Pasan las horas y los días, acedando las fiestas de fin de año. Pero existen tres familias en Talca que no celebrarán Navidad y tampoco Año Nuevo, simplemente, porque les falta uno de los suyos. Se trata de los seis casos de homicidios que se registraron entre octubre y noviembre, de los cuales, al menos dos tienen imputados formalizados, pero solo uno en prisión preventiva.
El primero ocurrió a mediados de octubre, cuando se realizaban tres fiestas en un centro de eventos ubicado en la Alameda. En una de ellas, con música estilo urbano, se registro un empujón en medio del baile desenfrenado. Ello derivó que sujetos amigos del novio de la mujer que recibió el golpe, atacaran en grupo al aparente agresor, para luego sacarlo del local en plena madrugada.
Luego, esta persona fue hasta su auto y allí habría extraído un arma de fuego, con la cual volvió al local y se encontró en la puerta con uno de los individuos que lo golpeó, a quien le disparó en las piernas. En medio del alboroto, la pareja de la mujer que recibió el empujón también salió a la calle, fue hacia su auto y allí tomó un arma de fuego automática, con la cual enfrentó a balazos a su oponente.
La víctima finalmente cae al suelo y es objeto de una decena de lesiones de proyectiles balísticos, para luego fallecer camino al hospital de Talca. Los detectives de la PDI de Talca dicen que el autor de este asesinato está plenamente identificado y con orden de detención judicial vigente, pero que se habría ocultado en Santiago, donde fue encargado a unidades especializadas. Por ello, se habla que su captura sería inminente, pero nada ha ocurrido en más de un mes.
Luego, el segundo hecho es la muerte de Isaías Oróstica, de 26 años, vecino de la Población René Schneider y que participaba en clubes de boxeo en Talca. Este joven, como muchos otros, acudió a una fiesta masiva para celebrar Halloween en el recinto ex FITAL, donde fue apuñalado durante la madrugada del 1 de noviembre. A pesar de su traslado al hospital de Talca, igualmente falleció debido a las graves lesiones.
El tercer caso fue de un joven venezolano que venía escapando de sujetos que lo seguían desde los departamentos vandalizados de la Villa Las Américas, en el barrio norte de Talca. La víctima alcanzó a cruzar a las casas ubicadas al otro lado de la Circunvalación Norte pidiendo ayuda. Pero fue interceptado por tres individuos, también posiblemente extranjeros, quienes primero lo golpearon y, luego, uno le disparó en tres ocasiones, causando su muerte en el lugar de los hechos.
Después, se sumaron dos homicidios en el barrio norte, uno de ellos con una víctima haitiana y un joven motorista que fue objeto de disparos en un pasaje sin salida de calle 11 Oriente con 6 Sur.
De estos seis casos, sin duda que el asesinato de Isaías es el que más impacto ha causado en la opinión pública, porque su familia no se ha detenido en esfuerzos por exigir justicia. Así contaron con la asesoría legal de un abogado penalista, Mauricio González, para presentar una querella contra todos quienes resulten responsables.
Diario Talca tuvo acceso a este documento y allí se revelan algunas luces respecto a las horas previas al crimen. Según indica, el joven salió de su hogar a las 23:00 horas del 31 de octubre, rumbo a la fiesta “Psicosis”, previa compra de un ticket para zona “VIP”, es decir, en un área alejada del público más masivo y que, normalmente, cuenta con servicios diferenciados y más espacio para divertirse.
En el camino, Isaías se reunió con amigos, pero en la fiesta, debía separarse porque él estaba en zona “VIP”. Todo pasó sin novedad hasta las 3 de la madrugada, según indica la querella, por cuanto a esa hora ocurrió una riña en el sector de público general, involucrando a cinco personas, entre ellos, hombres y mujeres.
La querella indica que Isaías habría intervenido tratando de separar a quienes estaban pelando, agregando que ello fue ante la inacción de los guardias privados. Agrega que, a las 03:15, Isaías hizo abandono de la fiesta, pero fue atacado por la espalda, recibiendo dos lesiones corto-penetrantes, una de ellas, en la clavícula izquierda y, luego, una segunda lesión en la zona posterior del cuello.
El joven, a pesar de que se desangraba, alcanzó a llegar hasta el acceso, donde una joven lo vio y pidió ayuda aun ambulancia privad que hacía turno en el recinto. Así fue derivado al hospital, pero no logró sobrevivir a un paro cardiorrespiratorio, falleciendo en el ingreso al recinto asistencial, a pesar de los esfuerzos médicos.
La querella fue redactada y presentada antes de que el Servicio Médico Legal (SML) evacuara el informe de autopsia. Dicho documento, firmado por el médico legista, Alejandro Cataldo, detalla dos antecedentes que eran desconocidos. Ajuicio del perito, las dos lesiones corto-penetrantes fueron realizadas con cuchillos distintos, por lo cual, concluye que en el asesinato habrían intervenido dos personas en forma directa, a lo cual se podrían agregar otros sujetos como posibles encubridores o cómplices, segú9n determinen las pesquisas de la PDI.
“Por las características descritas a la necropsia se puede concluir que existen 2 tipos de armas cortopunzantes en el ataque de diferente tamaño de su hoja. Y a lo menos 2 atacantes diferentes”, señala el documento, precisando incluso que la segunda lesión cortante no tuvo “injerencia directa en la causa de muerte, pero sí invalida o inhabilita a la víctima de manera parcial para defenderse”.
A pesar de no contar con este valioso antecedente, igualmente la querella que presentó la familia de la víctima establece que el asesinato de Isaías es un homicidio calificado, con las circunstancias de la alevosía y la premeditación. El informe de autopsia agrega una tercera circunstancia calificante de abuso de fuerza al actuar dos contra uno, mitigando la reacción de la víctima que venía saliendo de una fiesta.
Todo esto, mientras también exige respuestas de Carabineros y la municipalidad de Talca para verificar medidas de seguridad en eventos masivos. Esto, además, se vuelve más urgente con miras a los numerosos eventos de fin de año que se vienen prontamente en Talca, donde ninguna familia espera perder a alguien de los suyos.