“Si este país quiere realmente alcanzar el desarrollo tiene que basarse en la colaboración, no en la competencia, en los proyectos colectivos”, señaló el ministro de Ciencia, Flavio Salazar. Comparto esta mirada y agrego que la diversidad de tipos de institución (universidades públicas, privadas, gobierno y empresas) permite realmente lograr variedad de iniciativas, algunas convergentes, distintas, y no por ello excluyentes entre sí. ¿Cómo es actualmente la realidad en términos de investigación y desarrollo (I+D) en Chile?
Un estudio realizado por Acción Educar reveló que entre 2012 y 2020 las instituciones estatales aumentaron en 118% el número de publicaciones científicas indexadas por año, mientras que las instituciones privadas registraron un aumento de 309%, pasando de generar 1.575 en 2012 a 6.441 en 2020; las del G9, de 5.692 a 10.687; y las estatales, de 5.076 a 11.046 en los mismos respectivos años. No sólo en publicaciones han crecido las universidades privadas. Entre 2012 y 2020 tuvieron un incremento de un 202% en cantidad de JCE (jornadas completas equivalentes) con doctorados, el doble que las universidades estatales y cuatro veces el de las del G9.
Las universidades privadas somos actores relevantes en el ecosistema de ciencia: diversificamos las áreas y temáticas, tenemos participación regional, además de la incorporar a doctores que inician su carrera en nuestras instituciones y que encuentran en ellas un espacio de desarrollo. Mucho del avance científico actual del país es gracias a universidades jóvenes que entienden el rol y la importancia de la generación de conocimiento para el desarrollo del país.
Dr. Iván Suazo
Vicerrector de Investigación y Doctorados
Universidad Autónoma de Chile