Las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen una de las principales causas de mortalidad en Chile, contribuyendo en aproximadamente un 23% de las defunciones anuales. Este conjunto de patologías abarca infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, enfermedades coronarias y otras afecciones cardíacas, que no solo están confinadas a adultos, sino que sus repercusiones sorprendentemente se extienden a jóvenes y adolescentes, mediadas por factores modificables como el sedentarismo, tabaquismo, una dieta poco saludable y el estrés (DEIS, 2022).
En un contexto global, las ECV ejercen un peso significativo en la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que estas afecciones provocan alrededor de 17,9 millones de defunciones anuales, representando el 31% de todas las muertes mundiales. Su incidencia sigue en aumento, exacerbada por factores compartidos como el envejecimiento demográfico, la urbanización y hábitos de vida perjudiciales.
Las ECV están influenciadas por diversos factores de riesgo cardiovascular (FRCV), que incluyen edad, género, presencia de hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes mellitus, enfermedad renal crónica, malnutrición por exceso, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, sedentarismo y antecedentes personales y familiares de ECV.
Como respuesta a esta problemática, se han logrado avances mediante esfuerzos intersectoriales a través del fortalecimiento del manejo preventivo, elevando la conciencia pública gracias a campañas educativas que han mejorado la comprensión de la población sobre los factores de riesgo cardiovascular modificables, como el sedentarismo, la dieta no saludable y el tabaquismo. Asimismo, se ha facilitado el acceso a la atención primaria a través de políticas y programas que posibilitan una detección temprana de enfermedades. La innovación tecnológica en la medicina ha perfeccionado la detección y tratamiento de afecciones cardíacas, incluida la telemedicina y dispositivos portátiles de monitoreo. La colaboración entre profesionales de la salud ha fomentado un enfoque multidisciplinario para abordar de manera integral a las personas.
A pesar de estos logros, subsisten desafíos significativos en la consecución de los Objetivos Sanitarios de la Década. Las desigualdades persisten en el acceso a la atención, a pesar de los esfuerzos de mejora, y las brechas en comunidades vulnerables exigen una atención especializada. La promoción de hábitos saludables, como la alimentación equilibrada y la actividad física, requiere una intensificación de los esfuerzos, ya que constituyen pilares fundamentales en la prevención. La investigación y el desarrollo de terapias mejoradas deben ser incentivados para mitigar el impacto de estas enfermedades. El tabaquismo continúa siendo un factor de riesgo importante, exigiendo campañas antitabaco y programas de cesación.
En conclusión, se destaca la imperiosa necesidad de una colaboración coordinada entre los actores del sistema de salud, la comunidad y los responsables de políticas públicas para afrontar los desafíos pendientes, y avanzar en la protección y promoción de la salud cardiovascular tanto en Chile como en el mundo. Se hace un llamado especial a los equipos de salud en el Mes del Corazón, conmemorado cada agosto, para promover el lema «Conoce tus números», el cual tiene como objetivo que las personas comprendan sus factores de riesgo modificables, fomentando el autocuidado tanto en personas sanas como en aquellas con enfermedades crónicas.
Mg. Adrián Núñez González
Mg. Cristina Bizama Silva
Docentes Carrera de Enfermería
Universidad Autónoma de Chile