“La obra literaria de Raúl Zurita no solo ha renovado y enriquecido la poesía chilena del último medio siglo sino también la continental y fuera de nuestras fronteras. Para quienes amamos la literatura, y en especial la poesía, la lectura de la obra de Zurita, en libros como Purgatorio, Anteparaíso, o La Vida Nueva, asimilamos, reflexionamos y compartimos, con ese mismo tipo de revelación -cada una con sus propios cielos y atmósferas – que nos dejan lecturas como las de El Quijote, Canto General o Crimen y Castigo, en que la dimensión humana en su imaginario de amor y dolor, de sueños y esperanzas, nos es relatada en toda su maravilla y en toda su crudeza, desplegándose y replegándose entre el dolor y el amor”, precisa Álvaro Peralta Artigas durante la conversación que sostuvo con Diario Talca.
Peralta acaba de publicar “Conversaciones con Raúl Zurita /El sueño que sueña la tierra” (RIL Editores, 2022) donde Zurita “revela su mirada del ser humano, con sus oscuridades y sus luces”. Álvaro Peralta Artigas es abogado, magister en derecho por la Universidad de Chile y escritor. Entre sus libros, escrito en coautoría con Enzo Pistacchio Sassarini destacamos Duro de matar. Diálogos con Camilo Escalona; Bajo fuego cruzado. Diálogos con Andrés Allamand; La fuerza de las ideas. Diálogos con Gutenberg Martínez…
Escribe Zurita: “Pienso la historia que hemos construido está llena de indignidades. Como que seres humanos no tengan que comer. Nadie pidió nacer. Pero todos tienen derechos a las necesidades básicas. A ser mirados con simpatía y altura. En el momento del estallido, el menoscabo se ve en la AFP, en la educación, en la salud para los ricos y no para los pobres. Es monstruoso. No creo que exista mejor definición de estas sociedades que esa, son sociedades que han creado un orden monstruoso”.
Álvaro, ¿cómo se acerca a Raúl Zurita y su poesía?
“El año 2019 propuse a Guillermo Teillier dar vida a un libro sobre los principales hitos de su pensamiento y vida política. Guillermo aceptó. Tras varios encuentros, escribí el libro ‘El Sueño Existe. Diálogos con Guillermo Teillier’. Mi primera relación con Raúl Zurita se originó a raíz de dicho libro. Tuve el privilegio que él lo prologara con palabras conceptuosas hacia mi persona y la obra. El lanzamiento del libro se realizó vía zoom en octubre del 2020 por razón de la pandemia. Raúl fue uno de sus presentadores”.
¿Cómo se fueron desarrollando las conversaciones?
“De ese encuentro inicial con Raúl, se originó una rica relación de encuentros y diálogos, tanto en su casa, como vía Zoom, esta última modalidad de comunicación, debido a que yo vivo en el sur, en Piedra Azul, en el primer tramo de la carretera austral, a 18 kilómetros de Puerto Montt. Tenía en mente un conjunto de temas, de interés cultural, entre otros, relacionados con la identidad cultural de nuestro país, de su mundo indígena, de nuestras particularidades y miradas, de las oscuridades y miedos que nos habitan, del significado de la dignidad, del estallido social, de la soledad de las elites en la hora presente de Chile. Se tradujo en un borrador de índice temático, que constituyó una guía para avanzar e ir dando cuerpo al texto. Debo confesarte que fue para mí muy cautivante ver la disposición y entusiasmo de Raúl en ahondar en múltiples significados de esas temáticas, con una mirada trascendente, como él lo dice ‘he escrito para una vida que no será mi vida, para un tiempo que no será mi tiempo, para una posteridad que no será mí posteridad’”.
Al referirse al pensamiento de Zurita habla «de un humanismo del nosotros». ¿Cómo lo fue construyendo?
“El humanismo del nosotros es, en mi opinión, la ruta de la construcción a través de la cual Raúl ha hecho de su vida una obra de arte. Así lo señala en su discurso al recibir en España el año 2020 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Frente a un mundo de violencia, de impiedad y crueldad, nos dice ‘la tarea no era escribir poemas, ni pintar cuadros, ni componer sinfonías, sino hacer de la vida una obra de arte, el más vasto y hermoso de los cantos, la única y gran sinfonía frente a la cuál valía la pena luchar y morir’”.
Ese humanismo, ¿le da a su poesía una dimensión iberoamericana?
