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Katherine Salosny: «Él era mi héroe hasta que apareció el monstruo”

En “El abuso nos es un espectáculo. Crónica personal”, Katherine Salosny relata la experiencia de abuso sexual que sufrió con su hermana Marisol. “En la vida hay cosas imperdonables”, precisa. (por Mario Rodríguez Órdenes)

“Ser víctima de abuso es muy devastador en la vida de las personas”, explica Katherine Salosny.

La carrera de Katherine Salosny en televisión fue meteórica. Tras un debut publicitario de una gaseosa, fue contratada por Universidad de Chile Televisión, en 1985. Algunos programas quedaron grabados en la memoria de los jóvenes de esa época, que la vieron descollante en el programa Extra-Mujeres y luego en Extra-jóvenes, que condujo hasta 1990.

Luego siguió una brillante carrera que la llevó, por ejemplo, a los programas Buenos Días a Todos y Mucho gusto, entre otros. En el año 2010 recibe el Copihue de Oro, como mejor animadora de televisión, que se le entrega nuevamente el año 2014. En 2015 fue candidata a Reina del Festival de Viña del Mar y luego un largo historial que incluye su participación en radio, cine y teatro. Sigue plenamente vigente hasta el día de hoy.

Después de un largo proceso, Katherine acaba de publicar El abuso no es un espectáculo. Crónica personal” (Editorial Catalonia, 2022) donde recuerda ese decisivo año 2005, cuando la PDI llega a su casa: “Pertenecemos a la Brigada de delitos sexuales y menores de la PDI. Estamos participando en una investigación contra su padre. La mujer de su socio y amigo lo denunció y se querelló por estafa y por abusar sexualmente de su hija de ocho años”. Después de profundas conversaciones entre la mamá de Katherine, su hermana Marisol y ella misma, decidieron declarar en contra de su padre.

“Al día siguiente fui a buscar a mi mamá y a mi hermana en taxi para ir a la PDI. Fue super potente porque íbamos las tres agarradas de las manos y sin emitir sonido. Que mi mamá se haya unido a nosotras para mi tuvo un significado tremendo, porque pienso que ese día ella hizo clic y eso permitió que nos reconciliáramos. Al menos para mí fue como terminar de sacar los odios y las rabias que aparecieron en mi proceso de sicoanálisis y que estaban soterrados, para poner su rostro a la luz y lograr perdonarla. Desde ese momento siempre fuimos las tres. No nos separamos más”.

Sin embargo, puertas adentro vivió una dramática experiencia de abuso sexual, junto a su hermana Marisol, que por largos años permaneció silenciada, producida por su propio padre. Después de muchos años, su padre en 2005 fue acusado de abuso sexual contra una menor de ocho años.

Katherine Salosny Reyes (Santiago, 1964) es una conductora de radio y televisión por 36 años y egresada de la Academia de Teatro de Fernando González.

Este relato es la memoria de una mujer valiente que decide contar aspectos íntimos de su vida, que la han perseguido desde la infancia: las secuelas tortuosas del abuso sexual de su padre sobre su hermana y luego sobre ella misma. Son años muy duros de padecimientos, abandono, decepciones y fracturas, también de restauraciones, afectos y un largo psicoanálisis que le dan las herramientas para salir del pozo, encarando la cruda realidad con singular valentía. Los delitos de abuso sexual son imprescriptibles por definición y cada persona decide el momento adecuado para afrontarlos. El gran objetivo de Katherine es el autoconocimiento y la paz interior.

Fue también la ocasión para que Katherine reabriera ese pasado latente…

“Ciertamente. En mi fuero interno siempre supe que la policía tocaría mi puerta. Tenía la certeza de que esto no nos pudo haber ocurrido solo a nosotras y esa sensación, esa imagen de mi padre abusando de otra niña me carcomía. Independiente de la decisión que tomara mi hermana en el encuentro que tendríamos, yo ya tenía tomada la mía: iba a declarar en contra de mi padre. Sentía que no podía quedarme de brazos cruzados”.

Katherine, ¿cómo surge “El abuso no es un espectáculo”?

Hace años que venía gestando la idea de escribir un libro. La agrupación de Las Tesis, el estallido social y la revuelta feminista que abraza la causa de las mujeres, me dan el impulso para materializarlo. Este libro contó con la valiosa colaboración de Gabriela García Bustos, en el trabajo de investigación, recopilación y edición. Gabriela es periodista, realiza talleres de narrativa para aficionados a la escritura e imparte clases en la Universidad Alberto Hurtado”.

Una experiencia de esta naturaleza, ¿qué devastadora puede ser?

