El fútbol bien jugado individual y colectivamente depende de diversos factores y también de muchas horas de trabajo. No obstante, la tarea de elegir o contar en nuestras filas con jugadores con aptitudes físicas y mentales apropiadas, le facilita la tarea a cualquier director técnico .
No solo basta con saber golpear un balón; el fútbol es mucho más complejo que eso. Cualidades como la «anticipación» al movimiento del rival, en donde se necesita un rápido análisis de las intenciones de un adversario, requieren de un proceso cognitivo que no siempre los deportistas tienen.
Otro ejemplo de lo que estamos hablando, se observa cuando le pedimos a alguno de nuestros jugadores que «marquen un pase » (correr a un lugar de la cancha buscando la llegada del balón). En este caso se debe buscar una dirección y un espacio para salir jugando o atacar, lo que generalmente escasea incluso en los equipos de élite. Y así podríamos hablar de muchas otras situaciones en donde constatamos que no todos los deportistas juegan de forma inteligente y solo operan en un ámbito básico y predecible.
Cuando nos topamos con un «techo mental» de un deportista, estamos señalando que hay un límite para las posibilidades de juego que tiene un dirigido. Un punto en donde ya no le podemos pedir mucho más, y no porque no quiera hacerlo, sino porque su inteligencia deportiva no se lo permite.
Es aquí entonces donde los deportistas inteligentes marcan muchas diferencias y usualmente se les denomina como «jugadores diferentes». Y este no es un tema de estatura, fuerza e incluso velocidad. Conocemos casos de futbolista muy bajos, pero que hacen ver muy mal a cualquiera.
En definitiva, elegir a jugadores pensantes y criteroosis, dejando fuera a aquellos impulsivos, inseguros y poco aplicados, es el mejor criterio para tener buenos resultados y cumplir con nuestros objetivos de ganar partidos y campeonatos .
En el fútbol pagamos una entrada porque tenemos una expectativa, siempre esperamos algún momento de magia durante el encuentro, pero cuando no hay sombrero ni conejo que desaparezca, nos vamos un poco decepcionados
Un servidor
Ricardo Moya Sánchez
Profesor de Educación Cívica
Licenciado en Educación
Técnico de fútbol amateur