Se habló mucho del vandalismo en la conmemoración de los dos años del denominado “estallido social”, pero hoy el narcotráfico, la delincuencia y violencia en el sur de Chile, son pan de cada día ¿Por qué el Gobierno no ha sido capaz de enfrentar este tema con mayor efectividad y decisión?
“El Gobierno ha fracasado en brindar seguridad a los chilenos. Hoy somos un país mucho más inseguro y en eso estamos decididos a cambiar. Lo único que le ha interesado al Gobierno es hacer un show mediático, con redadas para la televisión y donde lo que se encarcela es la pobreza.
En nuestros primeros 100 días de Gobierno vamos a enfrentar la violencia y el narcotráfico (…) Vamos a enfrentar al crimen organizado en las comunas, pero también vamos a reforzar el trabajo en los territorios con equipos especializados y concretar un plan de recuperación de barrios, en aquellos sectores más críticos. Haremos que el Estado esté presente en aquellos lugares donde ya no se ve”.
¿La percepción de seguridad va de la mano e impacta en la productividad?
“Queremos que la seguridad sea una realidad en todos los lugares y no sólo donde se pueda pagar por una seguridad privada. Los grandes centros comerciales pagan por seguridad, pero el pequeño comercio, los emprendimientos locales en barrios no pueden hacerlo y es ahí donde pondremos nuestros esfuerzos. Es el comercio barrial donde creemos se juega buen parte del desarrollo económico. Si no tenemos paz no hay desarrollo económico posible en el país”.
Y en esto ¿se considera intervenir la policía uniformada?
“Hemos planteado que vamos a hacer una reforma muy profunda a Carabineros. Eso va desde los aspectos de formación en materia de derechos humanos, en aspectos operativos y tácticos. Pero la solución a los problemas no puede seguir esperando, debe ser una tarea inmediata (…) Importante será el estimular a que buenos carabineros estén en los barrios más críticos, donde se generen incentivos en sus remuneraciones; tal como hoy nos ocurre en materia educacional, cuando queremos que los buenos profesores estén en las escuelas más vulnerables”.
¿Y en ese avanzar en seguridad pública, las declaraciones del subsecretario Galli, cómo las interpreta usted?
“La verdad es que él debe centrarse. El subsecretario Galli debiera sincerar su posición, dar un paso al costado y, derechamente, irse a uno de los comandos que lo represente (…) Tenemos un mal Gobierno, que ha sido incapaz de producir el reencuentro entre chilenos y chilenas; y eso se ejemplifica en que quien debe estar preocupado por el orden público y la seguridad de nuestro país, hoy está más preocupado de que no se desfonden las campañas de la derecha”.
¿Hubo intervencionismo electoral desde La Moneda?
“Esos antecedentes ya han sido entregados a la Contraloría General de la República y esperamos que sea el órgano contralor el que se pronuncie al respecto como medida ejemplificadora”.
¿Y esta inseguridad que hoy se enfrenta en las calles, realmente favorece la postura electoral de la extrema derecha?
“La violencia no ayuda a profundizar los cambios que la gran mayoría de los ciudadanos esperan en el país. La gran herencia de las movilizaciones pacíficas es el cambio constituyente, y aquellos que la provocan en las manifestaciones, y que son grupos muy minoritarios, a los únicos que ayudan es a los sectores más extremos y a quienes aspiran a que nada cambié en nuestro país”.
¿Y ante esos sectores extremos, Nuevo Pacto Social busca mostrar equilibrio y mesura?
“Tenemos una gran diversidad, y eso permite reunir humanismo laico y cristiano. Es una fuerza refundacional que ha sido muy importante en nuestro país de partidos tradicionales que se unieron, a pesar de diferencias, para derrotar la dictadura y abrir paso a esta democracia. Acá también se acogen partidos nuevos que vienen a generar nuevos aires en la política, y sobre todo la disposición de incluir al mundo independiente. Esto es lo más cercano a hablar de la unidad social para garantizar la gobernabilidad social y política con tranquilidad. La polarización no le hace bien al país, no hay que caer en eso”.
Hablamos de gobernabilidad y ahí surge también el concepto de la regionalización. ¿Cómo se aborda este tema en su propuesta presidencial?
