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LA MATRONERÍA AVANCES, DESAFÍOS Y UNA MIRADA AL FUTURO por Militzen Tapia

La Matronería, disciplina dedicada a la salud sexual, reproductiva y perinatal, tiene raíces ancestrales. En tiempos pasados, las mujeres daban a luz en entornos precarios, asistidas sólo por los saberes transmitidos de generación en generación. Con el proceso de profesionalización, la atención del parto adquirió un carácter científico y seguro, lo que permitió reducir de manera significativa la mortalidad materna e infantil. Gracias al desarrollo académico, la incorporación de tecnologías y la consolidación de políticas públicas, su campo de acción se ha ampliado, respondiendo a las demandas de una sociedad en constante transformación.

Uno de los avances más relevantes ha sido el fortalecimiento del rol de la matrona en la medicina reproductiva. Este cambio se enmarca en un contexto social marcado por la baja natalidad, hoy una de las principales preocupaciones demográficas del país. Chile presenta una de las tasas de fecundidad más bajas de América: 1,6 hijos por mujer. Según el INE, los nacimientos han caído un 8% y la fecundidad en la juventud se ha reducido casi seis veces en tres décadas, fruto de la educación sexual, el acceso a anticonceptivos y la postergación de la maternidad.

Estas cifras generan interrogantes no sólo sobre el envejecimiento poblacional, sino también sobre la sostenibilidad futura de los sistemas de salud, pensiones y cuidados. En este escenario, la Matronería se convierte en un actor fundamental. Su cercanía con las mujeres y familias, junto con su capacidad de abordar de manera integral la salud sexual y reproductiva, la sitúan en un rol estratégico para promover una maternidad y paternidad responsables, además de acompañar procesos de fertilidad. No obstante, los desafíos son significativos: se requiere ampliar la cobertura de programas de fertilidad, asegurar un acceso equitativo y actualizar con urgencia las políticas públicas, de modo que integren de manera plena la planificación reproductiva.

Hoy, la incorporación de la mujer al mundo laboral y académico ha generado nuevas dinámicas, entre ellas, la postergación de la maternidad. Esta no debería ser vista como un obstáculo, sino como una opción libre, respaldada por el Estado y la sociedad. Por ello, resulta clave que las políticas públicas avancen hacia programas que faciliten el acceso a tecnologías de preservación de la fertilidad y brinden apoyo efectivo a quienes enfrentan dificultades para concebir. Sólo así será posible generar condiciones favorables que mejoren los índices de natalidad, mitiguen el envejecimiento poblacional y sus impactos sociales y económicos.

La reflexión es clara: Chile debe mirar la baja natalidad no sólo como un desafío demográfico, sino también como una oportunidad para fortalecer su sistema de salud con un enfoque integral y humano. La Matronería, con su capacidad de innovación, tiene mucho que aportar. Reconocer su rol estratégico en la medicina reproductiva y reforzar su aporte desde la academia permitirá formar profesionales capaces de acompañar con respeto y justicia el derecho de las personas a decidir sobre su vida reproductiva.

Militzen Tapia Wittcke

Académica Carrera de Obstetricia y Puericultura

Universidad Autónoma de Chile

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