No hay que ir muy lejos de la Plaza de Armas de Talca para encontrar un basural o vertedero clandestino. Viajando por la Alameda, hacia el río Claro, hay que tomar la Circunvalación Norte y llegar poco antes del canal Baeza, cerca de la calle 19 Norte.
Allí existe un mirador que debería ofrecer vistas espectaculares del río Claro para los vecinos, pero que actualmente muestra una gran extensión de desechos que van desde neumáticos, electrodomésticos y muchas prendas de ropa.
Ese es uno de los numerosos puntos que están catalogados como focos de insalubridad y que provocan gran molestia a los vecinos. De hecho, la gran mayoría está en la periferia de Talca, en particular, cuando se trata de escombros de materiales de construcción.
Los residentes coinciden en que, cuando se trata de escombros, quienes llegan a arrojar los desechos son vehículos o carretones tirados por caballos. Muchos de ellos cobran por cargar, trasladar y deshacerse de los restos de demoliciones urbanas.
El concejal por Talca, Hernán Astaburuaga, es quien preside la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Municipal. Según explica, la labor que realiza la municipalidad ha permitido mitigar -en cierta manera- esta problemática donde, advierte, la ciudadanía tiene un rol clave y mucho qué hacer para terminar con estas malas prácticas.
Por ello, valoró que se instalen contenedores de gran tamaño y se coordine con los vecinos para que depositen allí sus desechos tecnológicos o de mayor tamaño, como electrodomésticos o colchones. Advierte que, si esta medida no está complementada con otras labores, se ve superada por la rapidez con que la gente vuelve a utilizar los sitios eriazos para arrojar todo tipo de desperdicios.
“Es una discusión que hemos dado en la comisión a partir de algunos casos emblemáticos, como el vertedero clandestino que se ubicad en el sector de Las Tinajas, donde existe un humedal respecto al cual estamos solicitando que se le reconozca oficialmente y se proteja la zona. Ahora bien, es verdad que han proliferado estos vertederos o basurales clandestinos, donde es la misma gente la que ocupa cualquier sitio eriazo o bienes nacionales de uso público para estos efectos, depositando ropa, basura o desechos voluminosos”, comentó.
Astaburuaga subrayó que “para el municipio es una tarea permanente hacer retiro de estos basurales Esto se hace por parte del equipo de Medio Ambiente, pero es a una velocidad que no logra el efecto que uno quisiera, porque la gente es más rápida en volver a arrojar sus desechos. Además, tampoco se le complementa con otras medidas que deben ir a continuación de una limpieza a fondo de un basural”.
En este sentido, el concejal propuso una serie de medidas encadenadas para afrontar estos focos. “Primero, necesitamos realizar una campaña entre la ciudadanía para que se involucre en la limpieza y, luego, pueda ayudar a proteger estos espacios. Después, se hace necesario disponer vigilancia de manera presencial o vía el uso de tecnología, como puede ser un dron, para vigilar los sitios y registrar a quienes llevan los escombros”, señaló.
Astaburuaga planteó que, en paralelo, es necesito también disponer un cierre efectivo de aquellos bienes nacionales de uso público que son utilizados como vertederos clandestinos, al menos, cuando no se perjudique a terceras personas.
“No contamos con una estrategia que, primero, pase por levantar estos basurales; luego, sancionar a quienes arrojan desechos sin autorización; peo también educando a los ciudadanos para que valoren y cuiden sus entornos inmediatos. Todo esto es cuestión de coordinación entre departamentos municipales”, afirmo.
Por ahora, el llamado es a los ciudadanos para utilizar los puntos limpios que dispone el municipio para depositar desechos voluminosos y estar atentos a las campañas de reciclaje. Todo esto, entendiendo que los vecinos tiene que ser protagonistas del derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
“Soluciones existen. Ahora lo que se requiere es liderazgo, la capacidad y el ingenio para implementar estas medidas, disponiendo los recursos que sean necesarios. La idea es afrontar la temática y no dejar que las cosas pasen hasta que ya sean insoportables para los vecinos. Porque así todos ayudamos a tener una mejor ciudad”, destacó Astaburuaga.