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ENTREVISTA: “Esperamos que la inflación comience a descender a fines de 2023 o inicios de 2024”

Pablo García, vicepresidente del Banco Central, uno de los personajes claves en la economía chilena habló en exclusiva y a fondo con Diario Talca respecto a lo que está pasando y podría ocurrir en asuntos como la inflación, las alzas de precios de productos básicos y las exportaciones agrícolas (por Hernán Espinoza/Fotografía Luis Casanova)

Pablo García es vicepresidente del Banco Central y uno de sus consejeros.

¿Cuál es la motivación del Banco Central para viajar a regiones y difundir los detalles del IPOM ante los actores económicos, la academia y las autoridades sectoriales?

“Hace ya 20 años que hemos decidido no solamente hablar del IPOM en las instancias más formales y legales que tienen que ver con el Congreso y las comisiones de Hacienda, sino también visitar las distintas zonas de Chile para ir entregando el mensaje directamente a las comunidades y los territorios. No es algo que sea inusual en los bancos centrales del mundo porque muchos hacen cosas parecidas. Y nosotros más porque somos el Banco Central de todo Chile”.

¿Cómo percibió la recepción de los resultados del IPOM ante nuestras autoridades regionales que están recién asumiendo sus tareas de Gobierno?

“Como siempre, muchas inquietudes respecto a la región. Chile es un país muy diverso, con economías que son bien distintas, dependiendo de cada localidad, por lo tanto, las inquietudes son distintas”.

¿Cuál fue el centro de su mensaje?

“Hay que enfatizar es que hoy tenemos un desafío a nivel país, que es controlar la inflación. Creo que, en ese sentido, el mensaje fue bien recibido y hay una gran comprensión aquí en Talca respecto a la importancia de enfrentar esta situación”.

Existe una visión de que el Banco Central habría llegado tarde a esta tarea de controlar la inflación con el reajuste al alza de la tasa de política monetaria, pensando que el 2021 cuando teníamos retiros de fondos de las AFP y el IFE universal, esa tasa estaba al mínimo técnico de 0,5% y se mantuvo así por casi todo ese año. ¿Qué piensa de esta crítica?

“Efectivamente, yo creo que las decisiones de política monetaria que tomamos durante la etapa más severa de la pandemia el 2020 y 2021 no tenían contemplado que iba a haber estos grandes estímulos, como los retiros y el IFE universal que se produjo el segundo semestre de 2021. Eso es indudable. Pero bueno, el entorno siempre cambia y nosotros no opinamos respecto a la conveniencia o no de distintas cosas. Simplemente damos el mensaje respecto a las consecuencias o implicancias que puede tener y, para nosotros, eso implicó que tuvimos que normalizar la política monetaria y comenzar a subir la tasa mucho más fuerte y antes de lo que pensábamos”.

¿Para ustedes no era previsible que el Gobierno terminara por ceder y que el Congreso impulsara los retiros a través de la fórmula de reformas constitucionales?

“Más allá de la dinámica política que lleve tal o cual decisión, lo que nosotros hacemos es que miramos las decisiones que se toman, miramos los efectos que se puedan producir y resolvemos lo que corresponda. Por ejemplo, hacia principios del 2021, esperábamos que recién ahora, es decir, en marzo de 2022, íbamos a empezar recién a subir la tasa de interés. Eso pensábamos hace un año atrás. Peor debido a que hubo todo este extra-impulso a la economía que causó que la inflación subiera, tuvimos que empezar a ajustar la tasa mucho antes. Eso demuestra la capacidad de reacción de la política monetaria. La política monetaria no es una estrategia constante o pasiva, sino que va cambiando de acuerdo a las circunstancias”.

¿Y qué pasa con los efectos de esta política monetaria? ¿Era previsible que subiera hasta el precio del aceite para los ciudadanos? ¿Ese fenómeno se debe al ajuste de las tasas?

