Llegando a Madrid, el verano del hemisferio norte nos recibe con 32° de temperatura; como venimos del frio, apreciamos y nos alegramos de la luz y de la temperatura; luego de un reparador descanso, al día siguiente temprano, a mi rutina de siempre al visitar esta ciudad, me dirijo al museo Thyssen Bornemisza, que encuentro amable de recorrer y que, además, todos los años en estos meses ofrece una exposición temporal, esta vez exponiendo obras del artista alemán, André Butzer, con obras pintadas entre los años 1999 y 2022; también hay un montaje especial, llamado “Encuentros” que nos permite recorrer pinturas de los años XVIII, XIX y XX de autores de diversas nacionalidades, como Richard Linder, Lucien Freud, Degas, John Singer Sargent, Matta y otros.
Como un humilde aporte a los estudiantes de Artes de las universidades de Talca, en especial a María Jesús Silva, les cuento lo que vi y escuche, dejando claro que más allá de ser un amante de la pintura, soy un ignorante de las distintas técnicas y escuelas artísticas.
En cuanto a André Butzer, su obra “sin título” me impresiona por sus grandes dimensiones, es un acrílico en lienzo, que pintó el año recién pasado en homenaje al pintor Ernst Kirchner y su retrato de “Fränzi ante una silla tallada”, que este último pintó en 1910; leemos que es una obra inspirada en el comic, tan de gusto de uno de mis nietos, sabiendo que en Talca hay varios seguidores de esta manifestación artística.
Los críticos dicen que los cuadros de Butzer reflejan emociones que conectan directamente “con las entrañas, generando horror y belleza”; en lo personal me agradó por su luminosidad, colorido y ternura.
El museo, a instancias de los dueños, ha abierto un espacio del museo a obras de autores contemporáneos, apostando por una “pintura viva, por artista vivos, aportando contemporaneidad y actualidad”.
En relación al montaje “Encuentros”, los recorremos en más de 10 salas, entre ellas, volvemos a apreciar, una obra ya conocida en este museo, del chileno Roberto Matta.
Se nos indica, que este montaje propone a los visitantes “visiones alternativas que demuestran la capacidad que tiene el museo de abrirse a diferentes obras formas de entender e interpretar el mundo”. Se exhiben obras recientes de artista como Ai Weiwei, Sarah Lucas, Regina de Miguel, Cindy Sherman, Álvaro Urbano o Andrea Frase.
Continuando nuestro caminar por las diferentes salas, leemos que el movimiento pop nace por el año 1960, cuando este columnista tenía 13 años, creando un nuevo lenguaje “que da la espalda al expresionismo abstracto, retornando al mundo real”.
De este recorrido destacó, para mí, por sus colores y el juego que hace de ellos, un óleo que no tiene nombre del pintor Hans Hofmann, de la serie Renate; también, la obra “Retrato de un periodista del este”, del pintor Rudolf Schlichter, pintado entre 1923 y 1924. La mirada penetrante y su melancolía me recuerda los periodistas que veía en mi juventud. Del español Juan Gris, un óleo sobre lienzo titulado “Botella y frutero”, pintado el año 1919; de Degas, apreciamos “En la sombrerería, pintada el año 1882; de John Singer Sargent, pintor norteamericano, un cuadro que anhelaría poseer “Vendedora veneciana de cebollas” pintado entre los años 1880 y 1882; de Lucien Freud, nieto del famoso Segismund Freud, nacido el año 1922 en Berlín y luego habitante de Londres, sus obras “La muchacha con rosas” y “Tarde en el estudio”. Lucien es un excepcional exponente del arte figurativo centrado en los seres humanos. Por último, nos encantamos con “Luna sobre Alabama de Richard Linder.
En una sala, hay una escultura que no deja indiferente a los visitantes; vemos una silla con ruedas de aquellas en que se sientan las secretarias, en el asiento se ubica un maniquí sin cabeza, con dos piernas calzadas con medias, en la parte de arriba lo que podrían ser dos brazos, y que según se señala representa la sumisión de la mujer y el predominio del varón.
Dejamos el museo, para los que no lo conozcan, se ubica frente al museo del Prado; caminando por la avenida del Prado, en dirección hacia Atocha podemos continuar visitando el museo Reina Sofía, pero hoy, el cuerpo exige otra manifestación de arte, como la culinaria, y nos vamos directo a degustar un brazo de pulpo, acompañado de un vino de verano.
Rodrigo Biel Melgarejo
Abogado
Profesor de la Universidad de Talca