Desde el inicio de la pandemia, la bicicleta se posicionó como el medio de transporte ideal para enfrentar la crisis sanitaria por COVID19. Y hoy a más de un año del inicio de los confinamientos, muchas personas la prefieren como una actividad recreativa.
Lo positivo, es que andar en bicicleta permite mantener distancia física de otras personas, es una buena opción porque podrían evitar aglomeraciones en el transporte público, así lo han destacado organismos internacionales.
Desde el punto de vista ecológico es un Vehículo de Impacto Positivo con el medio ambiente, su uso permite una movilidad sustentable, ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), producidas por el transporte convencional a combustión y quema de combustibles fósiles. Además, no emite ruidos molestos y menos propicia otro tipo de contaminación urbana.
Cuando estamos ad portas de celebrar su día mundial, que es el próximo 3 de junio, destacamos sus beneficios y esperamos que muchas más personas se atrevan a utilizarla como un medio de transporte. No olvidemos que indirectamente, el uso de la bicicleta disminuye los costos energéticos que se producen al refinar y transportar combustible fósil y otros insumos, puesto que se utiliza la tracción humana.
Es indiscutible que durante este año y medio de pandemia hemos podido valorar el uso de la bicicleta por sobre otros medios de transporte porque además de los beneficios al medio ambiente, trae beneficios a la salud física y mental de las personas, que se han visto muy deterioradas en el confinamiento.