“Más bien es al revés. El hecho de que los precios estén subiendo de forma generalizada más que un precio en particular es el resultado de que ha habido un exceso de gesto o un gasto muy elevado en Chile. Y la política monetaria, al ponerse más restrictiva, como lo está haciendo ahora, lo que busca es que este fenómeno inflacionario no sea permanente, sino que sea transitorio. Es decir, que la inflación tienda a bajar. Es vedad que hay algunos efectos bien específicos vinculados, por ejemplo, a la guerra en Urania, lo que ha llevado a que los precios de los alimentos y combustibles hayan subido. Pero esos son efectos más bien sectoriales. Lo que a la política monetaria le importa es tratar de evitar que se forme un escenario de inflación generalizado”.

¿Y el 2022 es el año en que la inflación va a ser controlada y finalmente baje a lo que era antes de la pandemia?

“Esperamos que sí, pero luego de llegar a niveles más altos de lo que tenemos hoy día. Está llegando más rápido de lo que pensábamos a niveles del 10% en unos meses más, lo que reafirma la importancia de perseverar en nuestra tarea para que la inflación descienda y vuelva al 3% hacia fines de 2023 o principios de 2024”.

¿Y ese 10% de inflación se alcanzará durante este semestre o el próximo?

“Con la cifra de IPC de este viernes estamos llegando a esas cifras antes de lo que pensábamos”.

¿Entonces se vienen tiempos todavía más complejos para la economía familiar?

“La inflación funciona con rezago. Uno podría tratar de que bajara ahora ya, pero eso sería a costa de una recesión y un aumento del desempleo muy profundos. El Banco Central, al tomar sus decisiones, toma en consideración los costos o efectos colaterales que pueda tener nuestra política. Por ello, nos tomamos dos años, no un mes, para que la inflación vuelva a niveles más normales del 3%”.

¿Qué se le puede decir a las personas respecto de hasta cuándo deberán soportar estos precios altos de productos de primera necesidad?

“La labor del Banco Central es justamente lograr que la inflación deje de ser un problema, pero hacerlo con los menores costos posibles para el resto de la economía. Entonces, tratar de gestionar esta reducción de la inflación de la forma menos dañina y costosa posible para la ciudadanía y las personas. Pero que efectivamente hay que reducir el gasto, hay que reducirlo, y eso obviamente va a traer algunas complicaciones, porque hay niveles de gasto que vimos el año que vimos el año pasado y que no se pueden seguir sosteniendo”.

¿El llamado entonces es derechamente a “apretarse el cinturón”?

“Más que a apretarse el cinturón, es como que uno engordó mucho y ahora hay que bajar de peso. O es como subir un cerro y ahora tenemos que bajarlo. No es porque sí, porque se debe reconocer que hemos tenido niveles de gasto excesivos. Todos sabemos lo que ocurrió con la venta de bienes durables, como materiales para la construcción, los que se volvieron muy escasos porque mucha gente tenía los recursos producto de estas transferencias. Y está bien, pero eso implica que, de aquí al otro año, lo que tenemos que hacer es normalizar un poquito esta situación de forma de que la economía vuelva a estar más equilibrada”.

¿Es correcto si decimos que, sumando los retiros y el IFE universal, el circulante que salió a la calle durante 2021 fue similar al gasto púbico de todo un año?

“Efectivamente. Si sumamos los IFE y los retiros llevamos a alrededor de 80 mil millones de dólares. Eso es cercano al presupuesto de la Nación de todo un año y similar a un tercio o un cuarto del PIB de todo el país que estuvo disponible como plata para gastar en el bolsillo de las familias. Son recursos y cantidades muy significativas”.

¿Entonces qué le podemos decir a una familia que le quede algo de fondos de los retiros y el IFE y está pensando si lo gasta o lo ahorra en este momento?

