26.7 C
Talca
InicioOpiniónLAS EXPECTATIVAS. Por Juan Carlos Pérez de La Maza

LAS EXPECTATIVAS. Por Juan Carlos Pérez de La Maza

Por Juan Carlos Pérez de La Maza, Licenciado en Historia. Egresado de Derecho.

Desde tiempos inmemoriales las sociedades han fluctuado, más bien oscilado, entre momentos en que buscan el cambio, y otros en que anhelan el orden. Los chilenos, en nuestro apartado rincón y breve Historia, hemos pendulado entre polos semejantes. Pareciera que, a veces, la sociedad chilena ha tenido claro que su anhelo principal fuera la paz, la tranquilidad, el orden y la seguridad. Y, en otros momentos de nuestro complejo devenir, pareciera que ansiamos las transformaciones y cambios que hagan diferentes la realidad y la circunstancia que nos incomodan y hacen penar.

Ayer, la voz manifiesta de la ciudadanía prefirió el cambio y la reforma. Y, si bien es muy temprano para interpretar los resultados, me arriesgo a señalar que la preferencia ciudadana no va por la revolución radical sino, más bien, por la rectificación y la enmienda. La Historia nos enseña (otra cosa es que hayamos aprendido) que los triunfos arrolladores mudan pronto en mayorías acotadas y que la soberbia inicial debiera dar paso a la modestia y la cautela. Son numerosos los ejemplos de gobiernos que, ignorando la veleidad del voto, creyeron iniciar mandatos de 30 años. Y subsistieron sólo seis.

Pero, dejando cifras y triunfos para otro análisis, hoy, el día después, conviene hacer tan sólo una prevención. El nuevo gobierno debiera, como todos en verdad, cuidar las expectativas sobre las que llega a La Moneda. Pareciera que, de acuerdo al primer párrafo de esta Columna, la ciudadanía privilegió en anhelo de cambios y transformaciones, por sobre la paz y el orden. Los más de 4.6 millones de chilenos que votaron por Boric quieren cambiar radicalmente la sociedad en que viven, podría señalar una interpretación inicial. Y los otros, los que preferían la tranquilidad del orden y la paz de la seguridad, son un millón menos. Pero, y aquí está la prevención, no debemos caer en el error de considerar que ambos anhelos, el cambio y el orden, son deseos antagónicos e incompatibles. Pueden, perfectamente, conjugarse, mezclarse y armonizar. La sociedad no es, en modo alguno, unidimensional y absoluta. Cada uno de nosotros puede, y de hecho creo firmemente que así es, desear un contexto político de cambios y transformaciones de muchas de las asperezas que observamos en la sociedad. Y, a la vez, aspirar a vivir en la serenidad del orden y la paz de la estabilidad.

Es posible querer la calma y la reforma. Al mismo tiempo. La clave es, como en tantas otras cosas, la dosis, la proporción y la medida de cada una. Si el nuevo Mandatario se dedica a satisfacer sólo uno de esos anhelos, se equivocará rotundamente. Y nuestro país no está, claramente, en posición de desperdiciar tiempo escaso, recursos ausentes y esperanzas sentidas, en sectarismos apasionados o en intransigencias soberbias. Son demasiadas las crisis que nos embargan y asolan. Los años venideros, plagados de crisis económica, sanitaria, ambiental e institucional no son el mejor paisaje para agregar en él la intolerancia que tememos.

Por eso, el nuevo gobierno, después de la algarabía del triunfo y la celebración de la victoria, debiera cuidar que las expectativas de todos, de los que ganaron y de los que no lo hicimos, se vean en parte satisfechas. Por eso, si quien asume es el Boric que observamos en la campaña de la segunda vuelta, es posible que quiera, y logre, asumir ambas expectativas. Pero, si quien ha de asumir en marzo es el otro Boric, el de la campaña de la primera vuelta, no querrá siquiera considerar los anhelos de quienes no votaron por él.

Las nuevas autoridades no debieran, obnubilados por su legítimo triunfo, olvidar que, si bien 4.6 millones de chilenos votaron por su proyecto, otros 10 millones de compatriotas simplemente no votaron o bien prefirieron el otro.

Mantente Informado
17,641FansMe gusta
7,860SeguidoresSeguir
2,501SeguidoresSeguir
1,130SuscriptoresSuscribirte
Noticias Relacionadas