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Del lenguaje

Dice un graffiti que leí por ahí: “Leer es como besar, a quien no lo hace con frecuencia se le nota en la lengua”.

Yo la verdad, no quiero entrar en el análisis de donde usted, querido lector, mete o no mete su lengua. Después de todo, su lengua es suya y usted sabrá lo que hace o no hace con ella. Así como mi lengua es mía y por esta habré de responder el día en que cielo y tierra se acaben. Y aunque casi me salgo del tema, pensando donde ha estado la mía, donde nunca debió estar, donde quisiera regresar y todo ese tipo de cosas producto de la imaginación desatada del momento y el déficit atencional que me devora, el afán de esta columna es otro: hablar del lenguaje.

¿Y quien soy yo para hablar del lenguaje? Se preguntará usted. Bueno alguien que tiene lengua, que lee y que habla. Y a quien, además, el tema de las palabras y su uso siempre le ha fascinado. Porque, como decía alguien que se decía mi amiga: “el lenguaje crea realidades”.
Y claro…. Si usted es presa de sentimientos imprevistos, novedosos y fluctuantes, cosa tan propia de esta pandemia; ¿cómo los define si no se maneja en el uso del lenguaje?

¿Cómo sabe uno lo que siente si no sabe expresarlo en palabras?
No me diga, que caerá en improperios al no saber qué c#&@$ le pasa…
No sea así…. ¡¡Aprendamos juntos!!

Puede que lo que usted sienta sea, por ejemplo: un tipo de estrés crónico padecido por la respuesta a un exceso de demandas y presiones ligadas a su trabajo. O sea, si usted, pre-pandemia digamos; ya se sentía medio tostado con su pega, y ahora le suma a esta los encantos propios del teletrabajo, probablemente lo que usted siente sea: bournut.

¡¡¡Ve!!!! ¡¡Tan raro que se sentía y tanto que le costaba encontrar las palabras para describirlo!! ¿¿No se siente mejor ahora?? Yo sí…

A mi me estaba pasando por ejemplo que sentía nacer en lo profundo de mi corazón una valoración increíble por las mujeres. Un aprecio, emoción, sensación (no sexuada aclaro), de que somos las féminas, tan bacanes, poderosas, pero nos cuesta tanto salir adelante en la vida, que deberíamos ser una tribu que luche junta, se valore y se empodere todo el tiempo, porque el mundo entero nos chaquetea con sus demandas, sobre todo los hombres y su patriarcado nefasto. Ups… me emocioné… Pero de paso aparecieron dos nuevos conceptos….
Pues; lo que yo sentía se llama sororidad. Pa´ que vea!! ¡¡Una sintiendo cosas que ni sabe cómo se llaman!!

Es que, definitivamente el lenguaje va cambiando y así como ya no vamos de compras a la botica antes de ir al biógrafo, bien abrigados con un paltó para después del malón, ya pronto estaremos escogiendo un vestido ramdom para encontrarnos con nuestro match, que tiene más cara de crush, y aunque parezca un poquito mainstream, pucha que nos hace shippear.

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