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REPORTAJE: Del hospital “El Lavadero” al hospital “Villa Baviera”

El cronista comenta el libro “Del hospital El Lavadero al hospital Villa Baviera. Reconstrucción historiográfica del Hospital de Colonia Dignidad”, publicado por Editorial LOM (por Gabriel Rodríguez, periodista y escritor)

Colonia Dignidad se ha convertido en un tema de investigaciones, películas, novelas y constantes nuevos descubrimientos relacionados con su estructura defensiva como secta hermética y armada donde se vivió un horror difícil de describir.

Evelyn Hevia Jordán, psicóloga, al publicar esta tesis doctoral, nos ha entregado la más completa investigación sobre el soporte clave y la fachada que permitió a este experimento de esclavitud y lavado de cerebros mantenerse en la más completa impunidad por más de 40 años.

A pesar de sus múltiples aberraciones e ilegalidades, desde 1961 hasta 1997 no hubo poder ni gobierno que enfrentara la secta de Paul Schäfer, al contrario, para muchos políticos y gobiernos fue una “granja modelo”, con un Hospital ilegal, pero que atendía dos veces a la semana a los campesinos del sector.

Nunca se investigó a fondo lo que se ocultaba detrás de la mascarada de la beneficencia, ni las fugas que cada cierto tiempo protagonizaban algunos colonos denunciando la dictadura interna y los abusos de todo tipo que se vivían en su interior.

La pobreza del Chile de los años 60 permite comprender muchos de los fenómenos políticos de la época. Con un sistema de salud incapaz de llegar a los sectores alejados de las ciudades, sumado al aislamiento de la zona pre cordillerana donde se encuentra el enclave Colonia Dignidad, permite explicar por qué cualquier ayuda para enfrentar los frecuentes problemas de salud de la población fue tan apreciada en esos años.

Durante años, Hartmut Hopp fue director del hospital.

El hospital “El Lavadero”

Con una población interna de unas 300 personas, malos caminos y la política de aislamiento desarrollada por Paul Schäfery sus cómplices, la necesidad de atención médica por accidentes o enfermedades hace necesario establecer un lugar donde la doctora Gisela Sewald, titulada en Alemania, pero sin convalidar su título en Chile, pudiera atender estos casos.

Evelyn Hevia menciona también un accidente del líder supremo Paul Schäfer en 1963 que lo obliga a mantener reposo por largo tiempo. Surge así el hospital “El Lavadero”, nombre del fundo de 3 mil hectáreas que fue el que adquirieron cuando los colonos viajaron a Chile.

Lenta y muy controladamente los jerarcas permiten que algunos enfermos o víctimas de accidentes menores sean atendidos dos días a la semana en el naciente hospital. La Dra. Sewald, que la prensa denominará la “Doctora Muerte” años después, era auxiliada por un par de enfermeras y colonas alemanas asignadas al hospital.

“El último trimestre de 1963 marcó el inicio de las primeras atenciones médicas del Hospital ‘El Lavadero’ a sus vecinos chilenos y en conocimiento de las autoridades. La inauguración se llevó a cabo en mayo de 1965, a pesar de que no contaba con los permisos sanitarios correspondientes… Así, ni el hospital ni su única doctora estaban autorizados para ejercer, pero aun así se trataba de un establecimiento que rápidamente comenzaba a hacerse conocido en la zona”, afirma la autora.

Desde 1966 en adelante, periódicos informes de un fiscalizador sanitario advertirán al Servicio de Salud del Maule, que dicho hospital carecía de autorización y ninguno de sus funcionarios poseía títulos reconocidos en Chile.

Ese mismo año se produjeron dos fugas que provocaron gran impacto en la prensa de la época, la de Wolfgang Müller que denunció los abusos sexuales de Schäfer y de Wilhelmine Lindemann quien estuvo unos días refugiada en la casa del Intendente de Linares Héctor Taricco.

