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LA GRAN MENTIRA por Juan Carlos Pérez de la Maza

Hay que tener algunos años y buena memoria para recordar que, con el título, se alude a una de esas teleseries que se hacía en Chile en los ’80. Como yo tengo bastantes años y una memoria que todavía funciona, la recordé, sólo que a propósito de la contingencia que nos rodea y absorbe por estos días inciertos.

Cuando las autoridades de gobierno inician visitas a diversos “territorios” (como se estila decir ahora), cuando el Presidente de la República recorre distintas comunas de Santiago y cuando los medios nos hacen ver diferentes campañas de propaganda, todo referido al Plebiscito constitucional del 4 de septiembre, es difícil creer que se trata de simples acciones informativas. Que son, nada más, ejercicios de pedagogía cívica, como alguien denominó a estos operativos. Eso es una gran falta a la verdad. O sea, una mentira.

Yo tampoco pretendo engañar diciendo que es primera vez que se hace. Todas las administraciones, en el pasado reciente y más allá, cuando se aproximan procesos eleccionarios, tienden a intensificar sus salidas a terreno, sus contactos directos con la ciudadanía y sus ofertas “informativas”. Así se ha hecho desde siempre y hoy vemos que se sigue haciendo, reiteración que no disminuye la falta, por cierto. Porque no es lícito hacerlo. Tampoco es legítimo y, menos, es actuar con respeto a la libertad ciudadana.

No es lícito, porque nuestro ordenamiento jurídico, el actual, sanciona el intervencionismo, como denomina a las acciones de alguna autoridad que procura apoyar determinada opción electoral (o plebiscitaria). Y corresponde a la Contraloría cautelar que quienes ocupan cargos o empleos públicos, se abstengan de esas conductas. Al menos, en opinión del órgano contralor, en horario de trabajo o con empleo de recursos públicos. No obstante, si pensamos en altas autoridades gubernamentales, es difícil determinar esos límites que señala la Contraloría. Si vemos al Presidente de la República a las 20:00 Hrs. de un martes cualquiera, instando a preferir determinada opción electoral en una reunión vecinal ¿no es intervencionismo? Si un Ministro, participando en un programa radial o televisivo un día sábado, expresa su preferencia por cierta candidatura, ¿no es intervencionismo, simplemente por ser un horario y/o jornada no laboral? ¿Después de las 18:00 ya no es Ministro?

Tampoco es legítimo conducirse de esta manera. Magistraturas como las señaladas gozan de una alta notoriedad pública y, no obstante emitir esas preferencias fuera de su horario laboral y aclarar, me imagino, que lo hacen como personas privadas, a la ciudadanía le resulta difícil separar ambas esferas. ¿Cómo distinguimos la opinión personal del ciudadano Gabriel Boric, del parecer del Primer Mandatario del país? ¿Por la hora la que la emite, por el vehículo en el que llegó a la reunión? La legitimidad va más allá del simple respeto al texto de la norma. Exige un actuar apegado al sentido profundo, al espíritu de la disposición. Si lo que se busca es que aquellos que gozan de cierta preeminencia mediática, en razón de las responsabilidades públicas que detentan, se abstengan de usar esa ventaja en favor de una cierta opción electoral, entonces esos personeros deberían mantener en reserva su opinión personal. Si altos oficiales de las Fuerzas Armadas, fuera de su horario de trabajo, recorrieran “los territorios” manifestando su opción, ¿el gobierno seguiría diciendo que todo ciudadano tiene ese derecho?

Por último, y políticamente más importante, conductas como las exhibidas por el gobierno estos días contrarían el respeto debido a la ciudadanía, que no debiera ser aleccionada, instruida o adoctrinada en favor de opción alguna. Debiéramos empezar a concebir a la ciudadanía como un colectivo pensante, reflexivo y maduro. Y no ver en los chilenos una masa de millones de personas susceptibles de encantar con artificios de propaganda o las ventajas de un cargo.

Lo que hace el gobierno es intervencionismo. Y negarlo es una gran mentira.

Juan Carlos Pérez de La Maza

Licenciado en Historia

Egresado de Derecho

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