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SANTO TOMÁS UN ESPACIO LIBRE DE HUMO por Camila Gatica

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el consumo de tabaco causa 8 millones de muertes al año a nivel mundial y sabemos que los daños no solo se limitan al fumador activo, sino que la exposición al humo de segunda mano sigue siendo una amenaza silenciosa, con impacto demostrado en gestantes, niños, personas inmunocomprometidas, adultos mayores y adultos sanos.

Las personas consumidoras de tabaco tienen múltiples riesgos para su salud, por mencionar algunos: poseen mayor riesgo de padecer enfermedades pulmonares, dentales y de encías, de presentar cáncer al pulmón, laringe, esófago o vejiga, de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus tipo 2, de sufrir un infarto al corazón o un ataque cerebrovascular y de fallecer por una enfermedad respiratoria como el COVID-19.

Los beneficios del cese del hábito tabáquico son casi inmediatos, a los 20 minutos disminuye la frecuencia cardíaca, a las 12 horas las concentraciones en sangre de monóxido de carbono vuelven a la normalidad y a los tres meses, la circulación y la función pulmonar mejoran.

En este contexto, defender y promover los espacios libres de humo no solo es algo deseable, sino que pasa a ser una responsabilidad y obligación ética, por lo mismo, no podemos permanecer neutrales ante la presencia de humo en áreas donde se realiza por ejemplo, actividad física, donde juegan niños o donde hay personas en riesgo (infantes y adultos mayores), pues la inhalación involuntaria de estos compuestos tóxicos como el monóxido de carbono, el benceno o las nitrosaminas específicas del tabaco son muy perjudiciales para la salud.

La protección de estos espacios no implica una cruzada contra los fumadores, pues se trata de una medida que va más allá y se sustenta en el principio bioético de la “no maleficencia”, pues permitir que el humo del tabaco se disperse libremente en entornos compartidos es una forma de daño evitable, y, por lo tanto, debemos actuar.

Promover ambientes libres de humo se alinea con un enfoque integral de la salud, donde no solo tratamos enfermedades, sino que también trabajamos activamente en el autocuidado, promoción y prevención, y es aquí, donde la comunidad tiene un rol clave, ser agentes de cambio social y cultural.

El aire limpio es un bien común, por ende, mantener estos espacios es una medida concreta para protegernos y en ello, Santo Tomás Talca fue pionero como institución de educación superior en certificarse por el Ministerio de Salud a través de la Subsecretaria de Salud Pública de la Región del Maule como un espacio 100% libre de humo de tabaco.

Camila Gatica Videla

Directora de Carreras Área Salud

CFT Santo Tomás Talca

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