“Creo que la respuesta a esa pregunta la podemos encontrar cuando se refiere a lo que uniría a los países de América Latina más allá de las particularidades de cada uno. Nos dice: ‘La lengua. La Unidad Lingüística. Es increíble. Desde Río Grande a Tierra del Fuego tenemos la misma lengua. Un fenómeno absolutamente alucinante’”.
Álvaro, ¿cómo fracturó a Zurita la tragedia del 11 de septiembre de 1973… ¿Qué huellas le dejó?
“Cuenta Raúl en el libro: ‘Recuerdo una experiencia aterrorizante. Atravesé una noche de toque de queda en Valparaíso. Pleno 1973. A minutos de iniciarse me abandonaron los captores. Tenía terror. Recién me habían soltado después de varias semanas privado de libertad dentro de un barco en la bahía de Valparaíso. Sentía que si me tomaban de nuevo me matarían. Me metí por unos callejones en un cerro. Escuché como pasaba un auto rajado. Una cortina que se cerraba. Y luego silencio. Aún viven en mí esas experiencias nocturnas, verdaderas pesadillas’. Creo que en estas palabras de Raúl está la respuesta a su pregunta”.
¿Cómo reaccionó frente a las atrocidades de la dictadura?
“Creo que el valor del compromiso, de vivir el arte como una construcción de mundo y de sociedad, Raúl lo vivió con intensidad en la oposición a la dictadura que llevaron adelante tanto él como varios otros artistas. Cito sus palabras: ‘La lucha contra la Dictadura era parte de nuestras vidas, y una parte crucial’”.
¿Qué claves de la naturaleza de la dictadura le dio la obra de José Donoso, que de alguna manera la anticipó?
“Refiriéndose a ese ‘miedo que es pánico’, para Raúl ‘José Donoso en su libro El Obsceno Pájaro de la Noche, pese a que está ambientado en el campo, intuyó esa cosa. Esa oscuridad está ahí’. De ahí que diga: ‘Donoso fue un gran adelantado’”.
Zurita ve con dolor los lados oscuros de la historia de Chile, como lo fue la Pacificación de La Araucanía. ¿Cómo ve la reparación?
“Conversando sobre este tema, para él, el factor moral es relevante. Tras sostener que ha existido una guerra de usurpación, una guerra de masacre, una historia presente en que esas tierras eran suyas y de pronto son de las madereras, su opinión es que el conflicto ‘debería resolverse desde un punto de vista moral’. Agrega: ‘Y no creo que estemos en una época en que la moral tenga mucha fuerza. Ese es el problema, que la moral como categoría, pueda ejercer un poder sobre algo. Sin embargo, el discurso no puede ser sólo moral. Deben ser devueltas las tierras’”.
¿Cómo reaccionó al neoliberalismo que impuso el régimen militar?
“Pienso que la reacción de Raúl se ha traducido en hacer de su vida una obra de arte, al servicio de los más dañados. Para mí, fue muy revelador escucharle decir y quedar plasmado en el libro ‘la poesía, si algo así aún existe, si lo que yo hago aún existe, debe descender a las fosas de lo humano donde están los más dañados, los más malditos, los que están muy mal, los más infectos; y desde allí emprender el arduo camino a una nueva alegría, a una esperanza,
a un nuevo sueño’”.
¿En qué momento el poeta se desilusionó de Chile, tras la vuelta a la democracia?
“Hay un episodio que para él significó indicios que lo hicieron dudar. Ocurrió cuando apoyó a Lagos. Lo cito: ‘Como lo que dijo Francisco Vidal. Fui testigo directo, dijo que había que dejar la palabra pueblo. Esto fue a la larga lo más grave que hizo su gobierno y tuvo consecuencias letales para la izquierda chilena que, salvo el Partido Comunista, compró muy pronto ese discurso que tuvo consecuencias lamentables de los que solo se ha salido recién. De esa cancelación sale la izquierda renovada y el neoliberalismo’”.
¿Cómo vivió Zurita el estallido social del 2019?
“Con un pre infarto. Cuenta que ‘había llegado hace poco a Chile; tuve un pre infarto en el aeropuerto de Colombia. Tenía la prohibición médica absoluta de moverme. Bueno, igual fui, sostuve una bandera, desfilé…Me operaron al otro día. Duró nueve horas y en un momento estuve clínicamente muerto. Pero estuve allí. Fui un testigo entre dos millones de testigos’”.
¿Qué quiere decir que Chile es un país vertebrado?
“Que en Chile es fácil identificar donde está el poder. Los dueños de las mineras son los mismos dueños de los campos, de la zona central y de las madereras en el sur“.