Hace unos pocos días atrás vía prensa, se informaba a la opinión pública -por parte de la autoridad- que el déficit habitacional del país alcanza a unas 640 mil viviendas, y que la meta mínima en el actual Gobierno sería lograr construir unas 230 mil. Gran desafío. Evidente que las 640 mil, año a año van subiendo, por el crecimiento normal de la población.
Para cumplir todo lo anterior, se requiere de gran cantidad de recursos de todo tipo y, por supuesto, también todo tipo de ideas, posibilidades y alternativas de construcción, nada de quedar desechado a priori.
Es en este punto, en que se podría pensar también, en círculos virtuosos con mirada local y, es en este aspecto que me atrevo a colocar algunos datos simples para mejor comprender.
Nuestra región del Maule es potente en la industria de la construcción, posee grandes empresas que han dado decenas de miles de soluciones habitacionales a similar número de familias. Lo vemos en las villas, condominios y edificios El cemento y el metal han sido importantes protagonistas y sin duda que han ayudado a descongestionar esa lista de espera habitacional, que para el 99 por ciento de las familias, es su única y gran inversión de su vida. Ha funcionado bien.
No obstante, hay otra materialidad muy poco masificada y quizás desconocida en la actualidad de sus atributos: la madera. Quizás la mayoría de los lectores que están leyendo esta columna, en este instante ya asociaron a la madera, con esa imagen de una pequeña casita de una puerta al medio y dos ventanitas, techo a dos aguas, que se pudre o es atacada por termitas y ante un mínimo fosforo, se quema. Efectivamente alguna vez asi fueron esas viviendas, hoy no.
Los procesos y tecnologías actuales son de una generación de productos que no solo permiten dar solución habitacional, sino que confort y sobre todo seguridad, con espacios grato<s, amables, cálidos y acogedores. Con construcciones de gran resistencia a sismos, incendios y plagas. Vale la pena conocer un poco las propuestas.
Pero unido a lo anterior, indicar que, en Maule, se tienen mas de 200 instalaciones industriales que procesan madera, (desde la mas básica a la mas sofisticada), y al menos 190 de ellas pequeñas empresas. Hay alrededor de 130 aserraderos que producen unos 3 millones de metros cúbicos de madera al año, es decir lo suficiente para abastecer la parte estructural, de unas 200 mil casas de 60 metros cuadrados. (una casa básica puede ocupar unos 12 a 15 metros cúbicos de madera). También el Maule tiene cultivos de madera productiva, con posibilidad de aumentar sus superficies, todo dentro del concepto de sustentabilidad.
Entonces ¿Qué falta? Falta un impulso claro, concreto y certero que aglutine y sintonice a toda la cadena productiva y que nos proyecte como une región que se atreve. Debe ser un esfuerzo publico y privado. Hay ideas, hay proyectos, hay empresas, hay gente que quiere hacerlo, hay necesidad. ¿Hay decisión?
Leonardo Vergara
