Han pasado 9 años desde la promulgación de la Ley 20.903 del Sistema de Desarrollo Profesional Docente (SDPD). Esta ley estableció transformaciones en materias propias de la profesión docente en Chile, buscando mejorar la carrera docente a través de la formación continua, el desarrollo de competencias pedagógicas, el acompañamiento de docentes noveles, el fortalecimiento del rol profesional y la mejora en las remuneraciones a través de tramos establecidos.
A lo largo de los años, la opinión de las y los profesores chilenos respecto de esta política pública ha sido diversa; mientras algunos docentes la reconocen como una herramienta que permite el mejoramiento del desarrollo profesional y el aumento salarial progresivo, otros la critican por ser un sistema de evaluación que podría desvalorizar la profesión docente e incluso tecnificarla.
El martes 09 de septiembre del año en curso, el Centro de Estudios del Ministerio de Educación participó en la presentación del informe Education at Glance 2025. Dicho informe analiza el estado de los sistemas educativos de más de 40 países que participan en la OCDE, en el que se abordan temas relativos a financiamiento, progresión, acceso y resultados en los distintos niveles educativos.
Respecto de la ley de SDPD y su funcionamiento, se destacó que, entre los años 2015 y 2024 los salarios docentes de educación básica aumentaron un 30%, superando el incremento del promedio OCDE en ese período. Por otra parte, el jefe de Centro de Estudios del Mineduc, indicó que, aunque en Chile se reconocen avances en equidad, financiamiento y condiciones laborales, aún quedan brechas para alcanzar estándares internacionales.
Si bien se reconocen fortalezas en lo que ocurre en nuestro país respecto de la profesión docente, en los últimos días se sumó una nueva arista a analizar: los puntajes de ingreso a las carreras de pedagogía en el año 2026 que el DEMRE oficializó. Si actualmente el puntaje mínimo de ingreso es de 502 puntos, el próximo año será de 626.
Esta última política que busca que estudiantes escolares talentosos entren a la carrera de pedagogía, sin duda, va a permitir garantizar la formación de futuras generaciones, contar con innovación y liderazgo educativo y disponer de referentes pedagógicos y modelos positivos.
¿Es lo anteriormente descrito suficiente? ¿Subir los puntajes de ingreso asegura contar con docentes preparados para el sistema escolar? ¿Los estudiantes escolares talentosos optarán por estudiar pedagogía? ¿Bajarán o aumentarán las matrículas en las carreras de pedagogía? ¿La calidad docente se construye o se forma? Sin duda, las reformas en el sistema de ingreso, y en el ejercicio docente buscan la mejora continua, no obstante, aún quedan por revisar: las condiciones laborales de los docentes, el uso de horas lectivas y no lectivas, las remuneraciones, condiciones profesionales, sociales y de prestigio, y por último y no menos importante, los desafíos actuales que presenta el contexto escolar.
Subir los puntajes puede elevar el estándar, pero también puede vaciar las aulas universitarias de futuros profesores. La pregunta no es solo quién puede entrar a pedagogía, sino quién quiere hacerlo. Mientras la docencia no sea vista como una profesión de prestigio y futuro en Chile, las reformas seguirán siendo un parche en lugar de una solución de fondo.
Katherine Imas
Académica
Universidad Autónoma de Chile
Talca