
¿Cuál es el contexto?
En los últimos años, la industria de la cereza experimentó un crecimiento explosivo, especialmente a partir de 2013, cuando la superficie plantada de este frutal era de 16 mil 250 hectáreas, mientras que para 2020 ya se contabilizaban más de 39 mil 500 hectáreas, estimándose que en 2024 se habría alcanzado unas 70 mil 500.
¿Cuál es la visión de un experto?
El economista agrario de INIA Quilamapu, Jorge González, explicó que este incremento nacional de superficie permitió que las exportaciones de cereza fresca generaran más de 3 mil millones de dólares en la temporada 2023/24, con envíos superiores a las 410 mil toneladas. Sin embargo, sostuvo que este rápido crecimiento ha tenido consecuencias negativas en los precios de la fruta, lo que ha representado para la actual temporada una caída del 50 % respecto de la temporada anterior.
¿Era esperable este fenómeno?
González confirmó que la caída de precios era un fenómeno esperado, debido al exceso de oferta. “El aumento sostenido de la superficie cultivada ha generado una presión de oferta que supera la capacidad de la demanda, lo que inevitablemente lleva a una caída de precios”, señaló.
¿Qué otros aspectos influyeron?
El economista agrario mencionó que existen varios factores que han agravado la situación, entre ellos, destacó la excesiva concentración de exportaciones a China, que representan el 88 % del tonelaje y el 91 % del valor de las cerezas exportadas desde Chile entre 2022 y 2024.
“China es un monopsonio dominante y riesgoso para la estabilidad de la cereza chilena”, enfatizó.
A este escenario ya complejo, Jorge González agregó otro factor relevante como la falta de diversificación de mercados, lo que “ha dejado a la industria chilena vulnerable a los altibajos de la economía china, además de problemas internos, como la escasa planificación estratégica del crecimiento de los huertos, lo que ha generado una oferta excesiva sin una adecuada prevención de sus efectos futuros”.
¿Cuáles son las estrategias para afrontar la crisis?
Ante este panorama, el economista agrario sugirió varias medidas que podrían ayudar a mitigar los efectos negativos de la crisis. En primer lugar, destacó la necesidad de diversificar los destinos de exportación, buscando nuevos mercados, y mejorar la calidad y el calibre de la fruta.
También recomendó mejorar las capacidades regionales de monitoreo y realizar análisis preventivos de mercados, mejorar las prácticas agronómicas y aumentar la eficiencia económica de producción con control y cálculo de costos, para lo cual, instituciones como INIA poseen herramientas de cálculo y análisis económico, disponibles.
Jorge González señaló que aún queda temporada para hacer el balance definitivo de 2024/25, pero que, a pesar de que hay indicios de recuperación de precios, advirtiendo que “difícilmente se retomará el nivel de precios de temporadas anteriores. Eso, no implica que en Ñuble habrá rentabilidades negativas, pero muy probablemente serán bajo las expectativas… hay que evaluar y estar alertas”.