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Sebastián Sichel: “Si el país no se regionaliza es difícil que logre el desarrollo”

El abanderado de Chile Podemos Más, conversó con Diario Talca, oportunidad en la que reconoció la necesidad de contar con un Estado que empuje activamente el proceso descentralizador, tanto desde la perspectiva administrativa, productiva y fiscal. Por Juan José Vega Rodríguez

Han sido semanas bien complejas para su candidatura. Haciendo la raya para la suma, ¿qué saldo dejaron las tempestades?

“Nuestra campaña se basa en dos supuestos. Necesitamos gente que sea de los partidos, pero también convocar a muchos ciudadanos independientes a ser parte de este proyecto político. Ha sido interesante lo que ha pasado estas últimas dos semanas, ya que después de pedir libertad de acción a quienes no querían estar, se sumó mucha más gente, tanto así que estamos llegando a los 20 mil voluntarios. Se generó una sensación de que la campaña había recuperado su tono de un proyecto colectivo y no sólo basado en peleas individuales con militantes de algunos partidos”.

Pero hubo golpes fuertes, por ejemplo, cuando se le vinculó con las empresas del gas o el financiamiento de las pesqueras. ¿le sorprendió, le molestó o sabía que en algún momento esa información podía salir a la luz?   

“Lo del gas me molestó porque fue una mentira gigante y no tiene ningún fundamento. Una forma de dañar es falsear la información, y ahí te das cuenta que hay candidatos que están dispuestos a decir mentiras con tal de obtener algunos puntos más. (…) Respecto al financiamiento de la campaña de hace 12 años, repito lo que he dicho siempre. Llegué como candidato invitado a un partido político, pero los financiamientos pasan y los ejercían los conglomerados; así que raramente uno puede saber cómo se financiaban (…) Algunos están dispuestos a todo para ganar, incluso mintiendo, falseando información o entregando información parcelada. Esto demuestra los pecados de la política actual. (…) Farandulizar para buscar dañar al otro, más que fijar contenidos; y polarizar, donde las posiciones extremas van ganado campo en desmedro de lo que necesita un país, como son los acuerdos, la colaboración y una política más seria”.

Otros episodios se dieron al salir a la luz temas más bien íntimos y relacionados con la familia. En esas aguas turbulentas, ¿cómo se mantiene el foco en lo que realmente importa?

“Fue un momento doloroso, porque se andan buscando familiares que no son y que le hicieron mucho daño a mi familia, incluso con el uso de la violencia. Cuando esto se hace con un objetivo político, es muy duro.

Hoy debiéramos estar discutiendo los programas y propuestas, pero cuando la política se transforma en asuntos personales o cuando alguien trata de mostrarse superior moralmente, cuesta generar debate y abocarse a lo que importa (…) Si eso se acrecienta, la gente no sólo no va a confiar en nosotros, también nos termina abandonando y finalmente no votando. Siento que algunos se les va vida en esto y su único afán es mantenerse en el poder”.

¿Y esta política polarizada y con posturas extremas, Sichel busca ser el equilibrio?

“Yo busco que los cambios ocurran. Hoy las demandas de los ciudadanos son recuperar el orden, la paz, controlar la violencia y también vivir mejor (…) Y esta polarización hará ingobernable el país. Si una mitad gana para destrozar a la otra, cuando llegue marzo, será imposible que gobierne o construya acuerdos. Es una falta fantasía creer que el extremismo va a solucionar los problemas; muy por el contrario, los ahondará. Por eso si gana Gabriel Boric o José Antonio Kast, gobernar Chile será imposible, porque se ve muy difícil llegar al consenso. Ellos están parados muy en el extremo (…) Nosotros, por el contrario, necesitamos tender puentes y construir una amplia mayoría desde la centroderecha y el mundo independiente. Los cambios deben ocurrir y no sólo deben ser declarados en el papel, sino la gente nos va a pasar la cuenta y vamos a terminar en una política inmovilizada por esa incapacidad de entendernos”.

