y se dieron a golpear sin contemplación a los chilenos. A los 78 minutos se otorgó tiro libre a la oncena nacional. Lanzó Sánchez, contuvo a medias el arquero Mattrel y Jaime Ramírez marcó con un cabezazo.
El gol más hermoso fue de Jorge Toro (“Torino” para los relatores italianos) a los 88 minutos. Tras recibir un rechazo del guardameta Escuti, tiró desde unos 30 metros, batiendo al arquero italiano. Pero los golpes y zancadillas seguían sin tapujos, ante el flemático árbitro ingles Aston.
LEONEL, LA «BESTIA» DEL FÚTBOL
Los medios de comunicación extranjeros recogieron los detalles de lo que se denominó “la batalla” de Santiago, llamando a Leonel Sánchez “el jugador más rudo del mundo” y que el juego del chileno era propio de “un animal”. Incluso diarios norteamericanos y europeos calificaron al Mundial de Chile como el más violento de todos los realizados y a Leonel Sánchez se le ubicó entre los jugadores más agresivos.
VENCEDOR DE RUSIA
Derrotado por Alemania, Chile en la siguiente fase debió viajar a Arica a enfrentar nada menos que a la poderosa escuadra rusa. Ya Leonel Sánchez hacía sonar los “teletipos” (el medio de comunicación de la época) con su nombre y sus goles. La delegación viajó en un avión LAN DC-3. El Presidente Alessandri se excusó de asistir, lo cual fue visto como un mal augurio por los jugadores chilenos ya que el mandatario había estado presente en todos los partidos.
Rusia irradiaba confianza. Tal vez esa fe los llevó a arrendar un hotel de Santiago para las semifinales. Todos los comentaristas la consideraban para disputar el título del torneo. El entrenador Katchalin era un táctico de gran talento, pero además estaba en el arco Ivanovich Yashin, quien ostentaba 270 encuentros invictos por la selección y 150 penales contenidos. Su vestimenta negra y su elasticidad le dieron el apodo de “La Araña Negra”.
El partido se jugó el 10 de junio de 1962 en el estado ariqueño. Chile lo hizo con camiseta blanca. Al minuto de juego, Navarro tiró sobre el arco ruso sin inquietar a Yashin; a los tres minutos, Eladio Rojas (un desconocido para los medios extranjeros) lanzó bajo a un rincón y el arquero ruso contuvo junto a un poste. La cosa no era fácil. También desvió un violento tiro libre de Leonel Sánchez.
EL MÍTICO TIRO LIBRE DE SÁNCHEZ
A los once minutos, Armando Tobar, habilitado por Jorge Toro, ingresa al área rusa, siendo derribado dentro de la zona de castigo. Era penal, pero el juez de los Países Bajos Leopold Sylvain Horn no cobró la pena máxima y dispone tiro libre desde la izquierda de la valla, en forma diagonal. La defensa rusa sabía la capacidad cabeceadora de los delanteros chilenos y trataron de cubrirlos. Yashin salió del arco a cortar el centro….Pero Sánchez tiró uno de sus fortísimos lanzamientos, quedando el gran guardameta ruso a medio camino. Julio Martínez, que relataba, acuñó la frase “justicia divina”.
A los 26, 28 y 30 minutos Chislenko (a quien Riera ordenó marcar y no descuidar) tiró sobre el arco chileno en varias oportunidades, pero Escuti contuvo con gran solvencia, hasta que Rusia logró empatar. El delantero ruso estaba off side, pero Horn desoyó los reclamos y no quiso consultar al guarda línea.
Reanudado el juego y a los dos minutos, Eladio Rojas tiró bajo y rasante al arco ruso y batió al meta, pese a su espectacular volada.
Leonel Sánchez se elevó a la calidad de los grandes astros del futbol mundial. Elogiado y criticado, pero marcó en ese mundial cuatro goles de notable factura.
Pero aquí vino lo impensado: los comentaristas extranjeros no se asombraron por la eliminación de Rusia, por cuanto el equipo nacional era ya uno de los más poderosos del torneo.
YASHIN, DERRUMBE EN ARICA
La prensa rusa culpó, injustamente, al arquero Yashin de la derrota. Dijeron que era una estatua, y como tal, se le vio inmóvil. Pero todos los corresponsales de ese lejano país querían fotografiar a Leonel Sánchez, el notable artillero chileno.
El meta ruso, que se retiró nueve años después, si bien vino a América, nunca quiso volver a Chile. Uno de sus sobrinos nietos, que contactamos en el 2012 cuando publicamos la historia del Mundial de 1962, al cumplirse medio siglo de su realización, nos refirió: “Para mi familiar, el mundial de Chile fue el más duro golpe de su carrera”. Y agregó que el puntero izquierdo Sánchez era, en su opinión, el más certero goleador del mundo.
Tal vez hemos vivido junto a uno de los grandes jugadores del mundo, sin advertirlo.