“A mí me robaron hace tres semanas. Se llevaron todo. Tenía el kiosco lleno de mercadería y me dejaron solo algunos papeles. Fueron 700 mil pesos en pérdidas. No hice la denuncia porque no sirve de nada. Ya una vez me pasó, vinieron los carabineros y nunca se aclaró. Por eso, si me vuelven a robar, voy a cerrar el local y no vengo más”.
Así de dramático es el testimonio de uno los suplementeros que tienen sus kioscos en la calle 1 Sur, en Talca, entre la Plaza de Armas y el terminal de buses. Todo esto, luego de una oleada de robos que los ha afectado desde principios de año, perjudicando severamente la sensación de seguridad de estos humildes trabajadores y sus familias.
Diario Talca recorrió todos los kioscos y la sensación es la misma entre los suplementeros: frustración, rabia y pocas ganas de seguir luchando. Sienten que están “cuesta arriba” desde fines de 2019, cuando el denominado “estallido social” que los obligó a cerrar sus locales, después la pandemia y, ahora, la inflación y la esperada recesión económica.
Y no se equivocan, porque todas las Pymes y emprendimientos han pasado por lo mismo. Por ello, tampoco comenten un erro cuando exigen ayuda del Estado y, especialmente, que se cumplan las promesas de las autoridades de turno. Entre ellas, los dirigentes apuntan las miradas especialmente al alcalde de Talca, Juan Carlos Díaz.
Según explican, el jefe comunal se comprometió a gestionar un reforzamiento de los 10 kioscos que la propia municipalidad diseñó y construyó post terremoto del 27/F. Eso porque dicen que, si bien son bonitos de presentación, estos locales tienen falencias en cuanto a seguridad para evitar robos.
El punto es que, según versiones extraoficiales, el costo del prometido reforzamiento sería de 15 millones de pesos para estos 10 kioscos, pero el monto habría sido considerado como “excesivo” por el alcalde y, finalmente, se estaría optando por pedir la aprobación al Concejo Municipal, pero nada ha pasado a la fecha.
Diario Talca consultó al respecto a la propia municipalidad de Talca, pero no hubo respuesta. Algunos concejales, consultados en forma extraoficial, manifestaron desconocer antecedentes. “Desde la municipalidad mandaron maestros, tomaron medidas, pero no ha pasado nada”, dijo Miguel Cifuentes, tradicional suplementero del terminal de buses de Talca.
La segunda promesa municipal fue que iban a incorporar a los suplementeros en un proyecto para instalar alarmas comunitarias. “Nos tomaron los datos a todos, pero estamos esperando que nos llamen, porque era un proyecto de Seguridad Pública del Gobierno. Pero también cero respuestas hasta el instante”, añadió Cifuentes.
La tercera ayudar era económica y provenía del Gobierno Regional. “Nos consiguieron una reunión con la Gobernadora Regional, pero tampoco ha pasado nada. Hasta el día de hoy, no hemos tenido ningún llamado, ni de los consejeros regionales. Y Carabineros solo se comprometió a tener más vigilancia a los kioscos”, precisó.
De todos los kioscos ubicado sen la 1 Sur, nuevos o antiguos, solo tres se han salvado de sufrir robos. Quienes los ocupan no quieren que se sepa cuáles son, por razones obvias. Pero no se han quedado quietos, porque igual han reforzado sus locales, siempre por cuenta propia, Es una historia común entre los suplementeros.
“A mí me robaron hace un mes atrás. Los carabineros atraparon a los ladrones, pero después quedaron en libertad. Se recuperó algo, pero el daño fue muy grande. Estamos a la espera de ayuda, porque hasta el momento son puras promesas”, dijo otro suplementero que logró reponerse y a duras penas sigue con el local abierto.
TESTIMONIOS
“La delincuencia está desatada”
“Hay muy poca presencia policial en la calle. Casi nada. Son muy pocos para tante gente. Por eso anda mucha gente robando. Me toca verlo todos los días. Muchos drogadictos y alcohólicos. Mi local no lo han robado, pero me han tratado de llevar cosas. Otros que tratan de hacer engaños con dineros falso. La delincuencia está desatada. Uno lo ve en la calle y es una realidad. La pregunta es quién le pone el cascabel”.
“Se está escapando de las manos”
“Aquí cortaron los candados, pero no lograron entrar, porque tengo unos refuerzos con pernos. Ahora solo me queda rezar y confiar. Todo a costo propio, lógico, porque no nos ayuda nadie. Está siempre el riesgo, porque el ladrón no tiene impedimento y ataca a cualquier hora. Les dio ahora con los kioscos, pero en otros lados ha sido peor. Hay que meter plata en seguridad, porque esto se está escapando de las manos”.
“Estamos esperando ayuda
“Llegaron a mi casa los carabineros para avisarme que habían entrado a robar a mi kiosco. Eran cuatro personas y los carabineros detuvieron a tres. Perdí unos 500 mil pesos en mercadería y los carabineros recuperaron como 60 mil. Los tipos andaban con cajas grandes. Tuve que reforzar y el sindicado me ayudó. Ahora puse tres candados y estamos esperando ayuda de la municipalidad, pero no ha pasado nada. También prometieron alarmas por parte del Gobierno”.