Pero en la eventualidad de una segunda vuelta, su sector tendrá que tender ese puente hacia Kast y viceversa.

“Yo quiero ser Presidente de todos los chilenos, y no creo en esos que quieren serlo sólo de quienes piensan igual que ellos. El gran desafío es sumar y convocar a todos, por tanto, buscaré acuerdos con todos aquellos que estén disponibles a apoyar un programa de cambios sin violencia en Chile. Eso incluye al mundo más autoritario de la derecha, pero también a los sectores de centro y del mundo social cristiano (…) De alguna forma habrá que construir mayoría en Chile y así dar gobernabilidad”.

¿Y estará la disposición de ambos sectores a dar ese paso? 

“Tenga la sensación que este mundo más autoritario y nosotros, estamos disponibles a cruzar esos puentes. Pero hay cosas que para mí son vitales. Respaldaremos el Ministerio de la Mujer, seremos muy fuertes en el combate al cambio climático y tendremos la capacidad de entender que una sociedad que discrimina genera rabia, y eso tiene que ver las orientaciones sexuales distintas; pero también con las personas que capacidades diferentes (…) Hay puntos mininos que se deben construir, pero también hay libertades fundamentales en las cuales no vamos a retroceder ni un centímetro (…) Es obvio que nunca voy a votar en segunda vuelta por Boric, pero con el mundo de Kast tengo que tener una conversación, para saber si efectivamente pueden avanzar en el siglo XXI o se van a quedar anquilosados en los ’80, y con esa mirada más autoritaria, que a todas luces es intolerante para la sociedad que queremos construir”.

Entonces con Kast hay diferencias que no pasan sólo por lo programático o sus cifras, sino que también por lo valórico.

“Entiendo a la gente que lo apoya, porque quiere orden, control de la violencia y respeto al estado de derecho. Son cosas que comparto, pero creo que eso no es suficiente, y ahí vienen las diferencias. Su programa habla de eliminar el Ministerio de la Mujer, pone en duda el cambio climático y en materia valórica quiere derogar en las tres causales de interrupción del embarazo (…) También su propuesta no cuadra en los números; y eso no lo digo yo, sino que una gran compañía de análisis financiero como es JP Morgan, aseguró que ese programa traerá un déficit fiscal. Entonces, nuestra distancia se explica en que yo quiero avanzar en un programa de gobierno viable, tolerante y que represente a las grandes mayorías de Chile; y por eso el planteamiento de José Antonio no es suficiente para gobernar un país”.

Así y todo, Kast le “levantó” algunos apoyos. ¿Hubo un antes y un después de ese desmarque parlamentario? ¿apareció el candidato Sichel para golpear la mesa? 

“Hubo un punto de inflexión. Creo que yo cometí un error al meterme en todas esas peleas chicas con parlamentarios y candidatos que no querían cumplir la palabra básica tras los resultados de la primaria (…) Finalmente la democracia también consiste en el honor, la responsabilidad y en cumplir la palabra empeñada; y más que el Sichel candidato, volvió el Sichel ganador de la primaria. Lo que me pone contento es que ese triunfo se logró sin los partidos y con pocos apoyos; pero hoy tengo el apoyo de los partidos, más el respaldo del 90 por ciento de los parlamentarios del sector (…)  El esfuerzo está en otro lado y no en ese 10 por ciento que quería ponerle letra chica a su compromiso. Por lo mismo me liberé, y desde ese día me dedique a ser un candidato que le hable a la gente y no a esa minoría que trata de no cumplir su palabra”.

Entonces hubo un “refresh” y un nuevo tono en su candidatura… 

“No se cómo decirlo, pero siento que me saqué una mochila, que era esa pelea chica y volví a la mirada de la política grande, que es enfocarse y hablar de Chile, y de cómo un mundo de centro derecha con los independientes lo pueden hacer para gobernar. (…) No sé si es un refresh, pero al menos me siento aliviando de no atraparme en la cotidianeidad política y sí abocarme a lo macro”.

