-Putin debe tener mucho miedo, debe estar muerto de miedo pensando que nadie lo quiere, que todos anhelan invadirlo, arrinconarlo en medio de un círculo…
-Sí, muerto de miedo…
-Putin sabe que la única forma de conseguir lo que quiere, lo que necesita, es atacando. Como en una discusión con tu mujer, le gritas y ella te grita y ninguno de los dos escucha. Lo único que vale es quién grita más fuerte…
-Sí, más fuerte…
-Putin no está loco, ni siquiera es la reencarnación de Hitler…Putin es un tipo normal con poder para hacer lo que se le da la regalada gana…
-Sí, no está loco…
-Y con súbditos que le siguen el juego. Eso es lo más peligroso…Cuídate de los borreguitos, esos son los que manejan todo, los que terminan por apretar el botón…
-Sí, como borregos…
-No tengo derecho a quejarme. Ni por la inflación, ni por usar mascarilla, ni por las filas, ni por los políticos que me han tocado, ni por el presidente, ni por el calor, ni por el frío…No tengo derecho a ver la televisión y llorar desconsolado. No tengo derecho a huir de Santiago y refugiarme en una ciudad de provincia. No tengo derecho a ser majadero, Lucía…
-Sí, Lucía, siempre Lucía…
-Sabes, me gustaría visitar la catedral de Santa Sofía de Kiev. Parece que será el único edificio que va a quedar parado, el único capaz de detener a Putin. Me gustaría que Ramón Gener le dedicara un capítulo entero de This is art. Ver a Gener caminar por entre las ruinas de Kiev, que toque el piano, de preferencia la novena sinfonía de Beethoven, para que los soldados la escuchen y se arrepientan. Que les pregunte por su música favorita y le respondan que es el Valse Sentimentale de Tchaikovsky. O tal vez a Putin no le guste el romanticismo de Tchaikovsky y decida ignorar los ruegos y haga explotar a Santa Sofía, esparciendo sus restos por toda Europa. Y a mí qué me importa, me dirás tú…Debería importante, ya verás, debería importante…
-Sí, Santa Sofía, tú que rimas con Lucía, por favor, ruega por nosotros los pecadores…
Ciudadano Kein