Muchas veces, cuando tenemos momentos que nos marcan la vida queremos que este recuerdo permanezca para siempre y los tatuajes permiten que se haga imborrable. La tendencia por tatuarse es cada vez mayor, hoy son más los que se atreven a plasmar en la piel esos momentos. Conocimos dos historias.
Felipe Carreño es tatuador. Desde hace 15 años partió su interés por los tatuajes ya que entre sus amistades tiene músicos y también tatuadores. Ahí conoció el mundo del tatuaje, además de venir de familia de artistas y sentir la necesidad de expresarse con el arte, lo que lo llevó a dedicarse a los tatuajes. “En estos tiempos hacer un diseño se hace un poco más fácil que cuando comencé ya que la tecnología ayuda bastante, pero de todas maneras se debe saber dibujar bien”, cuenta Felipe. Los primeros tatuajes fueron a amigos y conocidos; empezó de a poco a tener más clientes, llegando a un punto en que necesitó tener un estudio fuera de la casa. Generalmente los motivos por lo que la gente se tatúa son sentimentales o para inmortalizar momentos vividos, como un cliente que se tatuó a su esposa, que lamentablemente había fallecido tiempo atrás, “eso es fuerte para uno” comenta Felipe. En estos momentos tiene todo tipo de clientes de todas las edades y profesiones, eso le ha dado la satisfacción de estar haciendo bien su trabajo.
“Mi primer tatuaje me lo hice en el cuello, es un signo de la paz con una flor, tenía 17 años y me acompañó mi mamá”, cuenta Cinthia Urrutia. «Fui con bastante miedo la primera vez, ya que duele mucho, perforan la piel, se siente algo que nunca has sentido antes». Cuenta que el dolor es soportable y desde esa vez continuó tatuándose cada año, llevando en total unos veinte tatuajes. Los primeros fueron diseños bonitos que encontró en Internet, después del cuarto tatuaje empezó a buscar diseños con un sentido más allá de dibujos bonitos. En un momento de la vida se tatuó a Mafalda, ya que le gustó mucho el personajes y sus historias, después de eso empezó a crear diseños propios de recuerdos, diseños que comunican algo importante, como la casa que se les cayó por el terremoto. Actualmente quiere completar su pierna con tatuajes de rostros de mujeres que admira; ya lleva tres pero por temas de tiempo y trabajo no ha podido terminar, «pero quiero seguir tatuándome», nos cuenta Cinthia.