Para unos, este es el día de las elecciones, en tanto que, para otros, cuando éstas ya tuvieron lugar y, por lo tanto, con los resultados a mano: sabiendo quienes de los candidatos presidenciales van a la segunda vuelta, quienes son los diputados y consejeros electos en la región y el país.
Es buen momento para bajar la tensión que todo evento electoral trae consigo para hacer un alto, un aro en el camino, antes de volver a entrar a la vorágine que traerá consigo la segunda vuelta. Todo esto asumiendo que ninguno de los candidatos a la presidencia alcance la mayoría absoluta, lo que en los días previos se daba por descontado.
Cualesquiera sean los resultados finales, en democracia solo cabe acatarlos y reflexionar sobre lo que nos dicen. Resultados que serán dulces para unos, los menos, y amargos para los más. Las reflexiones girarán en torno a los niveles de participación/abstención en las distintas contiendas; las comunas y grupos etarios con mayor/menor participación electoral; las tendencias en relación a las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales últimas; los resultados de las últimas elecciones de convencionales para la elaboración de una nueva constitución, de gobernadores regionales y alcaldes; los avances de los candidatos independientes que van dentro de postulaciones partidarias y por fuera de ellas; los comportamientos del electorado en relación a candidaturas provenientes de mundos ajenos al de la política propiamente tal; la rigurosidad de las metodologías con que se han desarrollado las encuestas que se han estado aplicando.
Estas reflexiones tienen lugar en un momento de descrédito de la política y de la institucionalidad imperante, a poco más de tres décadas del término de la dictadura. Cabe recordar que al inicio del actual período de transición democrático iniciado en 1990, la política alcanzó su máxima expresión, tanto por el nivel de interés por participar en el devenir de la nación como por las expectativas de cambio generadas.
Reflexiones que nos invitan a pensar en qué ha pasado desde entonces para llegar a la situación actual en el que pareciera primar el desorden y el malestar, una suerte de no saber qué hacer. Como si la política hubiese perdido su norte, ya sea porque la calidad de la política se ha ido desgastando o porque los actores políticos han perdido peso y/o credibilidad. Mientras unos enfatizan la necesidad de imponer el orden a como dé lugar, otros ponen el acento en la necesidad de introducir profundos cambios en sectores claves de la vida nacional – educación, salud, pensiones-.
Más allá del análisis de los resultados que surjan, se debe reflexionar sobre el rol que están jugando las redes sociales, donde irresponsablemente se disparan falsedades al por mayor, cual bombas de racimo, desde lo que parecieran ser oscuros comandos centrales de dudoso origen que sería de interés público investigar. Lo mismo vale respecto de los financiamientos de las distintas campañas.
Al país le embarga un cierto pesimismo dadas las difíciles circunstancias que se han vivido, agravadas por la pandemia y los sucesivos escándalos que se denuncian. Sin embargo, a pesar de todo, debemos ser capaces de sobreponernos, de confiar en que sabremos salir adelante por la vía política, por la vía del diálogo, de tender puentes, de enfatizar los intereses comunes por sobre lo que nos separa.
Los resultados de estos comicios nos darán algunas pistas para dónde queremos ir, pero lo más probable que estas pistas sean equívocas, estén sujetas a interpretaciones para uno u otro lado, salvo que ellas sean suficientemente contundentes para que den espacio a una única interpretación y reconocida por todas las opciones en juego.
Lo que estamos viviendo no es exclusivo de nuestro país. Se inserta en un contexto mundial en movimiento que está influyendo. Las migraciones, los nacionalismos, el cambio climático, así como la irrupción de China como potencia económica, están alterando el tablero político mundial con consecuencias difíciles de prever. En este marco tienen lugar elecciones cuyos resultados muy probablemente arrojen sorpresas que nos inviten a repensarlo todo de cara a la segunda vuelta.