La influencia familiar se mantiene a lo largo de toda la escolaridad, pero cobra mayor relevancia en el niño o niña de 0 a 6 años, ya que es la etapa de su desarrollo cognitivo, emocional y afectivo.
La literatura revisada pone de manifiesto, que un niño que viene de un ambiente familiar, en el cual hay un nivel de conversación permanente y continuo, donde se instala un lenguaje con cierta complejidad lingüística y en el que se conversa acerca de diversas temáticas, constituye un espacio ideal para que el niño aumente su vocabulario, vaya construyendo su propia opinión y, por consiguiente, se abra a otros espacios de discusión. Todo ello, contribuye significativamente en el desarrollo del lenguaje oral y escrito.
En tal sentido, es importante visualizar el hogar como un escenario que permite la experiencia de aprender, a través de tareas que ocurren en la vida diaria, ya que el niño tiene la posibilidad de fortalecer sus aprendizajes desde el contexto de su hogar. A modo de ejemplo, se puede hacer juegos en los que el niño/a pueda clasificar la ropa que se recoge del tendedero, y le asigne un orden de acuerdo a su tamaño, textura, color, etc, con ello, desarrolla habilidades que están asociadas al pensamiento lógico matemático.
La educación parvularia, ha mostrado a lo largo de los años, que posee un sello distintivo dentro del sistema educativo, dado que integra a la familia, como un agente educativo irremplazable en el proceso de desarrollo integral del niño. En tiempos de pandemia, este principio se ha vuelto irrefutable y ha adquirido aún más relevancia, lo que ha llevado a que miles de educadoras de párvulos, hayan enfrentado el importante desafío de acompañar a las familias para contribuir junto con ellas, en continuar entregando oportunidades y posibilidades de experiencias de aprendizaje para niños y niñas.
Estamos ante la gran oportunidad de mirar el proceso de aprendizaje de nuestros niños, desde una mirada integradora, ya que, estamos ciertos que ningún problema de la vida se resuelve desde una sola disciplina, en tanto, promover la comunicación a través de conversaciones frecuentes, la actividad física, el juego libre y espontáneo, el seguimiento de instrucciones para cumplir pequeñas tareas, el desarrollo de la creatividad a través de experiencias plásticas sencillas, el aporte que nos brindan diversas plataformas ( museos, bibliotecas, conciertos, entre otros), son posibilidades ciertas, que están a la mano en muchos hogares y que debemos saber aprovecharlas.
La educación de los niños, no puede esperar a que acabe la pandemia, continuemos vinculados a los centros educativos, aprovechemos las orientaciones que nos brindan sus profesionales y saquemos lo mejor de nosotros para que este tiempo en casa sea un aprendizaje para todos.