 Y en esos temas grandes, ¿la regionalización tiene espacio dentro de su programa presidencial?

“Es una urgencia. Si el país no se regionaliza es difícil que logre el desarrollo, porque el futuro de Chile es regional o no habrá futuro. Es importante entenderlo así, porque nuestro país es el segundo más centralista de la OCDE y es el que menos aprovecha la potencia de las regiones. Eso genera ineficiencia económica, porque gran parte del emprendimiento de la actividad productiva en Chile ocurre en las regiones; y también social, porque por lo anterior muchas personas salen de regiones y se van a vivir al área Metropolitana”.

¿Y cuál es su propuesta para cambiar aquello?   

“Mi planteamiento, es avanzar en que los recursos que se decidan en región pasen desde cerca del 15 al 25 por ciento. Creemos que también es importante hacer desaparecer la figura del delegado presidencial y así el gobernador regional tenga todas las atribuciones de definición presupuestaria (…) Otro punto es transferir los servicios de fomento, como Corfo, Sercotec e Indap; de manera sean las regiones las que determinen cuándo y dónde se hace la inversión. Lo propio debemos hacer con los servicios de desarrollo social que tiene que ver con la discapacidad, adultos mayores, infancia y la juventud (…) Esta mirada es importante porque la verdadera riqueza en Chile no la creamos los políticos ni Santiago, la crea la gente que trabaja y vive en regiones”.

Ahí la actividad agrícola asoma como clave…

“Sobre todo en el Maule la agroindustria es fundamental, como también lo es el sector forestal en el secano costero maulino. Ambos rubros son estratégicos para el desarrollo de Chile y por eso lo raro es cómo no hemos potenciado eso. Hoy, por el contrario, lo que estamos haciendo es matar estas actividades (…) Acá tenemos un primer desafío, que es el uso eficiente del agua y en eso, como primer punto, debemos garantizar el consumo humano, pero también hay que asegurar el uso del agua para la producción de alimentos. Además, es fundamental invertir en innovación productiva, y ahí hay que pensar en la diversificación de especies, como se ha hecho en el Maule con los cerezos, los avellanos europeos o las nuevas variedades de frambuesas que se han ido introduciendo”.

Imagino que el Estado también debe empujar este proceso.

“El Estado tiene que apoyar la regionalización con dos claves: Usar su poder de compra, es decir adquirir lo que generan y distribuyen los pequeños productores o empresarios de la región, y así generar un circulo virtuoso. Pero, además, cumpliendo un rol vital, que es que los impuestos que se cobran en la región con clara identidad local, se queden en la zona”.

Ley de Rentas que sigue estancada en el Parlamento…

“La famosa Ley de Rentas y que debería emular a la Ley de Casinos, donde se deja parte importante de sus utilidades en los municipios y en los gobiernos regionales (…) Lo mismo debería suceder con las actividades productivas de evidente arraigo regional y con el pago de las patentes”.

Finalmente, a estas alturas del partido ¿se miran de reojo las encuestas o se obvia, y la estrategia se focaliza en el programa?

“La campaña nuestra siempre se ha basado en hablarle a las personas y no a los intermediarios, que son los analistas o empresas de encuestas que tiene intereses propios. Eso fue la clave del éxito de las primarias, y es que en esa instancia nunca miramos las encuestas, porque de haberlo hecho nunca hubiéramos competido. Desde el primer día dije que nuestra campaña se basaría en tener a las personas en el centro, y en enfatizar nuestra propuesta programática. Todo eso se reflejó en los contundentes resultados que nos permitieron ganar la primaria (…) Los analistas son de una elite que está muy desconectada con el país, a diferencia de nosotros que creemos habernos vinculado muy fuertemente con el ciudadano común”.

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