El triunfo, contra todo pronóstico, de Sebastián Sichel y Gabriel Boric dejó claro tres aspectos. Primero que el peso de la trayectoria política no fue relevante para los votantes; segundo, el electorado optó por la moderación; y tercero, que el comunismo de Daniel Jadue y la derecha de Joaquín Lavín no dieron el ancho con las necesidades y expectativas ciudadanas.
Ninguno de los dos ganadores era candidato para imponerse en sus estructuras políticas, pero hoy lo que ellos representan es un cambio y, por ende, son nuevos liderazgos para el país. Con su propia presencia lograron conectar muy bien con la gente, sus discursos tuvieron los componentes de sentido de realidad y bien común y, se plantearon en perspectiva con los desafíos futuros.
En este nuevo mapa político, los partidos tradicionales perdieron, la UDI, RN, Evópoli y el PC. En tanto, el PS y la DC estuvieron en esta condición desde mucho antes por no tener candidatos o simplemente invisibilizados. Por lo tanto, cuál es el protagonismo que les queda, proclamar prontamente a aquel de su sintonía, porque tanto Sichel que representa a la centroderecha y Boric a la izquierda tendrán que, inevitablemente, salir a buscar los votos y ambos son capaces de aglutinar más hacia el centro.
En este escenario la socialista Paula Narváez no tiene nada que hacer, porque Boric puede ofrecer todo en cuanto al mundo socialista y la centro izquierda y para la decé, Yasna Provoste, tampoco son buenos resultados porque su espacio social cristiano lo acaba de ocupar Sichel.
Ahora, atención a dos elementos.
El primer propósito estratégico será la moderación, especialmente para Boric, quien estará obligado a practicarlo, porque si aparece algún candidato por su sector solo va a poder crecer hacia el centro de la Unidad Constituyente, que hasta el minuto no se advierte cómo lo recibirán después del fracaso de las primarias amplias de la izquierda.
Por su parte, el desafío de Sichel será unir a Chile Vamos en torno a su figura de independiente y, por cierto, ensanchar su candidatura con la clase media menos ideologizada.
El segundo, que el campo de batalla electoral para el próximo 21 de noviembre será el centro. Mientras más allendista se ponga Boric y más se parezca a Jadue mejor para Sichel; mientras más se acorrale a Sichel que es un candidato de los empresarios y de los políticos que intentan no perder influencia ni poder mejor para Boric.
Finalmente, bien por los más de tres millones de votos del domingo pasado, que superaron a las del 2013 y 2017 en que Bachelet y Piñera obtuvieron las primeras mayorías y se convierten en las de mayor participación, además superaron el 20% y la convocatoria de la segunda vuelta de gobernadores regionales. Desde este domingo todos se sienten satisfechos.