En nuestro país, desde el año 2019 hemos pasado por diferentes hitos que han afectado la salud mental. La pandemia que nos tuvo con un largo periodo de encierro y previo a ello, un estallido social, que dejó en evidencia que las cosas no estaban tan bien como se intentaba hacer creer, pues en eso somos casi expertos, diciendo siempre que estamos bien, cuando tal vez no es tan así, sin embargo, cuando nos topamos con alguien y saludamos preguntando cómo están, ¿Estamos preparados para recibir como respuesta, estoy mal?
Hay una frase de la película Joker (2019), que me hace mucho sentido: “Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”. Creo que esto pasa, principalmente porque son patologías no visibles a los ojos del mundo, algo similar pasa con las discapacidades que no son evidentes a la primera, pues son situaciones de la interna de cada persona y que, al estar lidiando con ello, claramente es una lucha desgastante, angustiante, porque intentan encajar dentro de esta mal llamada “normalidad”, para no sentirse aparte, para no sentirse solos(as), para no ser vistos como seres extraños, para no ser apuntados o excluidos.
En el caso de la Universidad Católica del Maule, la inclusión es un sello importante de las prácticas institucionales, liderando diversas instancias como el Programa de Apoyos y Recursos para la Inclusión (PARI) del Centro de Apoyo al Aprendizaje (CAP), vía de admisión especial para estudiantes en situación de discapacidad, entre otras.
Este año, las instituciones educativas, retomaron la presencialidad, por un lado, es una medida positiva, principalmente porque niños y jóvenes necesitaban interactuar en las aulas, vivir la experiencia, especialmente para aquellos que partían en espacios nuevos, sin embargo, hay aspectos que no se visualizaron y que son importantes no olvidar para evitar situaciones que afecten el bienestar emocional, físico e integral de cada uno. Hoy más que nunca tenemos aulas diversas en aspectos socioeconómicos, culturales, de discapacidad, de género, entre otros y para que podamos avanzar será preciso el diálogo, espacios de reflexión y contención guiados por los profesionales adecuados, porque no es hablar por hablar, es demostrar que no estamos solos en esto.
Katerin Gutiérrez Ávila
Gestora de Inclusión y Discapacidad
Programa de Apoyos y Recursos para la Inclusión
Centro de Apoyo al Aprendizaje
Universidad Católica del Maule