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UNA CAMPAÑA CON INTELIGENCIA (ARTIFICIAL) por Juan Carlos Pérez de La Maza

La Inteligencia Artificial está de moda porque la publicidad descubrió que es un concepto que vende. Por eso, hoy casi todo pareciera ser diseñado, generado, mejorado o gestionado con la mentada inteligencia. Desde el cultivo de lechugas, pasando por el control de tránsito y la producción de películas.  Y la política, por cierto, no podía ser menos.  Por eso, porque en el mundo entero la actividad política ha introducido los algoritmos y demás yerbas en su accionar proselitista, resulta interesante analizar qué utilización se da a esta herramienta virtual en una esfera social tan fundamental.

Partamos por las campañas electorales, que hoy vuelven a levantar el vuelo en nuestro país y no nos dejarán tranquilos hasta que desaparezcan en el horizonte de diciembre.

¿Qué uso se da a la Inteligencia Artificial en las campañas electorales? Primero que todo, permite personalizar mensajes y estrategias de campaña, analizando grandes volúmenes de datos de los votantes, identificando sus patrones de comportamiento para dirigir la comunicación con el elector de una manera especialmente certera. Así, a cada votante llegan mensajes en redes sociales y plataformas digitales, con temáticas y propuestas que, a él, particularmente a él, interesan de sobremanera. Para lograr esta personalización extrema, los algoritmos analizarán su navegación web, sus comentarios en redes sociales y todo el comportamiento digital del elector. Luego, con esa información, generarán un mensaje ajustado a sus intereses, preferencias y emociones. Un “mensaje la medida” en que el candidato dirá, justo, lo que el votante quiere escuchar.

Por otro lado, la Inteligencia Artificial permite elaborar modelos predictivos para ajustar el enfoque de la campaña a los cambios de ambiente que determinada circunstancia pueda provocar. Para que el candidato hable de lo que a la gente preocupa. Así mismo, con ella se puede identificar grupos clave para enfocar recursos y mensajes, intensificando o modulando los esfuerzos proselitistas.  En un plano cercano, con diversas herramientas de Inteligencia Artificial se puede redactar discursos, mensajes y piezas audiovisuales, que lleguen más directamente al votante. De manera especial, existen herramientas que monitorean, analizan y resumen las reacciones del público (televidentes en un debate, por ejemplo) en tiempo real, permitiendo cambiar el tono, el énfasis y hasta la gestualidad del candidato, casi “en vivo y en directo”.

Pero estas y otras tantas maravillas de la Inteligencia Artificial tienen su “lado B”, sus dilemas éticos. El primero, y el más evidente, es la manipulación emocional del elector. Al conocer sus preferencias, aversiones y reacciones, se corre el riesgo de ofrecer al electorado candidatos “a medida”, los que una vez electos puedan actuar de manera diferente, decepcionando a la ciudadanía y desencantándola con un sistema democrático que, siente, le engañó.  También es un riesgo ético sustancial la difusión de mensajes con contenido engañoso o derechamente falso, que distorsionan la percepción pública y pueden inducir a una votación desinformada. La aclaración, si no es suficientemente rápida y oportuna, podría llegar tarde.

Por último, la competencia democrática y el nivelado de la cancha pueden verse alterados al considerar la desigualdad de recursos de diversos actores políticos, lo cual redunda en un amplio o escaso acceso a estas herramientas tecnológicas. La falta de transparencia en su uso, por otra parte, puede amparar dobles intencionalidades, financiamientos oportunistas o, lo más repudiable, la integridad y la credibilidad, el soporte vital del sistema democrático.

Así, en estos días de campaña en los que los candidatos se esfuerzan por demostrar su valer, convendría estar atentos a cuánto de lo visto proviene de la Inteligencia Artificial y cuánto viene de la otra, esa que Dios les puso en la cabeza y que a veces, sólo a veces, podemos ver en todo su esplendor.

Juan Carlos Pérez de La Maza

Licenciado en Historia

Egresado de Derecho

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