“Yo nací y crecí en una comuna que no es capital de región. Soy de región, así que no es necesario que nos hablen de los problemas del centralismo. Lo hemos vividos durante muchos años, y lo que hemos dicho es que este Chile debe escribirse con la mirada de las regiones y su voz tiene que ser escuchada (…) La descentralización es necesaria, le hace bien al país; por eso debemos consolidarla y profundizarla (…) Clave también es la participación, demanda real y concreta de las comunidades, pues también es la base para superar las desconfianzas de las instituciones. Vamos a profundizar la participación para que se distribuya de mejor manera el poder y no se concentre”.
Ahí adquiere importancia lo referido a las rentas regionales.
“Yo formo parte de una bancada regionalista, y desde hace mucho tiempo hemos contribuido con diversas propuestas para avanzar en una ley de rentas regionales. Lamentablemente este Gobierno no ha estado dispuesto a avanzar (…) Este es uno de mis compromisos, con lo que buscamos mayor autonomía, incentivar la eficiencia de los gobiernos regionales y donde existan tributos locales en beneficio de sus ingresos propios (…) Hoy sólo un poco más del 14 por ciento de los recursos que se invierten en la región son decididos por la región, y ahí el compromiso es avanzar por lo menos a un 40 por ciento”.
Más recursos, pero también mayores competencias…
“Sin duda, y ahí vamos a traspasar mayores competencias a los gobernadores regionales. Vamos a terminar con la figura del delegado presidencial y lo transformaremos en un secretario ministerial de Seguridad Pública. Estableceremos en nuestros primeros 100 días convenios de transferencia de competencia con cada gobierno regional para el período 2022 – 2024, que abarquen al menos las áreas de desarrollo social, cultura, infraestructura, ordenamiento territorial, fomento productivo e industria. Nuestro gobierno será con las regiones”
La agricultura es otro ámbito a considerar. Siempre se habló de Chile potencia agroalimentaria, pero hoy el sector enfrenta dificultades serias, sobre todo en cuanto a escases hídrica. ¿Hay un plan para enfrentar esta realidad?
“El tema hídrico es un talón de Aquiles para el desarrollo del sector. Este es un tema que debe ser abordado desde el ámbito técnico y para ello se requiere de propuestas que asuman en plenitud, con propuestas claras y concretas. En esa línea, la prensa especializada ha valorado nuestra propuesta en materia de cambio climático y lo ha posicionado muy por lejos de los otros programas de gobierno”.
Pero hoy no alcanza con medidas paliativas, como lo vemos hoy en el Maule donde los municipios deben llevar agua a zonas carentes del recurso.
“Hoy los principales proveedores de agua se están reduciendo y por tanto nuestros acuíferos tienen cada vez menos reserva de agua y los efectos son notorios en las áreas rurales y donde la región del Maule no escapa a ello. Es un escenario que hay que abordar con urgencia, con mucha responsabilidad y de ahí nuestra postura de que el agua tiene que garantizarse con distintos usos, siendo el primero el uso adecuado respecto del consumo humano. También privilegiando la industria familiar de subsistencia y dándole una posición estratégica, que es la seguridad agroalimentaria en el país (…) Hay usos distintos del agua, y sabiendo que no es un recurso infinito, cada gota que se emplea en la producción tiene que ser muy bien utilizada. Ahí nuestro programa establece prioridades de uso y en eso el consumo humano nunca tiene que estar en discusión”.
Entrando en la recta final de la campaña ¿qué puede esperar la gente en estas próximas semanas?
“Lo que tenemos decidido es que vamos a hablar de nuestra propuesta, las ideas que nos mueven. En mi semana de aislamiento preventivo tuve mucho tiempo de estar en plataformas de zoom y hablar con muchos y muchas. Lo que decidimos tras las primarias es que más allá de los números que convocaron, uno dice que acá está más de la mitad de la gente que habitualmente participa de estos procesos y no se sintió convocado. Es una oportunidad de generar alternativa, y eso hace más sentido que nunca. Quizás esta es una de las elecciones más difíciles desde el regreso a la democracia”.