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Ángel Orellana: todo empezó en las mesas de cemento del parque Piduco

Es talquino y una promisoria figura del tenis de mesa nacional. A sus 15 años viene de ganar una medalla de bronce en el Panamericano de Rosario, Argentina. Su futuro lo sueña jugando profesionalmente en Europa (por Rodrigo Contreras Vergara)

Cristian Orellana cuenta que sus hijos, Ángel y Paolo, se arrancaban a jugar a las mesas de cemento del Parque Piduco, ubicadas a los pies del puente de la 6 Oriente. La familia es de la población Brilla El Sol, aunque en la actualidad vive en la Villa Don Sebastián.

La distancia no impedía que Cristian volviera regularmente a la Brilla El Sol con sus hijos. Ahí estaban familiares y amigos. Y ahí también se ubica la cancha de fútbol del club local. Ángel y Paolo, siguiendo la tradición futbolera de su padre, jugaban a la pelota y en los ratos libres se iban a jugar tenis de mesa al parque.

En una de esas, pienso, los vi jugar en alguno de mis paseos por el parque. Tal vez esas pichangas a pulso de paletas y pelotas tan livianas como las brisas que suben del Piduco, podrían explicar el tercer lugar que consiguió recientemente Ángel Orellana en el campeonato panamericano de tenis de mesa infantil-juvenil realizado en Rosario, Argentina.

Sí, me salté una parte de la historia. De las escapadas al parque Piduco a jugar tenis de mesa y la medalla de bronce en Rosario hay información que no aguanta una elipsis. Contemos que Ángel tiene 15 años. Es talquino, estudia en el Liceo Diego Portales con exámenes libres y antes del tenis de mesa jugaba al fútbol. Eso hasta este año cuando en febrero Paolo, su hermano mayor, jugando a la pelota en una cancha de pasto sintético, se cortó el ligamento cruzado de la rodilla. Paolo también jugaba al tenis de mesa y era bueno. El accidente llevó a Ángel a plantearse su futuro deportivo. ¿Y si le sucedía algo similar a lo de su hermano? ¿Una lesión grave? ¿Una fractura de tibia y peroné o una rotura del tendón de Aquiles? No solo se detenía su pasión futbolera sino también el tenis de mesa. Una apreciación compartida por su padre y entrenadores. Ángel ya era seleccionado chileno, había viajado a Estados Unidos, Colombia, Perú y Paraguay y era número uno del ranking nacional en su categoría.

A los 9 años su papá, viendo sus habilidades, lo llevó al Club de Tenis de Mesa Talca, donde lo recibieron los técnicos Víctor Córdova y Guillermo Campos. Comenzaron a viajar a torneos. Vinieron los buenos resultados, las medallas, los títulos, los avances en el ranking. Ángel demostraba que tenía talento. Luego los viajes al extranjero representando a Chile. Hasta el panamericano reciente en Rosario, donde además del tercer lugar individual sumó otro bronce por equipos.

Le pregunto a Ángel qué es lo más importante para jugar bien al tenis de mesa. Me dice que lo mental es fundamental. Hay que manejar de buena manera la concentración. Además que le gusta competir y ganar, por supuesto.

Como suele suceder en estos casos de deportistas destacados, la familia tiene un rol fundamental. Cristian Orellana ha sido el motor de la incipiente carrera de Ángel. Cuenta los logros de su hijo con orgullo. Lo ha acompañado desde sus inicios en los viajes a distintas ciudades del país. Partían los viernes para jugar los fines de semana en Santiago, San Antonio, Villa Alegre, San Javier, Constitución. La familia, además, debía financiar los gastos de los viajes y de la implementación deportiva, que no es barata. ¿Cuánto cree que cuesta una paleta? Una madera, corrige Cristian para referirse a la paleta, puede costar 240 mil pesos. Sume el valor de las gomas que, las más baratas, se compran entre 40 y 45 mil pesos. No tenía idea que las maderas, como los autos, necesitan cambiar de gomas. Otro dato es que para los torneos internacionales, por reglamento, debe viajar con dos maderas. Por el momento, Ángel no tiene patrocinadores. Todo va a cuenta de la mamá, el papá, la tía, la abuela. Todos aportan.

Lo invitaron a entrenar al Comité Olímpico durante 10 días. En cuanto a competencias, ya está clasificado para el nacional a realizarse en noviembre.

A futuro, a Ángel le gustaría viajar al extranjero a jugar profesionalmente por clubes, como lo hacen varios de los seleccionados adultos del tenis de mesa nacional. Alemania, por ejemplo, sería un destino ideal.

Los paleteos en las mesas de cemento del parque Piduco podrían explicar, al menos de manera anecdótica, una parte de los éxitos de Ángel. Pero lo fundamental, está claro, es el esfuerzo del mismo Ángel y el apoyo de su familia. Los sueños de Ángel Orellana están intactos.

FOTO 1: Ángel Orellana luce las dos medallas de bronce ganadas en los panamericanos de Rosario, Argentina.

 

 

FOTO 2: Ángel junto a sus compañeros que obtuvieron el bronce por equipos en Rosario.

 

 

FOTO 3: Ángel junto a su padre y su hermano mayor en los inicios de su carrera deportiva.

 

 

FOTO 4: El seremi de Deportes, Iván Sepúlveda, entrega un reconocimiento a Ángel como uno de los mejores deportistas del 2024.

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