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REPORTAJE: La difícil movilidad en la “ciudad del trueno”

Un estudio definió que el principal problema a solucionar en cuanto a movilidad es la “congestión vehicular en horarios punta”. Un representante de la locomoción colectiva, una ciclista y un ciudadano que se mueve en vehículo, analizan los problemas viales de una ciudad que crece sin freno (por Rodrigo Contreras Vergara)

La congestión en Talca no será igual a la de Santiago, pero los talquinos la perciben como un problema complejo.

Seamos justos. La culpa no es de los retiros del 10 por ciento. Sí, quizás puede ser la expresión más evidente de las políticas de rescate social en tiempos de pandemia. Porque las cuentas para llegar a fin de mes siempre son entre cuatro paredes. Es decir, puede que, efectivamente, buena parte de los retiros hayan ido a parar a la cuota del auto, pero de ahí a apuntar a esa liquidez de efectivo como el culpable de los tacos y sus consecuencias…bueno…es un poco ingenuo. Fundamentalmente porque se trata de un problema de varias aristas, que se venía evidenciando mucho antes que llegara la pandemia. Pero, de que hay más autos circulando que antes del 2020, es evidente. Y sin ser un argumento nuevo, sigue apareciendo cuando se intenta una explicación sobre los problemas de movilización, especialmente cuando los escolares vuelven a la presencialidad o la lluvia, menos habitual y más intensa, se deja caer en la capital regional.

Tal vez porque Talca o los talquinos no estaban acostumbrados. O por la añoranza de que el monstruo está en la capital y nosotros, gentiles provincianos, gozamos de una idílica calidad de vida. Pero el monstruo se ha encargado de traspasar sus problemas y miedos, expandiendo los “nudos” del sistema. Somos más y mejores. Somos modernos y tecnológicos. Somos una serpiente hambrienta en hora punta.

ESTUDIO

Y todo tema relevante amerita una encuesta. Entonces, de manera colaborativa, los centros de estudios Episteme (s) y Contextus, realizan la “Primera encuesta de movilidad urbana en la comuna de Talca”. 250 consultas telefónicas que arrojan resultados diversos, confirmando algunas ideas y arrojando luces sobre otras.

Por ejemplo, se concluye que los medios más utilizados son el auto propio (28%), colectivo (26%) y microbuses (22%). ¿Y la bicicleta? La fiel bici se queda con el quinto lugar y un 8%, detrás del taxi y las aplicaciones (12%). También que, respecto al transporte público, el 92% manifiesta que se ha visto afectado durante la pandemia, principalmente por la “poca frecuencia”.

¿Cuánto demora usted en movilizarse en Talca? Según la enucesta, un 46% utiliza entre 30 minutos y 1 hora en trasladarse en el día, mientras que un 27,2% ocupa de 1 a 2 horas. ¿Y cuáles serían los principales problemas a resolver? El estudio define tres prioridades: “Congestión vehicular en horarios punta”, “Estado de las calles” y “Frecuencia del transporte público”.

La nota promedio que los talquinos le ponen al transporte público es “Regular” (51,2%), seguido de “Malo” (30,8%) y “Muy malo” (12,8%).

En cuanto a soluciones para mejorar los tiempos de desplazamientos, la ciudadanía prioriza los incentivos de gobierno o municipio para potenciar medios de trasportes alternativos (30%), restricción vehicular de lunes a viernes (29%), solo tránsito de colectivos por las calles 1 y 2 Norte (20%), y construir más y mejores ciclovías (16%).

MENOS CHOFERES, MÁS AUTOS

Juan Bravo, jefe de movilización de Sotratal, estima que desde el 2020 el número de conductores ha bajado en un 60 por ciento.

Esas son estadísticas, números y porcentajes. Pero qué dice, con nombre y apellido, el ciudadano, el ciclista, el representante del gremio de microbuses.

Juan Bravo, jefe de movilización de Sotratal, gremio que agrupa a cuatro líneas de micros en Talca (1, 2, 3 y 6), comparte la crítica de que la conectividad en la ciudad no es buena, apremiada por la línea férrea. A eso suma el aumento del parque automotriz que, calcula, debe andar en el 50 por ciento durante la pandemia, motivado, claro, por el retiro desde las AFP. En cuanto a los “tacos”, asegura que en buena parte se deben a la imprudencia de los vehículos particulares que no respetan los tiempos de los semáforos, obstaculizando los cruces de las calles.

Bravo se hace cargo de la dificultad para encontrar choferes, también en un contexto de pandemia, un problema que ha redundado en la frecuencia de las micros. Después de una cuentas rápidas, estima que desde el 2020 el número de conductores ha bajado en un 60 por ciento. Así y todo, argumenta que logran prestar un servio “más o menos regular”.

Si bien es oriundo de San Javier, Juan Bravo ya lleva 50 años en Talca. Le reconoce ser una ciudad “bonita”. “El alcalde se ha preocupado de varios temas…el problema es la conectividad, si fuera mejor sería espectacular”.

NADA COMPARADO CON SANTIAGO

Carlos Chacano vivió más de 40 años en Santiago. Por eso no se complica tanto con la congestión talquina, aunque reconoce ciertas complejidades.

Carlos Chacano lleva solo un año en Talca. Viene de Santiago y, obviamente, las comparaciones son inevitables. Nada se parece a la congestión de la capital, con tacos en todo momento, no solamente en las horas “peak”. Acá le han tocado algunas aglomeraciones, pero solo en horas punta.

Trabaja como chofer en un servicio público y ya conoce los secretos para hacerle el quite a la congestión. Además, reconoce, el sistema de calles definidas de norte a sur y de oriente a poniente, le ha facilitado movilizarse sin grandes contratiempos.

Identifica la 10 Oriente con Alameda como un punto complejo. Pero, insiste, ya sabe cómo hacerle el quite. Y cuando se llega a topar con un taco, piensa en la congestión de Santiago y se relaja.

SIEMPRE EN BICICLETA

Pese a haber sufrido un par de accidentes en su bicicleta, Ester Hernández no la dejaría de usar.

Ester Hernández lleva más de 25 años andando en bicicleta. Y aunque se ha accidentado un par de veces, no la dejaría. Hace 18 años que vende dulces y bebidas afuera del colegio José Abelardo Núñez, en la 1 Sur con 13 Oriente. Le tiene un enorme cariño a los niños que diariamente le compran sus productos. Una de las pocas veces que no pudo ir a trabajar, un niño se le acercó al día siguiente y, muy serio, le dijo: “Usted qué se cree…me dejó sin colación”. Ester se ríe al recordarlo.

Con tantos años arriba de la bici, reconoce que hoy es un poco más fácil andar sobre dos ruedas, solo un poco, porque se mantienen algunos problemas. El principal, que “falta respetar más al ciclista”. Vive en la población San Luis. Es un trayecto largo hasta el colegio. Una micro la dejó toda mojada en la Avenida San Miguel al pasar demasiado cerca de un charco. Asegura que el conductor lo hizo a propósito. Aplaude la creación de ciclovías, especialmente la que llega al Cementerio Municipal, muy bien señalizada. Pero en otras, como la de la 1 Sur hacia la 16 Oriente, que utiliza con frecuencia, sacaron una señalización que advertía del cruce de ciclistas. Otros detalles, acota, son que la ciclovía se cambia de vereda o que el recorrido no sea parejo posibilitando accidentes.

Y de accidentes sabe. Una vez, cargada como siempre con sus productos, la bicicleta se resbaló debido a una arenilla que habitualmente se junta en la calle, y se cayó quebrándose un brazo. También un camión se le acercó mucho y la botó. Pero no deja la bici.

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