
No cualquiera lleva la casaquilla “10” en un equipo de fútbol. Ocupar esa camiseta es sinónimo de talento y de un jugador desequilibrante. Pelé, Diego Maradona y Lionel Messi, por nombrar algunos futbolistas destacados en todo el planeta, han portado ese número mágico.
Tal como estas figuras mundiales, que han disputado las Eliminatorias, Mundiales y distintas competencias, un talquino cumplió el sueño de vestir los colores patrios de la selección chilena de fútbol amputados y con ese dorsal en la espalda.
Fue en el Clasificatorio de Barranquilla, Colombia, donde Felipe Raúl Lizana Miranda, fue genio y figura en la Roja, que buscó los pasajes al Mundial de Turquía, pero que no logró clasificar a la cita planetaria.
Uno de los puntos altos de Chile fue el maulino, que sorprendió con su juego y con la capacidad goleadora, después de marcar tres goles en territorio colombiano. “El balance es positivo, ya que llegamos como selección desconocida y nos vamos dejando una muy buena impresión con las demás selecciones. Se vivió intensamente, a mil de alegrías y luego pasamos a las tristezas, fue una ruleta rusa de emociones. Estoy feliz por lo vivido”, comentó.
La Roja sumó cinco puntos, ganando un partido (1-0 sobre Ecuador), empatando dos (2-2 ante Colombia y 1-1 con Argentina) y perdiendo tres (0-3 frente a Uruguay, 1-2 contra Perú y 0-4 ante Brasil) , números que la dejaron sin opciones mundialistas en este Sudamericano, en el que fueron parte 113 exponentes y con la presencia de siete escuadras: Colombia, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, Perú y Ecuador.
En 2019 comenzó a entrenar y a programarse este elenco criollo de fútbol amputados, el que se nutría de jugadores que participaban de un campeonato en Santiago, por lo que, tras saber de esta situación, Felipe tomó contacto con el profesor Juan Pablo Rivero, quien lo invitó a entrenar. Y, como de inmediato, mostró sus dotes y cualidades continuó en la escuadra nacional, para transformarse en una pieza fundamental en el andamiaje del actual estratega de la selección, Esteban Correa Arias.

SATISFACCIÓN
Fue una alegría enorme, una gran satisfacción por lo mostrado individualmente, lo que le hizo recordar su infancia. De hecho, a los 12 años perdió su pierna derecha por una negligencia médica, pero, al poco tiempo, ya andaba jugando con una pelota, al ser una verdadera pasión el deporte rey.
“Cuando era pequeño quería ser futbolista profesional, era lo que soñaba día a día, estar con la pelota. Cuando me pasó lo de la amputación de la pierna se me vino el mundo abajo, pensé que no jugaría más al fútbol, pero es tanto lo que me gusta el fútbol que logré jugar, siendo mi terapia y mi vía de escape a todo”, sentenció.
Son las vueltas de la vida, porque, pese a esa discapacidad, terminó vistiendo los colores patrios y con grandes proyecciones, al contar con una varita mágica para ser un aporte en este equipo chileno, en el que se ganó el respeto por lo realizado en este Sudamericano.
Respecto a la actuación en ese certamen, el deportista de 36 años, contó: “Nuestra selección tuvo una participación más que digna. Si bien nos falta aprender muchas cosas, como trabajar en las ocasiones en las que íbamos arriba. Para ser nuestra primera vez, fue un muy buen debut. Logramos que todas las selecciones que participaron hablaran muy bien de nuestro país, siento que nos hicimos un nombre. Que Brasil y Argentina, que son potencias mundiales, hablen muy bien, es reconfortante”.
Además, se refirió a lo efectuado en lo personal, señalando: “Estoy feliz de cumplir un sueño y de darme a conocer en muchas partes del mundo. Se hablaba en el torneo del “10” de la selección chilena. Lo dejé todo, jugué con el tobillo muy inflamado, golpeado por todos lados, pero contento de cumplir este hermoso sueño de defender a mi país y a mi querida ciudad de Talca”.
El destacado jugador llegó a la capital regional con un gran desgaste y contracturado, por eso, por estos días no entrenará para abocarse de lleno en su recuperación, donde será fundamental la ayuda kinésica para regresar en gloria y majestad, aunque también se preocupará de otros tópicos.
“Buscaré auspiciadores y más personas que quieran unirse a esto para poder tener una Liga y empezar a masificar esta disciplina, para que otros exponentes vayan aprendiendo del fútbol amputados. Como quedamos fuera del Mundial, ahora debemos prepararnos de la mejor forma, ya que este otro año es la Copa América”, puntualizó.

BALANCE
Por otra parte, el entrenador de La Roja de amputados, Esteban Correa Arias, hizo un balance de lo que fue este torneo internacional y dijo: “El campeonato en sí estuvo complejo, al menos tres de los equipos, en estas Clasificatorias, eran de categoría, los otros estaban a un nivel parejo. La selección debe mejorar en varios aspectos, debido a que era nuestra primera participación con equipos amputados y con partidos seguidos. La capacidad física de los jugadores se vio afectada y, a medida que avanzaban los resultados, mentalmente los muchachos fueron decayendo. Debemos enfocarnos en las capacidades individuales y como equipo en el aspecto físico-técnico”.
Consultado por la actuación de Felipe, el DT, acotó: “Fue increíble, apoyó a sus compañeros, mostró al mundo su talento y las ganas de querer jugar al fútbol. Las demás delegaciones se acercaban a él impresionadas con sus actuaciones y habilidad con el balón, lo felicitaban. Pasamos de ser un equipo primerizo, que venía a probar qué tal nos iba, a un equipo de competencia, debido a la peligrosidad que generaba Felipe y la garra que tenían sus compañeros”.
Sumado a eso, comentó las virtudes de este talquino. “Felipe tiene un regate corto y juega con el balón en el pie, su velocidad y buen uso del bastón lo caracterizaban, a pesar de la condición física que tenían los contrincantes, quienes la mayoría eran atletas profesionales. Sus ganas de demostrar ser el mejor y de ganar eran su marca y lo demostraba cada vez que tocaba el balón”.
El mismo entrenador, recalcó: “La verdad nosotros sabíamos la capacidad que él tenía para anotar, que daría la sorpresa en este campeonato y que su categoría, para definir en el arco, nos acercaría a lograr nuestro objetivo, que era competir. Cada vez que lo vemos jugar, nos impresiona su capacidad de juego y, más aún, la capacidad para poder marcar un gol”.
Fue una actuación que quedará en la historia de esta selección chilena, que contó con un talquino en sus filas, quien respondió a las expectativas, con goles, talento y entrega.
Sin embargo, Felipe Lizana no quiere quedarse solamente con eso, sino que ya piensa en los siguientes desafíos en el fútbol amputados, como la Copa América 2023, donde Chile espera hacer una buena campaña, con un maulino como figura, y la Copa Libertadores 2024, lo que indica que serán varias las metas que tiene, tras deslumbrar a nivel internacional.