¿En qué aspectos nos debemos fijarnos el domingo en la noche para evaluar estas elecciones?
“Primero en lo que se denomina el ‘contingente legislativo del Presidente’. Esa es la proporción de escaños que logran obtener los candidatos que acompañan al candidato a Presidente en el Senado y la Cámara de Diputados. Lo que va a pasar ahora es que vamos a tener una composición del Senado más parecida a la Cámara de Diputados y, por segunda vez, nos estamos enfrentando -por segunda vez, desde el retorno de la democracia- a tener un Presidente minoritario. Eso lo garantizo absolutamente, pensando en la fragmentación de candidatos, provocada por el sistema electoral proporcional. Le va a costar mucho al futuro Presidente llevar a cabo su programa de Gobierno”.
¿Cuál es su pronóstico respecto a la participación?
“Ahí tenemos dos caminos posibles. Uno es que se parezca a lo que ocurrió durante el plebiscito, donde el volumen de votos fue mayor a todas las elecciones presidenciales. Pero, además, la composición del voto fue distinto. Por efecto de pandemia, las personas de mayor edad votaron menso que los jóvenes, contrario a lo que pasa en todas las elecciones. Y, además, las mujeres votaron más que los hombres. Entonces, vamos a ver si es que el voto de las mujeres jóvenes tiene un papel decisivo sobre el resultado o no. Podría beneficiar a candidatas como Yasna Provoste, entendiendo el factor de la ‘solidaridad de género’, es decir, que las mujeres votan por mujeres. Pero también a otros candidatos como Boric a quien particularmente le va bien en este grupo. Habría que ver si las personas de mayor edad, quienes están avanzados en el proceso de vacunación, se van a levantar ese día para ir a votar”.
¿Se podría repetir el fenómeno de los candidatos a diputados que terminaron siendo electos con un 2% o menos de los votos?
“Exacto. Vamos a ver candidatos que son ‘arrastrados’ porque una persona de esa misma lista tiene mucha votación. El sistema electoral no ha cambiado, así que va a volver a ocurrir, pero no en los mismos distritos”.
¿Usted ve que el actual contexto de polarización va a llevar al votante a los externos o vamos a volver a los tres tercios que han marcado la política durante los últimos 30 años?
“Allí se deben aclarar dos conceptos. Por un lado, la fragmentación y la polarización. Es cierto que en Chile, posterior al ‘estallido social’, aumentaron las personas que se identificaban con la izquierda y con la derecha. Pero aún así, en el peor momento de esa crisis, el elector seguía siendo mayoritariamente de centro. Y conforme nos vamos alejando del ‘estallido social’, la gente cada vez vuelve a ser cada vez más de centro, volviendo a un estado previo al ‘estallido social’. Lo que sí existe es fragmentación, poque hay más partidos políticos que nunca y si algo nos mostró la elección de convencionales constituyentes es que partidos fuera de las tres coaliciones que hemos visto en las últimas elecciones pueden resultar perfectamente ganadores”.
¿Esto que ya no exista la Lista del Pueblo tendrá influencia? ¿El votante que se inclinó por esta lista y que adhirió al denominado ‘estallido social’ tiene ahora candidato?
“Ese votante se enfrenta a tomar una decisión entre dos caminos posibles. El primero es buscar en la actual oferta programática, donde hay candidatos independientes o fuera de las coaliciones. O podría decidir ese día abstenerse de la votación. La composición de la gente que fue a votar en las elecciones de convencionales es muy parecida a una elección tradicional, por lo tanto, son personas que en el pasado ya han optado por grandes coaliciones y podrían hacerlo nuevamente”.
¿Qué va a pasar con las regiones y especialmente con los consejeros regionales? ¿Podría cambiar su composición política?
“En el Maule la coalición de derecho u oficialista viene de muy malos resultados electorales en todas las últimas elecciones. Perdió las elecciones de convencionales, de gobernadores, de concejales y en el plebiscito. Entonces, independiente de quien resulte electo, van a tener que dialogar con una gobernadora regional que es de un signo político distinto. Y en ese tira y afloja, se pueden producir problemas”.
¿Qué otro aspecto va a ser novedoso de constatar el domingo?
“Ocurre que, en las últimas elecciones, la región del Maule era la que tenía mayor tasa de participación electoral y de votación por partidos tradicionales. Y eso también se ha revertido. Entonces, hay que ver si volvemos al cauce original o bien fan primando estas opciones de fuera de las coaliciones, con la participación electoral un poco más baja que en el pasado”.
El voto rural tiende a votar por partidos tradicionales. ¿Eso podría reflejarse este domingo como un factor más constante en la política regional?
“Ese es el voto que en el Maule va a marcar la diferencia. El voto rural es un voto que se inclina por partidos tradicionales y, generalmente, tiene una tasa de participación mucho más alta que el resto. En general -aunque hay excepciones por supuesto- en los grandes centros urbanos de la región, como son Talca, Linares y Curicó, la participación siempre tendía a ser más baja que el promedio. Y, a la vez, tiende a subir en las comunas aledañas de un perfil más rural”.