Ambas fugas demostraron el enorme poder que tenía Colonia Dignidad al conseguir que los dos fugados fueran devueltos al enclave y no se iniciaran investigaciones en su contra. Tiempo después tras una nueva fuga Müller terminó encarcelado en Parral. Finalmente, ambos lograron volver a Alemania.

En 1968 por petición de Hermann Schmidt, presidente de Colonia Dignidad, el Senado destituyó al intendente Taricco y al Gobernador de Parral Claudio Fuentes. Ambos, junto al senador Patricio Aylwin merecen ser reconocidos como casi las únicas autoridades de la época que enfrentaron la prepotencia y los delitos del enclave alemán.

Frontis del Hospital de Colonia Dignidad.

Crímenes en el hospital

Esta investigación nos vuelve a enfrentar a los múltiples delitos que se ejecutaron en el recinto. Es muy posible que no sean todos por cuanto el aislamiento, el miedo, la impunidad aún mantengan en el silencio otras situaciones sobre las cuales hay sospechas, pero no antecedentes judiciales concluyentes.

El régimen de terror interno impuesto por Schäfer y sus más cercanos incluyó casi desde el inicio la separación de los niños de sus padres. Luego las brutales golpizas que el líder ordenaba a quienes desobedecían las reglas internas. Muchos de los castigados terminaban en el hospital donde seguían sometidos a torturas que incluían electroshock y la ingestión obligada de psicofármacos, a veces durante meses y años.

Los testimonios de las mujeres denuncian el sometimiento a extrañas operaciones cuyo objetivo nunca fue revelado.

Normalmente Schäfer enviaba al hospital a los niños y jóvenes que debían ser sometidos a electroshock y fármacos cuyas secuelas han afectado la salud de todos ellos.

También en el hospital fue asesinado el agente de la DINA Miguel Becerra a quien se le envenenó y cuyo cadáver fue trasladado a un camino secundario de la comuna de Linares y abandonado en su vehículo. Por este crimen Schäfer fue condenado a siete años, que se sumaron a las otras condenas por sus múltiples delitos.

A esto se suman el secuestro y adopción fraudulenta de una veintena de niños que fueron esclavizados y sufrieron las agresiones sexuales del Tío Permanente.

Algunos de ellos han podido reencontrar a sus padres y hermanos después de la captura de Schäfer en Buenos Aires.

Pinochet con Paul Schafer.

El cierre definitivo

La caída de Colonia Dignidad se inició en 1997 cuando el juzgado de Parral acoge las denuncias de una veintena de niños y sus familias que denuncian las violaciones y abusos sexuales de Schäfer.

Al no presentarse al Tribunal, Schäfer se esconde en un búnker al interior del inmenso fundo y posteriormente huye a Argentina con un séquito de incondicionales.

El hospital fue clausurado por el Servicio de Salud del Maule, pero la Corte Suprema ordeno su reapertura. Todo esto provocó llamativas movilizaciones de los colonos y hasta supuestas huelgas de hambre que nunca lograron credibilidad.

Cuando Schäfer huyó el vocero de la Colonia y heredero de su autoridad fue Hartmut Hopp, uno de los pocos colonos que logró estudiar. Durante años fue director del hospital. Fue encarcelado un breve tiempo por su complicidad en los delitos de Schäfer, pero cuando consiguió la libertad provisional logró huir del país y vive en total impunidad en Alemania.

Finalmente, por iniciativa del Seremi de Salud de la época, Gerardo Herrera, el hospital fue cerrado el 2 de agosto de 2005 poniendo fin a una historia de abusos, torturas, secuestros y crímenes de un lugar destinado a salvar vidas. Tuve la suerte de acompañar como periodista ese momento.

Actualmente el edificio del hospital se ha convertido en un lugar de larga estadía para adultos mayores y una Posta Rural dependiente del Ministerio de Salud.

Una investigación sólida y completa que aporta información clave para comprender la impunidad que rodeó por más de 40 años al experimento totalitario y criminal de Colonia Dignidad.

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