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“Un abusador sexual o violador jamás debería volver a estar libre”

En “La pelota no se mancha…” la psicóloga Liza Toro profundiza en una problemática no resuelta en la sociedad chilena: el abuso sexual de niños y adolescentes, a través un caso que conmovió a la región del Maule durante dos décadas, hasta que explotó (Mario Rodríguez Ordenes / Fotografía: María Constanza Avello San Martín)

(Crédito: María Constanza Avello San Martín): Liza Toro Soto es una psicóloga formada en la Universidad de Santiago de Chile.

En el salón presidente Balmaceda de la Delegación presidencial de Linares, el pasado 12 de mayo, se lanzó un libro estremecedor, porque desnuda aspectos oscuros de la sociedad chilena.

Se trata de “La pelota no se mancha. Crónica de abuso y silencio” (La Pollera Ediciones, 2023) de Liza Toro Soto que relata el abuso sexual vivido por niños y adolescentes de la comuna de Linares, en el Club de básquet LinaresMYT. Un abuso cotidiano, silenciado, vivido por varones a lo largo de dos décadas y que está asociado al concepto de masculinidad de nuestra sociedad.

Liza Toro Soto (1984) es una psicóloga formada en la Universidad de Santiago de Chile. Tiene un magíster en escritura narrativa de la Universidad Alberto Hurtado. Diplomada en psicología organizacional, grafología, gestión de personas, psicología jurídica forense, estudios de género y terapia floral. Entre sus libros destacamos “La estafa de la maternidad” (2021) y “No quiero ser mamá” (2020).

Liza, ¿por qué esta dolorosa historia le llega al alma?

“Es una historia que llegó a mi alma desde el primer momento en que la leí, porque eran hombres rompiendo con el mandato de la masculinidad hegemónica y se mostraron vulnerables frente a Chile a través de los medios, para denunciar, pero también para prevenir y que esto no vuelva a ocurrir. Ellos fueron muy valientes y lo siguen siendo al exponerse nuevamente frente a la sociedad, mostrándonos su dolor. Muchas veces fui testigo de abuso sexual y violaciones de mujeres, desde diferentes roles, como amiga y psicóloga. En esta ocasión, lo sentí de manera muy diferente, porque eran varones y consideré urgente darles el espacio que merecen”.

¿A qué se refiere cuando señala que hay similitud con las víctimas del sacerdote Fernando Karadima?

“Decidí citar los abusos de Karadima para ilustrar que los abusadores sexuales emplean herramientas similares, los perfiles son muy parecidos, independiente del nivel socioeconómico y sociocultural donde los abusos ocurran. Ambos abusadores se posicionaban desde un rol protector, paternal y superior, ejerciendo una manipulación psicológica que impacta, donde ellos no lograban visualizar en un comienzo que eran víctimas”.

¿En qué momento surge la posibilidad de escribir el libro?

“Cursé un magíster en escritura narrativa en la Universidad Alberto Hurtado, donde la tesis consiste en escribir un libro. Estaba escribiendo otro tema, que la verdad no me apasionaba. Cuando vi la noticia en los medios, sentí que era necesario profundizar en ella y luego de tres meses decidí proponerle a Marco Bustos, escribir esta historia y él estuvo de acuerdo, además de apoyarme durante todo el proceso”.

¿Cómo logró la confianza de las víctimas?

“Creo que transmito confianza por mi forma de ser, soy espontánea y auténtica. En general, me pasa que las personas me cuentan cosas íntimas, muchas veces me pasa, he aprendido a escuchar y empatizar, no solo con las herramientas de mi profesión, sino con la vida. En el caso de los protagonistas de este libro, creo que favoreció el hecho de que soy psicóloga y ellos se sintieron cómodos conmigo, además de que me posiciono desde un lugar horizontal, me muestro tal como soy y eso brinda confianza”.

¿Por qué es tan importante contar, romper el silencio? 

“Es muy importante romper el silencio, porque si ello no ocurre es una herida que se mantiene abierta, tal vez durante mucho tiempo escondida, pero abierta de todos modos. Vivir una experiencia de abuso es extremadamente traumática y dolorosa, y la única forma de sanar es hablando y buscando ayuda. En el caso de los varones, buscar ayuda es un tabú, ellos rompieron con esto. En esta situación particular, el abusador los despojó de la justicia que ellos merecían, por eso creo que también decidieron ser parte de este proyecto, para que la noticia no quedara sólo en el diario y redes. A través del libro es una manera de lograr, en parte, justicia, que llegue a muchas personas, que nos invite a prevenir, a detectar y a denunciar”.

¿Qué explica el silencio, por tantos años, en torno al caso de Rickter Valenzuela?

“Al igual que en muchos otros casos de abusos sexuales, el silencio de las víctimas se explica a través del miedo, la culpa y la vergüenza”.

Liza, ¿quién era Rickter Valenzuela Bustamante?

