Me aprovecho de la época más esperanzadora del año para soñar y pedir tantas cosas para nosotros, en todas las posibilidades que amerita hablar de nosotrxs, como especie, como nación, como región y comuna, como barrio y vecinos. Me aprovecho y pido por una ciudad segura, sosegada, con sus ríos y canales limpios, con inmensos árboles por todas partes, con una ciclovía por el centro de la alameda, con más murales en las calles, más Arte que consumir, más cine de calidad y con Rangers en primera. Con una ciudad que se piense autónoma, sin modelos, ideada en su propia naturaleza, con planes de viabilidad novedosos, distintos; planes medioambientales, ecológicos y sustentables. Para que se concreten todos estos sueños, requiero pedir cercanía, encuentro, unión, reunión y diálogo. Creo que esa es la receta de las mejoras ciudadanas.
Habría que quebrar la política, descomprimirla de su maña de intolerancias y comenzar a inspirar la finalidad de las causas. Ya es como una especie de lema: ponles camisetas y comenzarán a competir. La base de esta frase apunta a la diversidad como bastión de lo colectivo. Se extiende la distancia entre los elementos cuando estos se camisetean, lo que en política se refleja en intransigencias y críticas entre un bando y otro que pierden el norte del bien común, por el ánimo contaminado de la aspiración al poder. Pero alejémonos del vicio político, hay ejemplos donde la particularidad es saludable ante la diversidad, como es el caso de la selección de los estudios superiores.
Abordémoslo de inmediato: los puntajes no siempre son lo que esperamos, pero lo importante es estudiar lo que queremos y hoy tenemos las posibilidades para eso, ya sea por los beneficios económicos que otorga el Estado como la demanda de las ofertas que proponen las Instituciones. Otro anhelo para el año es que se fortalezca la orientación vocacional, la que es un pilar importante en las escuelas para informar sobre admisión a la educación superior, además de cultivar la llama interna de la vocación del alumno. Y vaya que sabemos que la admisión a las escuelas es un problema, sino es cosa de atender las filas casi que con acampada para matricularse a algunos colegios. Eso no puede continuar. Me adhiero a lo que dijo la directora del LAM, el proceso de admisión es nefasto, cuando puede hacerse de manera online.
Bueno, en los resultados para postular a las carreras universitarias se utiliza una positiva competencia, que es a ciegas porque no conocemos a los demás competidores y las separaciones se realizan mediante los puntajes obtenidos los cuales se han democratizado y afinado de buena manera a mi juicio, al incluir porcentajes a ponderar del NEM, que refleja tu historia como estudiante y el Ranking, que refleja la historia de tu establecimiento. Esto hace que en la postulación a una carrera se consideren los puntajes ponderados para ser seleccionados en la lista de ingresos. Es una competencia espontánea, que expresa el estado general de las habilidades estudiantiles.
Mundo Meme dice “No compitas, haz compitas”, avalando la idea del trabajo en equipo que obtiene mejores resultados que aquellos individuales. Tampoco está mal, los papeles de Julia Roberts en los 90´ o en la misma década, los de Claudia di Girolamo en las teleseries de Sabatini, expresan el papel de la mujer independiente, pues claro, la independencia financiera es un merecimiento, sin duda, que refleja esta separación de la diversidad, independiente el género, por lo demás. En esta lógica financiera el otro es una amenaza que puede quitarme el trabajo incluso, por tanto, no me diversifico, sino que me particularizo. El asunto es que presiento que esta particularización va en retirada, y no es porque piense que avanza la lógica china en desmedro de la norteamericana, sino porque el “homo consumidor” se torna un avatar de una virtualidad que en la diversificación encuentra homogeneidad, lo que inspira paradigmas sociales que no buscan la distinción del grupo, sino que el encuentro. Decae la imagen de la ejecutiva Natalia Sotomayor de Oro Verde, aislándose del grupo social, ante la imagen de una red de ejecutivas que en conjunto disfrutan del after office y arreglan sus vidas.
El otro poco a poco, y espero no ser víctima de la esperanza de estos días, se convierte en un similar gracias a la defensa misma de la identidad de cada uno, lo que permite diversificación y con ello colectividad. En la mesa familiar ya no es bicho raro aquel vegano que no come carne, ni aquel no binario que no se identifica con los géneros tradicionalmente impuestos. La diversidad es la que nos ha permitido ser más iguales, y es en esa igualdad donde podemos aprovechar de sostener el diálogo, por ello pido un año de mayor encuentro, mayor armonía social, comunicación y cercanía en el lenguaje hablado y no hablado, de esa forma podremos mejorar nuestro espacio ciudad que como dice un amigo, los talquinos la criticamos mucho, pero en el fondo estamos enamorados de ella, irracionalmente.
Franco Caballero Vásquez