Sin duda que el año 2021 será recordado como uno de los más atípicos vividos en el planeta debido a la pandemia y las consecuencias generadas por las medidas implementadas para frenar su propagación, efectos que impactaron no sólo sobre la condición sanitaria, sino que también sobre la vida personal, familiar, lo social, lo productivo, lo organizacional, el desarrollo tecnológico y, por supuesto, el plano económico.
En este último, una de las variables que comenzó a mostrar comportamientos fuera de lo que normalmente estábamos acostumbrados a ver, fue el alza en el nivel de precios de los bienes y servicios que normalmente consumimos; es así como, a partir de mediados de año, los registros mostraron un incremento del IPC a 12 meses cercano al techo del rango de la autoridad monetaria (equivalente a una variación de 4%), para posteriormente superarlo en cada uno de los meses restantes.
En particular, el último registro del IPC informado por el INE (diciembre) arrojó una variación de la canasta de 0,8% mensual, muy por sobre lo que en general esperaba el mercado (cuyas expectativas rondaban el 0,5%), con lo que la inflación anual del 2021 cerró en un 7,2% (la mayor en los últimos 14 años).
A nivel de productos que componen la canasta, resaltan entre los con mayores incrementos: transporte en bus interurbano, con un alza de 17,6% el mes pasado y de 37% durante todo 2021; le sigue automóvil nuevo con 2,4% mensual y 19,5% anual, paquete turístico con 4,8% y 82,5%, y gasolina 2,4% y 33,7% (mes y año, respectivamente); en el otro extremo, es decir en aquellos productos con caídas en su precio, se encuentran los tomates, vino espumoso y ron, con bajas mensuales de 11%, 7,8% y 5,5%, respectivamente.
Con todo, no debemos olvidar que la inflación es más que una cifra adicional de las estadísticas económicas de un país, esto pues es considerada como un “impuesto regresivo”, lo cual implica que el impacto de su incremento afecta de manera más significativa a los grupos de menores ingresos. Por ello resulta crucial mantener la vista en ella, monitorear y, por sobre todo, prevenir con medidas concretas sus incrementos pues sus efectos golpean de manera directa los bolsillos de las familias, sobre todo de aquellas más vulnerables.
