El Presidente Boric ha convocado, para este lunes 5 de febrero, una sesión del Consejo de Seguridad Nacional, con el propósito de “recibir comentarios y aportes acerca de la mejor forma de implementación del proyecto de infraestructura crítica, que actualmente está en tramitación en el Congreso Nacional y que nos permitirá contar con dotación militar en lugares críticos donde hay que reforzar la acción de las policías”.
¿Cuántas veces se le pidió, públicamente, que lo hiciera? ¿Cuántas más se le debe haber pedido eso mismo, privadamente? Recuerdo que en diciembre, mes en que la situación de inseguridad, delincuencia desatada y temor ciudadano se hacía casi insostenible, numerosos parlamentarios, no sólo opositores, le solicitaron que convocara a este Consejo. Pero él, con esa olímpica suficiencia que otorga su alto cargo, desechó la petición, seguramente recordando que, hace unos 4 años, ante la posible convocatoria a ese mismo Consejo por parte del Presidente Piñera, señalaba: “¿Por qué involucrar a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas en un conflicto que es social y político?” Hoy, cuando es él quien convoca, ¿alguien duda que la situación de extrema inseguridad actual es una cuestión no tan simplemente jurídica, sino social y política?
El Presidente estuvo de vacaciones en enero. Y luego, ya de regreso al trabajo y en gira por el sur, dedicó su valioso tiempo a hablar (no inaugurar) caletas pesqueras con perspectiva de género, criticar a la prensa y opinar de la contingencia internacional, temas que le “ocupan y no sólo preocupan”, demostrando una absoluta desconexión del sentir ciudadano. Y en ese contexto, el Mandatario ha señalado que no minimiza ni un segundo la sensación de inseguridad. Dice también que no sólo se preocupa, sino que se ocupa de estos temas. Y, termina diciendo que decidió instituir un Gabinete Especial de Seguridad.
Veamos primero aquello de “ni un segundo”. El Pimer Mandatario se demoró más de un mes, si contamos el lapso desde que un socialista (no un republicano, ni algún opositor), el senador Juan Luis Castro, pedía públicamente esta convocatoria, hasta que el jueves recién pasado lo hizo. En el lapso desde la petición hasta la citación al Consejo, más de 50 homicidios fueron cometidos en el país. No afirmo que la sola convocatoria tuviera la virtud de detener el medio centenar de asesinatos. Pero tal vez tres. O dos. O uno, quizás, se podría haber evitado si, tras la reunión, se adoptaran medidas para hacer realidad la mano dura que anhelan los chilenos. Respecto del “ocuparse y no sólo preocuparse”, aparte de ser una frase ingeniosa bastante repetida, el Presidente insiste en calificar la crisis delictual como una “sensación de inseguridad”, con lo cual pareciera intentar llevar el asunto al plano subjetivo de las percepciones, más que al horror, objetivo, de cadáveres esparcidos por la calle o amarrados de pies y manos, yaciendo en algún sitio eriazo. Eso, el Lector lo siente y lo sabe, no es meramente una “sensación”. Es una realidad. Por último, cuando nos comunica su intención de crear un Gabinete Especial de Seguridad, no podemos dejar de recordar los numerosos comités, mesas de trabajo, grupos especializados y comisiones ad-hoc que han sido establecidas estos últimos dos años, y de cuyos resultados, poco sabemos. No olvidemos que también creó un Gabinete Pro Crecimiento y Empleo. Y las cifras de producción de bienes (-3,2%), del comercio (-3,8%) y desempleo (8,5%) parecieran no haberse enterado, situando a Chile como la tercera economía de peor desempeño, después de Argentina y Haití en 2023. No quiero imaginar que vaya a pasar algo semejante con este nuevo Gabinete Especial que conformará nuestro Jefe de Estado.
Mañana Gabriel Boric se reunirá con los jefes de las Fuerzas Armadas, que tanto criticó durante su paso por la Universidad y el Congreso. También estará presente el Director General de Carabineros, que fue objeto de sus furibundas críticas y amenazas de refundación. Le acompañarán, también, los titulares de los otros Poderes del Estado y la Contralora. La convocatoria de fondo es meditar qué se puede hacer frente a la delincuencia desatada y la inseguridad innegable que nos afecta. No obstante, para quien encabeza un gobierno que ha indultado delincuentes o les ha otorgado pensiones de gracia y que ha acusado injustamente a varias de las instituciones allí representadas, le será muy difícil conseguir, ahora, lo que renegó durante tanto tiempo. Sin embargo, más vale tarde que nunca.
Juan Carlos Pérez de La Maza
Licenciado en Historia
Egresado de Derecho