“Era un profesor de educación general básica y entrenador de básquetbol. A través de este rol, pudo perpetrar sus abusos a menores de edad. Fue un pederasta”.

Jurídicamente, Rickter murió inocente…

“Efectivamente, porque no fue capaz de asumir la formalización de los cargos. No tuvo el valor para enfrentar el juicio. Esta vez, de acuerdo a los antecedentes previos, habría recibido una condena. Al morir, no hubo juicio, ni condena. Algo extremadamente doloroso para las víctimas. Aunque hubiese recibido 5 años de cárcel, habría sido declarado culpable, eso era lo que los chicos necesitaban, que todos quienes lo defendieron y toda la sociedad y comunidad de Linares supiera que este hombre era culpable de abuso sexual de menores y que ellos jamás mintieron”.

Los últimos veintiún días de vida fueron intensos para Rickter: fue contactado por el periodista Martin Browne para entregar su versión de los hechos en la nota que saldría publicada el 24 de octubre en La Tercera y a su vez recibió la notificación para presentarse a su formalización por el delito de abuso sexual. ¿Qué se le venía encima?

“La condena a través de la justicia y el repudio de la sociedad. No fue capaz de enfrentarlo, por ello prefirió morir”.

El suicidio, ¿fue una puerta de escape?

“Absolutamente, al igual que muchos otros violadores y abusadores sexuales que menciono en el libro”.

Liza, ¿por qué el sistema judicial y actual código penal, permiten que muchos agresores sexuales estén libres?

“Por la tipificación de los delitos sexuales, es necesario desarrollar transformaciones, porque el delito sexual no es igual que el delito de robar. Un abusador sexual no se rehabilita haciendo talleres de zapatería, es una ridiculez. Lamentablemente nuestro sistema requiere de cambios importantes, por ejemplo, la gravedad del abuso sexual en base a la edad de la víctima, ¿cómo medimos la medida en que afecta a un niño de 5 años o de 12? ¿Es menos grave si la víctima tiene 12 años? ¿Es justo? Desde mi punto de vista, un abusador sexual o violador jamás debería volver a estar libre, jamás. Estas personas no se rehabilitan en nuestro sistema carcelario. Que se porten bien dentro de la cárcel, que hagan todos los talleres, que no peleen y no se droguen son las razones de buen comportamiento. Así los dejan salir libres antes de cumplir condena y por supuesto vuelven a delinquir, porque este buen comportamiento no garantiza eliminar su impulso sexual de abusar y violar”.

En una comunidad, ¿cómo se pueden identificar los perfiles de potenciales agresores sexuales?

“Es necesario siempre realizar pruebas psicológicas y solicitud de antecedentes en cualquier trabajo y en el trabajo con menores de edad especialmente. Esto nos permite identificar ciertos aspectos que se relacionan con el abuso sexual, como por ejemplo el control de impulsos, el establecimiento de límites. Pero no existe un único perfil de agresor sexual y ninguna prueba nos garantiza que la persona no es un agresor sexual. En el libro comento un importante caso de un guardador en España, que abusó durante años de los niños que acogía en su casa. Pasó todas las pruebas de entrada y supervisiones posteriores”.

En este caso, ¿Rickter se valió de la vulnerabilidad de los niños y jóvenes?

“Sí, buscaba especialmente niños y adolescentes que estuviesen viviendo la separación de sus padres en algunos casos y los convencía de ser el mejor entrenador de la región y que los convertiría en los mejores jugadores. Tenía una actitud y posicionamiento convincente. Era un profesor ‘bueno”ç’ con ellos, formador, entonces el abuso no lograba ser visto como tal”.

¿Eso explica el pacto de silencio que se mantuvo por años en el Club Linares MYT?

“Sí, un pacto tácito de silencio”.

¿Por qué es tan importante la diferencia entre la pedofilia y la pederastia?

“Es importante porque por lo general los medios de comunicación y la comunidad en general engloba a todos los abusadores sexuales como pedófilos. La pedofilia es el trastorno descrito en el ‘Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales’ de la Asociación Americana de Psiquiatría, como las personas que sufren de impulsos sexuales hacia menores de edad y esto los incomoda, sufren con ello. En el caso de la pederastia, son quienes no sufren con este impulso sexual y lo cubren a través del abuso de menores. Pederasta es quien comete el delito”.

Si se aborda la educación sexual desde una mirada integral, ¿podemos enfrentar de mejor manera el abuso sexual y prevenirlo?

“De todas maneras. Debemos trabajar desde educación en todos los establecimientos educacionales en conjunto con las familias desde la primera infancia para aprender a identificar conductas transgresoras, nombrar las partes del cuerpo tal y como se llaman, pene, vagina, vulva, testículos. Es necesario que niños y adolescentes sepan de sexualidad, diversidad de acuerdo a cada grupo etario. No debemos seguir ocultando la sexualidad que nos acompaña toda la vida y no se reduce sólo al acto sexual. Afortunadamente el actual gobierno tiene una mirada de apertura a estos temas. Eso me alegra demasiado, espero que se siga profundizando en esto y avanzando”.

