Desde mediados de enero, el acceso principal de la Villa Bicentenario, al oriente de Talca, es una parada fija para quienes buscan un lugar donde desayunar, almorzar o cenar y que, probablemente, no cuentan con mucho tiempo para esperar.
Se trata de un espacio ocupado por food truck y que de a poco ha ido atrayendo a un importante número de amantes de la comida rápida.
A un costado de la vía de entrada al sector, uno al lado de otro y con un par de mesas en el frontis están instalados de manera permanente 11 carros de venta de comida rápida para recibir a los comensales desde las 7:00 de la mañana.
La primera en abrir su negocio es la señora Marisol Vidal. La razón de ser la más madrugadora del grupo de comerciantes es que a primera hora de la mañana ya tiene sobre la parrilla churrascas para los trabajadores que van llegando al sector. Conforme avanza el día, se amplía la carta con opciones como completos o papas fritas.
A partir de las 6:00 de la tarde aproximadamente, abre el resto de los carros y con ellos un paraíso de la comida rápida, porque si algo los caracteriza es que entre la decena de negocios todos ofrecen platos con un sello que los distingue entre sí. Además, los clientes tienen a su disposición tres locales de comida rápida venezolana y uno que incluye sazón mexicana.
Otro factor que aumenta la concurrencia a los food truck en la entrada de la villa es que trabajan en horario extendido hasta la 1:00 de la madrugada, distinto a la mayoría de los restaurantes ubicados en el centro de la ciudad.
Para Abner Favela, dueño de uno de los food truck, trabajar en horario nocturno era un elemento importante a la hora de emprender.
“Llegué a Chile en 2016 (desde México) y me daba cuenta de que, a diferencia del lugar de donde vengo que todo funciona las 24 horas, llegar aquí y encontrar todo cerrado en la noche es como un poco frustrante. Y ahora tenemos un lugar donde poder comer y abierto para comprar y llevar”, explica.
CONSOLIDACIÓN
Antes de estar en la entrada de la Villa Bicentenario, los mismos comerciantes trabajaban en la calle 22 Oriente entre 20 y 21 Norte, pero fueron reubicados porque ocupaban un espacio donde sería construida una ciclovía.
Actualmente, están gestionando los permisos ante la municipalidad de Talca para continuar la actividad comercial en el sector sin inconvenientes.
Con este fin conformaron una agrupación de comerciantes presidida por Favela y con Vidal como secretaria. Los trámites para el uso del espacio aún están en proceso, pero ellos aseguran tener toda la disposición de cooperar en lo que sea necesario.
Lo único que piden al municipio, dijo Favela, es “libertad para trabajar” cumpliendo con las normativas. De hecho, los propios locatarios se han encargado de invertir en la adecuación de la calle, de proveer de electricidad cada local a través de generadores y de costear vigilancia propia.
Por otra parte, el buen servicio que ofrecen y la variedad de la carta los ha ido encaminando hacia la meta de convertirse en un punto gastronómico de referencia en la comuna.
Tal como lo indican los propietarios de los carros de comida, hasta ahora los clientes son muy variados, pues acuden los propios habitantes de villa -que ha tenido un crecimiento exponencial los últimos años- y también son frecuentes visitantes los trabajadores de otros sectores de Talca, personas que van a realizar trámites e, incluso, los viajeros que entran momentáneamente a Talca solo para comer.
RENTABILIDAD
La instalación de tantos food truck en la villa no es precisamente una moda a la que ellos se han sumado recientemente. Los cocineros más antiguos emprendieron con sus negocios hace dos o tres años. Vidal es una de las que más tiempo acumula dedicándose a este rubro y de a poco se fueron sumando más interesados.
Hoy cuando muchas empresas medianas y pequeñas han quebrado debido a las limitaciones impuestas por la pandemia, quienes invirtieron en food truck se esfuerzan por mantener a flote el negocio y hasta ahora los números son favorecedores.
Solo entre enero y febrero debido a las vacaciones, según indica Vidal, las ventas han bajado, pero no hasta el punto de generar pérdidas.
HABLAN LOS CLIENTES
Víctor Riffo es una de las personas que ya tiene al pequeño boulevard de la Villa Bicentenario como referente para comer.
“Me parece estupendo. Lo encuentro bien, para que así la gente tenga un lugar al aire libre para comer. Antes, solo estaban los puestos de la 5 Oriente. Nosotros venimos de otro sector de Talca, pero ya sabemos que aquí está la picá”, califica Riffo.
Para Francisca Lazo, otra comensal, el concepto de los food truck le parece un poco más seguro en tiempos pandémicos.
“Ahora como todavía siguen los contagios es bueno contar con lugares así al aire libre. Igual hay que seguir tomando las precauciones, pero creo que es un poco mejor estar así al aire libre”, afirma la cliente.
PROYECCIONES
Una vez conseguida la autorización formal del municipio, los comerciantes aspiran mejorar las condiciones del espacio donde están ubicados con la pavimentación de la calle y la instalación de una carpa que cubra de manera uniforme todos los carros, para que así los clientes se sientan más cómodos.
Por otro lado, para atraer más clientes pretenden organizar una vez al mes un evento que incluya show musical y promociones de comida, similar a la actividad que realizaron para reinaugurar el sitio donde trabajan desde mediados de enero.
TESTIMONIOS
“Yo trabajaba en una peluquería”
Abner Favela, comerciante: “Mi motivación fue más que todo por la pandemia. Yo trabajaba en una peluquería y esas fueron las primeras en cerrar, porque no eran de primera necesidad, así que buscando la manera de llevar la comida a la casa comenzamos con esto. Además, me gusta la cocina”.
“Antes solo vendía empanadas”
Marisol Vidal, comerciante: “Siempre me ha gustado trabajar con comida. Antes, solo vendía empanadas. Además, soy usuaria del FOSIS y un día dije que, quizás, podría vender churrascas, porque la venta de empanadas es bien variable. Ahí me motivé a trabajar con esto, porque trabajo todos los días y es sustento para mi familia”.