El próximo 06 de octubre a las 18:30 horas en la Biblioteca Municipal de Talca, se realizará el Lanzamiento del libro «“Un nuevo sentido de realidad, el dilema de lo humano en lo social» (Ediciones UCM), del sociólogo y Doctor en Geografía Humana, Francisco Letelier Troncoso.
En el texto, el docente e investigador de la Universidad Católica del Maule, se aventura a proponer estrechas relaciones entre lo que usualmente entendemos como opuestos: transformación social y conocimiento interior.
“Escribí este libro para producir un encuentro entre dos maneras de entender la realidad. Una la aprendí de mis circunstancias y de mis lecturas infantiles y juveniles, la que denomino espiritual; un poder interior desde el cual podemos enfrentar la vida con libertad. Este poder no es algo religioso o mágico, tiene que ver con ser consciente, con estar despierto en el presente y no solo reaccionar ante los estímulos como un autómata, sino reflexivamente”, explica el sociólogo. La otra realidad, es la que él llama social o más precisamente, sociológica. “De esta aprendí en la universidad. En ella existen fenómenos, procesos, hechos sociales, estructuras. Es un mundo exterior y objetivo que nos condiciona, incluso nos determina, marcado por desigualdades e injusticias y que es necesario transformar”, afirmó.
Ambas realidades se interrogan mutuamente en el transcurso del texto: ¿Se transforma la sociedad sin transformarse uno mismo? ¿Se puede transformar uno mismo sin transformar la sociedad? Sobre estas reflexiones abarcadas en el libro, conversamos con Francisco Letelier, para comprender las implicancias de un enfoque que plantea, precisamente, un nuevo sentido de la realidad.
¿Cuáles son las respuestas que nos entrega el libro respecto a la capacidad de transformar la sociedad sin un cambio interior o, al contrario, transformarnos interiormente sin considerar el entorno?
“Las respuestas son: no y no. Transformar la sociedad precisa de una libertad y de una autoconciencia que no puede provenir de la propia sociedad. Al mismo tiempo, transformarse a sí mismo, precisa reconocer nuestra condición de seres sociales e identificar aquello que, en la sociedad, nos aliena. En otras palabras, creo que la transformación interior no puede hacerse sin considerar el entorno, las relaciones de poder que nos condicionan. Meditar es importante, pero como un paso necesario para una acción menos egocéntrica, más compasiva y también más valiente. Creo que la transformación interior lleva a la acción en busca de una sociedad más justa. Lo central en esto es que este despertar no puede ser el del tipo “voy a perseguir mi más profundo sueño”, o “me iré a las montañas”; sino que es un despertar a la vida en el presente y el aquí. “La transformación interior debe ser un ejercicio de espiritualidad muy política”.
Dices que propones claves para desatar ese nudo ¿cuál es la primera de ellas?
“Propongo cuatro claves. Una nace de la propuesta del realismo social crítico, que establece que la realidad está conformada por estratos y que cada uno de ellos no puede someterse al otro, sino afectarse recíprocamente. Existen las estructuras sociales, son reales, nos afectan. También existe el actor, el agente, capaz de producir relaciones más allá de las propias estructuras. Pero también existe lo humano, una estructura biopsicosocial con autonomía de la sociedad. En otras palabras, el humano nace y se despliega como una semilla que porta potencialidades y necesidades. No es la sociedad la que le otorga su humanidad, sino al revés. Así, la estructura no puede someter al actor por completo, y el actor no puede reducir la complejidad de lo humano. Para transformar las estructuras necesitamos actores competentes capaces de actuar y esto, a su vez, precisa de humanos conscientes, realizados, expresando su potencial”.
En el libro se aborda “la esfera comunitaria”, como aquella donde somos responsables directos de la reproducción de nuestra vida colectiva
“Es otra clave, porque lo humano ha emergido en relaciones de reciprocidad, cuidado y cooperación en el ámbito de lo comunitario, lo que conocemos como hominización. Como dice Humberto Maturana, lo humano surge del amor, que es aceptación. Esa realidad humana es un poder para despertar y revelarnos a los sinsentidos de la sociedad actual. Es aquí, y no en las relaciones de competencia o mera autoridad, donde lo humano puede florecer. Mientras más nos relacionamos, más humanos nos hacemos, o más expresamos nuestra humanidad. Mientras más consumimos y andamos en búsqueda del éxito material, más nos volvemos como el personaje del Sin Cara, que aparece como uno de los ejemplos del libro; y que proviene de la película animada El Viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki); en la cual el Sin Cara es un personaje vacío, que necesita consumir todo lo que está a su alrededor para sentirse en un ser real. Se fija en Chihiro, la protagonista, porque ella representa lo contrario; el puro ser, la fragilidad y la autenticidad. Nosotros andamos por la vida buscando en el consumo lo que no nos otorga la vida cotidiana, porque hemos vaciado esta vida de todo significado profundo, nuestra vida cotidiana está alienada”.