“Nuestro mensaje no tiene que ver con lo adecuado o no de ciertas decisiones que puedan tomar las personas en forma individual. Nosotros, al subir la tasa de interés y con perspectivas de que sea más alta incluso, estamos incentivando a las personas que tienen recursos líquidos para que los ahorren, antes que se los gasten. Lo que nosotros ponemos son incentivos que tratan de fomentar el ahorro ahora y apaciguar un poquito el consumo. Si la tasa estuviera en 0,5% como era hace un año y medio atrás, por supuesto que estaríamos dando un incentivo al consumo, pero como está mas alta ahora, la dirección de lo que las personas van a mirar es a ponderar más las ventajas den ahorrar”.

¿Y los bancos han respondido para captar este circulante que estaba en el mercado ofreciendo mejores alternat4ivas para el ahorro?

“Indudable que es algo que nos preocupó mirar, para ver si efectivamente las tasas que los bancos pagaban a sus clientes en depósitos habían reaccionado, y lo que vimos es que ello efectivamente ocurrió con los rezagos habituales. Eso significa que hoy día están reflejando de manera correcta la subida de tasas. O sea, si uno ahora va a depositar al banco, está viendo tasas mucho más atractivas que hace un año y medio atrás”.

¿Volviendo a la macroeconomía cómo visualiza que le irá a la región del Maule este año pensando que nuestro motor económico es la agricultura y las exportaciones?

“En esto hay dos temas que son importantes. El primero es que una economía como la chilena, que va a entrar en un periodo de moderación del consumo, es una economía donde va a abre más oportunidades para actividades vinculadas a las exportaciones. Y eso también se ve favorecido por los niveles que alcanza el dólar. Entonces, indudablemente la exportación de productos agrícolas tiene ventajas mayores hoy que en otras circunstancias”.

¿Eso es por los retornos en dólares para los exportadores?

“Exactamente. Ahora es verdad que los costos han subido, como los fertilizantes y la energía, pero ese es un desafío para Chile en general. En eso todos estamos sufriendo. Los sectores que exportan se ven menos perjudicados porque tiene un mercado en el mundo que no se va a estar viendo acotado, como sí ocurrirá en sectores más vinculados al consumo localmente”.

¿La sequía la visualizan como un factor que puede atentar para el desarrollo exportador de la agricultura?

“La sequía es un fenómeno global, igual que el cambio climático y que a Chile, en particular, le está pegando muy fuerte producto de la desertificación. Eso es un desafío que hay que enfrentar a nivel de país y que obviamente plantea dificultades bastante grandes. Pero es un tema donde lo importante es generar consciencia de que son efectos reales, de que vamos a tener dificultades reales para acceso al agua en el futuro, pero para eso hay que ver una estrategia a nivel de país de cómo se enfrenta. Y eso no le corresponde al Banco Central ver el camino a seguir, pero es un desafío muy importante para Chile”.

¿Y cómo ven ustedes que las regiones puedan captar los impuestos de las empresas instaladas en sus territorios? ¿Eso alteraría los equilibrios en un país como Chile fuertemente concentrado?

“En realidad, la manera de cómo nos organicemos como país en cuanto al modelo tributario para las regiones es algo que le corresponde a la Convención. Par efectos del Banco Central y las perspectivas fiscales, lo esencial no es cómo se distribuyen las atribuciones, sino que la suma de todo lo que ocurra a nivel de gasto y endeudamiento en Chile siga patrones de solvencia y sostenibilidad de largo plazo. Y eso es un problema importante, peor lo tiene que afrontar el Ejecutivo. Creo que el ministro de Hacienda, Mario Marcel, ha dado señales bien claras que le interesa poner en la regla fiscal consideraciones de endeudamiento del Gobierno, no solamente el balance estructural, lo cual va en la dirección correcta”.

¿O sea que los gobiernos regionales no puedan endeudarse?

“Eso es una cosa que puede que se cambie, pero más allá de que puedan o no, el punto es que, a nivel de Chile como un todo, esto es, la suma del Estado con las regiones y el Gobierno central, en materia de gasto fiscal siga una trayectoria razonable. Eso es nuestra preocupación, más que lo especifico de cómo se haga la atribución de gasto, impuesto o endeudamiento a nivel de cada región”.