“Ser víctima de abuso es muy devastador en la vida de las personas. Yo no quería ver la verdad. No quería entender que lo que a mí me había pasado, había sido un abuso realmente. Todo eso es parte de la devastación, las dudas, y de las complejidades que tiene esto. Hay gente que dice ‘pero, ¿cómo lo saca ahora? Pero, perdón, por favor no lo digas nunca más, porque cada persona tiene su propio tiempo para enfrentar eso. Verbalizar la experiencia es fundamental para superarla… Y ese proceso, que es doloroso y liberador, como le digo, cada uno tiene su tiempo”.

También para la familia…

“Es como una bomba atómica. El daño es inevitable. Siempre hay personas que no lo van a querer ver. Pero también siempre va a existir una red de apoyo”.

¿Es un libro doloroso?

“Claramente lo es. Pero también es un libro profundamente esperanzador. Y espero que lo sea también para todas esas personas que han vivido esta experiencia”.

¿En qué momento ese padre que alguna vez fue su héroe se transformó en un monstruo?

“Si bien el abuso es imperdonable, tuve momentos felices con él. Él era mi héroe hasta que apareció el monstruo”.

En este largo proceso de sanación, ¿qué importancia ha tenido la Fundación para la Confianza?

“Yo busqué ser parte de la Fundación para la Confianza. En un momento muy mágico me encontré con José Andrés Murillo y nos contamos nuestras experiencias. Creo que hay un antes y un después del Caso Karadima. En algún momento el Papa Francisco pide perdón, lo que abre muchas puertas y mitiga el dolor de muchas personas que habían sido abusadas. Soy parte de su directorio y ha sido una experiencia muy fecunda para mí”.

Katherine, en el año 2005, una grave acusación contra su padre por abuso sexual contra una menor de 8 años, hizo que la investigación llegara hasta su familia para saber si había antecedentes familiares relacionados con su padre. ¿Cómo fue declarar contra su padre?

“Difícil. Recuerdo ver un montón de cámaras y periodistas que se me vienen encima a ponerme micrófonos y apretarme y preguntarme cosas como ¿qué fue lo que te hizo? Preguntas de un nivel de violencia e ignorancia brutal. Eso me llevó con mi pareja de entonces a escribir una carta pública que llamé ‘El abuso no es un espectáculo’”.

¿Cuál fue el resultado de ese juicio?

“Finalmente tuvo un mes en prisión preventiva y salió bajo fianza, condenado a cuatro años de libertad vigilada”.

¿Pudo perdonar a su padre?

“No. En la vida hay cosas imperdonables. Pude sacar rabias y odios. Comprendí situaciones vividas por mi papá, pero no lo pude perdonar. Las sesiones de sicoanálisis me ayudaron a comprender”.

¿Tuvo alguna ocasión después del juicio de verlo antes de que muriera?

“No”.

Ese proceso del año 2005 también le sirvió para mejorar su relación con su mamá…

“Fue la primera vez que nos conectamos realmente. Hasta ese momento yo, que había pasado por un largo proceso de sicoanálisis, la había castigado severamente por el impacto que había tenido en mi vida su abandono y su silencio… Para mí era importante que ella hiciera por primera vez su rol de madre. Hasta ese instante el abuso de mi hermana no era un tema que hubiéramos hablado abiertamente. Es más, yo sentía que mi mamá intentaba rescatar a mi papá, quizás como una manera de expiar sus culpas, porque a pesar de que el abuso había ocurrido dentro del núcleo familiar nunca hizo nada”.

¿Cómo la ha ayudado el psicoanálisis a superar esta traumática experiencia?

“Como le he señalado, ha sido fundamental en la comprensión de mi vida y de las experiencias vividas. Sin el psicoanálisis no habría escrito el libro”.

Katherine, ¿por qué ha calificado también su libro como político?

“Porque precisamente es un libro político. Porque habla de la desigualdad histórica de las mujeres; la marginación de las víctimas, etcétera”.

¿El drama que vivió afectó su carrera?

“No”.

 ¿Ser mujer en televisión es difícil?

“Ser mujer en televisión es muy difícil. Cumplir años te juega en contra. Las mujeres, a diferencia de lo que ocurre con los hombres tenemos fecha de caducidad en televisión”.

¿Cómo ve la televisión actual?

“Pese a que amo las comunicaciones y entre ellas la televisión, la actual la veo poco jugada y me aburre”.

¿Volvería a la televisión?

“Depende de las circunstancias. Nunca digo que no”.

Katherine, ¿en qué momento de la vida se encuentra?

“Estoy contenta después de muchos viajes interiores. Profesionalmente plena en Radio Mirasol de Algarrobo y Radio Universo… y en mi Restaurante Casa Tunquén. Familiarmente muy unida con mi madre, Carmen, y mi hermana Marisol”.

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