Ahora que es verano, que el calor suda la respiración del cuerpo, se torna un enigma la mirada del otro/a. Un pasillo y nuevamente, otra vez, una mirada que en la diversidad de direcciones se encuentra con la tuya y se habita un espacio tiempo breve e intangible donde cabe toda la vida, el amor, el abrazo y todo el instinto de amarse como los felinos grandes en la selva. Soy parte de esta época, antes cuando era más joven decía siempre “soy víctima de la vida”, “somos víctimas de lo que nos toca vivir”. Las responsabilidades que me otorga el crecimiento no me permiten hallar una mirada en Molino o Espacio 90. Ya lo viví podría decir, cuando me paseaba entre Tatoha y Balmaceda, y la sede era el Tuareg. Ahora, víctima de la edad y del verano, solo quedan los pasillos de los supermercados y tiendas. El balance de la soledad se enjuta en la chilenidad que absorbe toda aventura osada de acercarnos y hablarnos. Es parte de mi generación, diríamos, el buscar salvación mientras se pesa el tomate o esperando el número del jamón y el queso, aunque muy poco, casi nada, sacando el pan, porque quizás es muy poco sexy pesar la hallulla o la marraqueta. No así la ciabatta, que a falta de ser corriente se torna más atractiva.
El mundo explotó y pareciera que quedamos todos aislados, la intención del encuentro se vuelve lejano, pero anhelado, sin embargo, el calor del verano todo lo puede. Lo percibo en el Mall Chino de la ocho oriente con uno sur y en el Cugat. Me hacen sentir nuevamente en una fiesta, puesto que son de los pocos lugares donde suena reggaetón, bachata, cumbia o tropicales, bien fuerte por los parlantes. Pienso en lo divertido que sería ir a vivir experiencias sociales a estas tiendas, donde tengan un DJ que atento a los movimientos pueda colocar alguna balada romántica de vez en cuando. Pero bueno, ya conocen la piña invertida, ejercicio mediático en las redes en España en donde algunos conocían o conocen el código de que si llevas una piña invertida en el carrito del súper buscas romance y si llevas una piña erguida buscas amistad. Dinámicas sociales que no conozco por experiencia, pero que dimanan salvación y búsqueda.
Si es por imaginar, me imagino hoy con los abarrotes impregnados de inciensos, velas entre medio de los shampoos y el pasillo de los yogurts revestidos en colchas y cojines, para que el amor pueda vencer todo sistema y norma. Me imagino eligiendo la lechuga mientras la realidad se torna en cámara lenta, en los parlantes suena La Califfa de Morricone, un leve giro de cuello y luego todo lo demás, atardeceres en la playa, películas, risas, sushis, y todas esas cosas que nos gustan hacer junto con “la pareja”.
Ya lo sabemos, el amor en tiempos del capital, huérfanos de toda protección, solos enfrentando un mundo incierto, inacabado, vencidos por la espuma de los días como espectadores de un tiempo fugaz y materializado. La distopía de Interestellar cuando la profesora de la escuela dice que fue mentira que el hombre llegó a la luna, antes ridícula en el momento de su aparición, hoy en su reestreno parece más plausible. El sistema produce masas. Si antes buscábamos la verdad, hoy deberemos defenderla. El horóscopo que antes criticábamos porque aparecía en los diarios, hoy inunda los programas radiales, y aún peor, en algunas radios pasan hasta el oráculo. El mejor reflejo de la ignorancia actual es Estados Unidos, imagen certera del comienzo de la crisis de la era capitalista, y es que nada puede beberse en exceso, todo tiene su límite y su medida, menos en el país de los pecados capitales. Mucho ha impactado ver al niño Musk haciendo el gesto nazi, pero usted no se sorprenda, capitalismo y nazismo son lo mismo. A los empresarios en política no hay que temer, tienen su precio, son montañas pariendo ratones, no así un líder político que es capaz de dar su vida por sus principios.
Este es el tiempo que nos toca afrontar, ignorancia y materialismo. Sin embargo, seguimos sintiendo, seguimos amando, seguimos buscando y no dejamos de pasearnos entre los pasillos encontrando una mirada, luego una sonrisa, un manantial de deseos que me recuerde que estoy vivo, que existo y que como dice mi profesor la esperanza sude en la voluntad y el pesimismo en la razón. El optimismo en lo que hago, la crítica en lo que pienso.
Franco Caballero Vásquez