¿El abuso sexual, genera heridas para toda la vida?

“Lamentablemente sí, pero con el apoyo de la familia, y con psicoterapia es posible avanzar y sanar en cierta medida. Son heridas que marcan la vida de la persona y en algunos casos se convierte en una bandera de lucha, como el caso de la destacada psicóloga chilena Vinka Jackson, abusada y violada por su padre durante años. Ella se dedica a esto y ha desarrollado un importante trabajo de prevención y sanación a través de psicoterapia con personas víctimas de abuso sexual en Estados Unidos”.

¿Es largo el camino de sanación que deben de recorrer los jóvenes protagonistas de este libro?

“Cada uno ha vivido su experiencia desde sus herramientas e historia de vida. Es un largo camino, sobre todo por los años de silencio, pero cada uno tiene sus propios tiempos, cada uno es una persona diferente y cada uno sanará en el tiempo que sea necesario y como dice Soda Stereo, el silencio no es tiempo perdido”.

¿Falta profundizar los programas de salud mental en la población chilena?

“Totalmente, creo que debería existir un programa de salud mental especializado para niños/as y adolescentes. Actualmente trabajo en un colegio y veo las necesidades in situ. Es realmente perturbador, ver en primera fila el estado emocional y que los/as psicólogos/as en colegios sólo tengamos herramientas de contención, las derivaciones muchas veces no son efectivas, en otros casos, los padres no quieren que sus hijos sean atendidos o derechamente no siguen recomendaciones del colegio de atención psicológica clínica, que es lo que no podemos hacer en los colegios. Por otro lado, debería existir un programa de salud mental infantil, como el control de niño sano. Debemos dar el lugar a la salud mental que merece. Estamos realmente en crisis, lo veo a diario”.

¿Qué destacaría en las escuelas para proteger a los niños y jóvenes del abuso sexual?

Se debe implementar la educación sexual integral en todos los colegios y creo que no se le debe brindar tanta libertad de acción, porque muchas veces los planes de sexualidad, afectividad y género, están sesgados, por ejemplo, por la religión que imparte el mismo establecimiento”.

En el caso de la Municipalidad de Linares, su investigación precisa que no hubo reacciones frente a las graves acusaciones que enfrentó Rickter. ¿Qué explica esa actitud?

“Creo que, si se denuncia por abuso sexual de menores en dos oportunidades a un entrenador de un club, debería haberse levantado no sólo la alerta de no dejarlo usar recintos deportivos mientras duraba la investigación. Desde mi punto de vista, debería haber recibido la prohibición de trabajar con menores de edad y se debería haber levantado un proceso de control e investigación, por ejemplo, del uso de recintos deportivos por parte de externos, del que no hubo registro hasta el 2021. Hubo muchos errores, que lamentablemente no se asumieron y no se observan mejoras sustanciales. Solo se agregó pedir certificado de antecedentes a las organizaciones sociales y deportivas, que es lo mínimo”.

Usted precisa en el libro que trató de que el alcalde de Linares se refiriera al caso Rickter  para dejarlo registrado en el libro. ¿Cuál fue su reacción?

“Le pedí entrevista al alcalde y a otros funcionarios municipales por escrito a través de redes sociales y correo electrónico institucional. No recibí ninguna respuesta”.

Señala que los protagonistas de esta historia tienen una pésima opinión de la justicia en Chile… que, en este caso, a pesar de haber cometido abusos sexuales, la justicia consideró que Rickter Valenzuela había cometido solo una falta: ofensa al pudor y luego absolución. ¿Por qué la justicia no pudo hacer algo más?

“Desde mi punto de vista, la justicia chilena tiene muchas alternativas para dejar libres a delincuentes y los jueces no actúan de la misma manera, no todos tienen incorporada la perspectiva de género, no todos conocen lo mínimo en la dinámica del abuso sexual, como fue el caso del juicio de la denuncia de abuso por parte de la mamá de Sebastián Toro, una de las víctimas de esta historia. Escuché todo el juicio, tuve acceso y es una vergüenza la forma y los argumentos propiciados por el defensor penal público y que los jueces hayan atendido a ellos, además que la PDI no haya ingresado a la casa del agresor, donde abusó de Sebastián. Los argumentos de la sentencia absolutoria son una vergüenza. En esa oportunidad Rickter debería haber sido condenado. Lo penoso es que esto sigue ocurriendo”.

¿Qué pasó con las otras acusaciones? La primera denuncia a Rickter fue realizada en el año 2011…

“Se cerró como ofensas al pudor, después de 7 años de espera, Rickter libre y sin condena”.

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