Precisamente a partir del personaje del Sin Cara que mencionas, el libro propone, en muchos pasajes, ejemplos cinematográficos para hablar de un despertar de la conciencia como motor para cuestionarnos esta realidad opresora, la que damos por sentada como una única forma de habitar y relacionarnos.
“Claro, esa es la tercera clave; necesitamos despertar esta humanidad, nuestro lado espiritual y existencial; esta es la transformación interior. Esta espiritualidad es la que nos puede decir: ¡basta! no estoy siendo feliz, estoy viviendo una vida que no quiero. Persiguiendo espejismos. Por eso tenemos que volver a preguntas existenciales y esenciales, preguntas sobre el sentido de la vida”. En el libro podemos encontrar ejemplos cinematográficos porque son cercanos y fáciles de comprender: Neo, el protagonista de la película Matrix (Lana y Lilly Wachowski) representa la necesidad de tener una mirada crítica respecto de la realidad y zafarse de los condicionamientos que produce una sociedad que te invita a consumir, a producir sin cesar y que a través del marketing y la publicidad genera un conjunto de deseos que no son interiores, sino impuestos por un sistema que busca reproducirse a sí mismo. El despertar a la matrix es una metáfora de romper con la alienación que produce el capitalismo. En El show de Truman (Peter Weir), otro ejemplo que recojo en el libro, identificamos una matrix diferente. En su vida está todo perfecto, pero él se da cuenta que hay algo extraño. Aparece la necesidad de preguntarse si la realidad que vive está bien, si es normal, y en ese cuestionamiento se da cuenta que su vida no tiene desafíos, que todo está hecho a su medida; por lo que decide salir de ahí. Lo relevante es que para escapar debe enfrentar su trauma, que en el filme está materializado con el agua y que, según Jung, es el inconsciente. Para resistir su miedo al agua, al ir a lo profundo, a mirarse a sí mismo, se debe amarrar a un mástil del barco en el que escapa. Ese gesto de amarrarse para salir al mundo real es muy potente, porque expresa lo difícil que es salir de la comodidad alienante para ir en búsqueda de realidad”.
¿Esa búsqueda de sentido es individual?
“Es la última clave que propongo; esta búsqueda de sentido no puede ser en solitario, debe ser con otros. No puede ser dependiente de algo extraordinario, espectacular, en el sentido en que lo utiliza el filósofo Guy Debord, sino con los pies en la tierra, atentos a nuestro entorno y a nuestra cotidianeidad. Pero sobre todo debe ser con las manos en la masa, es decir, implicados, participando de todo aquello que nos importa o que nos afecta. Debe ser mirando todo aquello que atenta contra el despliegue de lo humano. Así pienso una espiritualidad crítica, relacional y creadora”.
¿Por qué escribiste este libro y cuál es la diferencia respecto de tus publicaciones anteriores?
“El libro surge de una búsqueda personal por hacer dialogar dos mundos en los que he existido. Uno es el de la vida interior, la espiritualidad y el interés por los fenómenos psíquicos y de la conciencia. El otro es el de las ciencias sociales, de la sociología, la política, y las luchas por una mejor sociedad. Mi síntesis es: no es posible la transformación social sino está comprometida la dimensión interior o espiritual, pero tampoco es viable una vivencia espiritual que no esté comprometida con una sociedad más justa e igualitaria. Una de las propuestas que hace el libro es que el sentido de la vida se encuentra más cerca de lo que pensamos: en nuestros entornos cercanos, en nuestras relaciones con los demás y en nuestra vida interior. El capitalismo es como una fuerza centrífuga que nos lleva siempre lejos, a otro lugar, a otro tiempo. Lo que necesitamos es estar con los pies en la tierra y la cabeza donde están nuestros pies”.
Sobre el Autor:
Francisco Letelier Troncoso es sociólogo; Doctor en Geografía Humana por la Universidad de Barcelona, y docente e investigador de la Universidad Católica del Maule. Sus ámbitos de investigación son la reproducción comunitaria de la vida, los procesos participativos y la espiritualidad humana. Ha publicado numerosos artículos y libros entre los que se destacan: “Talca posterremoto, una ciudad en disputa” (2011), “Orientando la acción pública desde la base” (2014); “Lo vecinal en Chile; conceptos, políticas y prácticas en disputa” (2019) y “Lo comunitario, alternativas en tiempos de crisis” (2021).