El Gobierno anunció su plan en materia económica donde la principal novedad, junto con otras más, es que se congelarán las tarifas del transporte. ¿Cómo lo visualizan?

“Yo creo que lo que hay que observar es que hace tiempo que los precios del transporte están congelados. No es una novedad de ahora. Hace un par de años que muchas tarifas no se han reajustado. Eso mirando cómo ha subido el costo de la energía y el dólar. Eso lo que refleja, desde el punto de vista macroeconómico que es lo que le importa al Banco Central, es que estas cifras de inflación que estamos observando, de hecho, en cierta forma esconden mayores presiones todavía que se verían si es que se hubiesen reajustado esas tarifas. Esas son decisiones del Ejecutivo, pero simplemente revelan que el problema de la inflación es real y no originado o ficticio”.

¿Respiraron más aliviados en el Banco Central cuando la Convención respaldó conservar la autonomía del ente emisor?

“Nosotros hemos valorado que eso se haya reconocido de manera bien transversal. Nosotros le hemos enviado observaciones a la presidencia de la Convención respecto a asuntos surgidos en el debate, atendido nuestro rol técnico. Allí hemos apreciado que hay aun reconocimiento amplio para la autonomía del Banco y que tiene que ver con la conducción de la política monetaria, es decir, que tenga u objetivo claro como que la inflación sea estable y no tengamos problemas estructurales”.

¿El Gobierno se ha puesto como meta reducir el déficit habitacional, pero el gremio de la construcción reconoce que habrá menos inversión privada este año? ¿El alza en la tasa de política monetaria afectan estos proyectos que, además, captan importante mano de obra?

“Yo creo que lo más importante de entender respecto al tema habitacional en cuanto al financiamiento, e que los mayores costos que se observan para el crédito hipotecario, no dicen relación con la política monetaria del Banco Central, sino con que la cantidad de recursos disponibles para financiar a largo plazo una hipoteca, simplemente se han reducido producto que los retiros han achicado la cantidad de recursos de una manera significativa, por cuanto en otras circunstancias habrían estado disponibles.

Entonces, el equilibrio macroeconómico en Chile se ha alejado de la inversión. Ahora es más costosa, incluyendo la inversión habitacional, para privilegiar el consumo. Eso yo creo que ha ocurrido si uno observa la macroeconomía. Ahora, para reducir esos niveles, obviamente es necesario reconstruir una base de ahorro de largo plazo, pero eso no se hace de un día para otro, porque es algo que va a requerir mucho tiempo. Pero hay que partir con permitir que el mercado de capitales pueda seguirse reconstruyendo después de los retiros”.

¿Coincide con el ministro de Hacienda en que un quito retiro de las AFP sería un “bombazo” para la economía?

“Yo creo que lo esencial, independiente de las alternativas, es que se debe reconocer que la economía chilena, hoy día requiere menos impulso macroeconómico. Entonces, un nuevo retiro, a pesar de las formas que se quieran diseñar, simplemente lo que va a hacer es elevar más el costo del crédito hipotecario y las presiones inflacionarias. Se va a ir en contra de los esfuerzos de estabilización que estamos haciendo con la policía monetaria para que los excesos del 2021 logren normalizarse”.

¿Cómo el Banco Central logrará controlar una inflación que muestra las mayores alzas en 30 años como ocurrió ahora en marzo con un 1,9%?

“Este dato de inflación por supuesto es una mala noticia, y reafirma la magnitud del desafío que tenemos en términos de controlar la inflación. Si se miran los datos tenemos que buena parte de la mayor inflación se debe a los componentes volátiles y los alimentos, y como esto impacte nuestras proyecciones es algo que tendremos que mirar en nuestra próxima RPM. Debemos perseverar en el camino que hemos trazado que es usar la política monetaria para estabilizar el ciclo y permitir que la inflación sea un fenómeno transitorio.

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