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CONTRAPUNTO A LA CIUDAD DE TALCA por Franco Caballero Vásquez

En este verano tuve la oportunidad de visitar Valdivia y luego Viña del Mar. Sin buscarlo se dio la oportunidad de estar en la primera y en la segunda ciudad con mejor calidad de vida según el estudio de barómetro “Imagen Ciudad” de los últimos tres años, que pertenece a la consultora Visión Humana. Claramente mis percepciones de ambas ciudades son bastantes subjetivas, pero me era inevitable compararlas con nuestra ciudad.

En aquel balance la ciudad de Talca solo aparece en la categoría Mejor lugar para estudiar, ubicada en el puesto número 7, por sobre Temuco, Iquique y Puerto Montt, pero fuera de las otras tres categorías que son Mejor lugar para vivir, Mejor lugar para trabajar y Mejor lugar para visitar. Ok. No hay problema, solo son rankings.

Desde mi perspectiva, cuando estuve en Valdivia percibí la magnitud de la naturaleza ante el ser humano. Pude observar cómo la naturaleza era un factor importante dentro de la ciudad y de sus conductas. Árboles inmensos, un río portentoso, lluvias incansables, haciendo del hombre un ser diminuto y ocupado ante su majestuosidad. Podría decir que es una ciudad donde la naturaleza se vive y se valora.

Cuando estuve en Viña del Mar me volvió a llamar la atención el comportamiento amable y liviano de las personas. Es una ciudad que ha estado por años en los primeros puestos en cuanto a mejor calidad de vida, y es difícil negar el atractivo que tiene como ciudad. Aunque vale decir también, que llama la atención la segmentación de la ciudad, como si se hubiese pensado que “aquí vivimos nosotros y ustedes viven allá”. Pero la hermosura de sus playas es innegable.

Estando afuera siempre pensé en Talca. Pensaba en cómo seremos nosotros ¿Nos gusta nuestra ciudad y nuestras conductas? Somos el corazón agrícola del país. Los alimentos aquí son más baratos pues no pagamos traslado. Según la encuesta CEGES-Maule 2019, que consultó a las personas de Talca, se declararon dos buenos atributos de ella: que era barata y segura. Eso reflejaba la encuesta.

En ambas ciudades, la del sur y la de la quinta, el aire se respira muy bien; comparé con Talca y pensé en que somos una ciudad de poco árbol. O de harto árbol chico. De modo optimista, me imaginé cómo sería a futuro, cuando esos árboles recién plantados crecieran y fueran frondosos. Quizás allí el aire cambiaría. ¿Será acaso que tuvimos tiempos en que nos dejamos estar? También pude notar, a noción del señor Jorge Belmar, anticuario y dueño de una notable librería en Talca, la gran diferencia en cuanto a cantidad de iglesias entre nosotros y las otras dos ciudades mencionadas. Pareciera que somos una ciudad de iglesias. En el plano central de la ciudad, cada ciertas cuadras hay una. Eso me hizo pensar en cuánto nos conoceremos como urbe.

Cómo ha sido nuestra historia, o desde qué instituciones hemos sido formados. Si fomentáramos el conocer más nuestra ciudad, más podríamos quererla, y por tanto mayores mejoras podríamos trabajar en ella. No se puede amar lo que no se conoce; el conocimiento es una parte esencial para desarrollar el amor por las cosas, y el amor en general. Como tu artista favorito, lo quisiste aún más cuando conociste su vida, su fecha y lugar de nacimiento, por ejemplo.

Los memes nos ponen en las palestras y el humor siempre es bueno. Que los completos, que el hospital, que el coronavirus. Estamos de moda, puede ser. Esa es una brisa que nos puede impulsar a valorarnos más, y así poder incentivar el crecimiento de esta capital regional. En realidad, de cualquier ciudad que se ponga encima de la mesa. Por ejemplo, si los curicanos conversan de Curicó, Curicó podrá seguir creciendo. Más allá del sentido colectivo que ya tienen, que se refleja en su organización futbolística, donde aún en los tiempos de hoy Curicó Unido siegue siendo Club Social y no Sociedad Anónima como todos los demás equipos de primera división. El único que se resiste a privatizar el fútbol. Hazte esa.

Los estudios indican el mejoramiento generalizado de las ciudades, en cuanto a su valor urbano, demostrado en el índice de Calidad de Vida Urbana realizado por la Cámara Chilena de la Construcción del año 2020, en la que Talca en diez años logra entrar en la categoría de “Áreas Metropolitanas Emergentes”, donde se destaca su crecimiento generalizado de las áreas urbanas. Pero el mismo estudio concluye también un problema, y es que mientras se vaya complejizando una ciudad, aumenta la desigualdad. Esto ocurre puesto que esa idea de “complejización” se define en la idea de progreso y desarrollo, ambos términos con gran saborcito a estimativas económicas. Ya bastante anticuado, cuando pensamos que la sociedad avanza de ser una sociedad de mercado a una de derechos.

En definitiva, si comprendemos que los jardines de mi vecino son también los míos, nos estaremos sumando a la incipiente corriente de la conciencia colectiva, donde el espacio común no es una amenaza, sino un espacio de resguardo, pues me incluyo en lo comunal. El fin es el amor por la ciudad, el camino es conocerla para amarla, porque fuera de cuentas, cada vez que volví, estuve contento, dichoso por cruzar esta alameda que tanto conozco, enorme y profunda, colmada de paseos y pololeos.

Franco Caballero Vásquez

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