15.2 C
Talca
InicioCrónicaEntrevista: "Recurrimos a la historia en busca de fortaleza e inspiración”

Entrevista: «Recurrimos a la historia en busca de fortaleza e inspiración”

En “El presidente de todos los chilenos”, el historiador Cristóbal García Huidobro profundiza en la vida y época del expresidente Pedro Aguirre Cerda, fallecido en 1941 sin alcanzar a terminar su periodo presidencial (por Mario Rodríguez Órdenes/Fotografía: Lorena Palavecino)

Cristóbal García Huidobro es candidato a doctor en historia moderna por la Universidad de Oxford.

En la memoria colectiva de Chile está escrita a fuego la figura de Pedro Aguirre Cerda. En su reciente libro “El Presidente de todos los chilenos” (Ediciones B, 2024) el historiador Cristóbal García Huidobro escribe: “Pareciera que recurrimos a la historia en busca de fortaleza e inspiración en tiempos de debilidad. Quizás por esto hay una fascinación por quien fuera el segundo presidente proveniente del Partido Radical y el único que llegó a La Moneda apoyado por el Frente Popular, asumiendo el mando en la víspera de la Navidad de 1938”.

Pocos hombres en la historia republicana de Chile encarnan mejor el concepto de estadista que el abogado y profesor de Castellano Pedro Aguirre Cerda. “Don Tinto”, como lo bautizó la revista Topaze, recorrió un largo camino como docente, miembro de la masonería, diputado, senador y ministro antes de ganar la elección presidencial del 1938. Su lema: “Gobernar es educar”, está planamente vigente.

Cristóbal García Huidobro Becerra (Santiago, 1981) cursó las carreras de Historia y Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es candidato a doctor en historia moderna por la Universidad de Oxford. Actualmente es docente de la Universidad de Santiago de Chile y de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Entre sus libros destacamos: “Yo Montt” (2009), “Epistolario de Manuel Montt”, en dos volúmenes (2015) e “Historias del siglo veinte chileno” (2008).

Cristóbal, ¿cómo surge la publicación de “El presidente de todos los chilenos”?

“Hace unos ocho años atrás quise adentrarme en un periodo de la historia que nunca ha sido mi favorito. Mi especialidad siempre ha sido el siglo 19, pero de repente es necesario forzarse a encontrar nuevos derroteros, a desafiarse uno mismo a explorar nuevos derroteros. Así fue como me quise embarcar en escribir alguna biografía de algún personaje paradigmático del siglo 20, y terminé con dos opciones: Arturo Alessandri Palma y Pedro Aguirre Cerda, y me decanté por don Pedro, porque consideraba que podía encontrar más material de archivo, partiendo con que hay un fondo con su nombre en el Archivo Nacional, así que partí comprando libros, leyendo artículos, revisando su archivo personal, y me fui encontrando con varias sorpresas, con una vida compleja e interesante. El asunto es que durante años solo fui acercándome al personaje en forma tímida y sin mucho método, hasta que, ya finalizada la pandemia, me decidí a sacar la biografía de una vez por todas”.

¿Por qué fue una sorpresa máxima que haya sido elegido presidente de la República el 25 de octubre de 1938?

“Bueno, Gustavo Ross, el candidato del gobierno, tenía toda la maquinaria estatal a su disposición, por lo que se esperaba que fuera una victoria holgada. Pero la campaña de don Pedro fue intensa, viajando hasta los pueblos más pequeños, hablándole a todos los que quisieran escucharlo, para convencerlos de que votaran por él. Al final, ese trabajo arduo y complejo rindió frutos, y ganó por escasos 4.111 votos”.

¿Cómo ha resistido con el tiempo esa expresión de ser el presidente de todos los chilenos?

“Lo que pasa es que ya no se dice, creo que porque se da por sentado. Pero en alguna ocasión hubo quien dijera que no era presidente de todos los chilenos, sino solo de algunos, y eso no terminó bien. En el caso de Pedro Aguirre Cerda y el título del libro, quise relacionarlo no solo con su popularidad actual como figura política, en una época en que la política se encuentra tan devaluada y deprimida, sino también porque su ejemplo de vida y de acción política debería ser una inspiración para los ciudadanos de nuestro país. Por eso, Pedro Aguirre Cerda es presidente de todos los chilenos: de los que fueron y ya no están; de los que viven hoy, y de los que vendrán”.

Pedro Aguirre Cerda fue un visionario acerca del papel de la educación en la sociedad chilena…

“Aguirre Cerda estaba convencido de que la educación era una forma de movilización social y de creación de lo que hoy llamaríamos ‘capital humano’. Por cierto, que don Pedro no es el creador de estas ideas, pero sí estaba convencido que el papel de la educación era fundamental en el crecimiento del país y en el desarrollo de la población”.

¿Qué cambios pudo concretar en educación durante su gestión?

“En realidad, su meta principal era lograr construir más colegios y escuelas, que fueran modernas y bien aperadas para recibir a los alumnos. Para eso creó una sociedad constructora estatal encargada de esa labor, lo que llevó a la edificación de varios establecimientos durante su corto gobierno. En cuanto a la matrícula escolar, esta aumentó en forma bien discreta, pero la creación e implementación del plan sexenal de educación, implicaba un crecimiento pequeño los tres primeros años, para luego dar paso a un incremento sostenido en la matrícula escolar, lo que terminó por ocurrir, pero que desgraciadamente Aguirre Cerda no pudo ver completado”.

¿Cómo afectó a su gobierno el terremoto de 1939?

“El terremoto de Chillán de 1939 fue un golpe durísimo para el Gobierno. El día del terremoto, el gobierno recién cumplía un mes al mando del país, y fue terrible, no solo en costo de vidas humanas, sino también desde el punto de vista de la frágil infraestructura del país. Don Pedro logró llegar en tren hasta Talca, donde el terremoto golpeó severamente a la ciudad, y de allí tuvo que seguir en auto hasta llegar a Chillán. Cuando llegó a la ciudad, se encontró con una ciudad devastada, con gente durmiendo a la intemperie y que era golpeada una y otra vez por las réplicas. Después se fue a Concepción y eventualmente se devolvió en barco hasta Valparaíso. Para todos los efectos el país estaba partido en dos, y era necesario moverse rápido para ir en auxilio de las víctimas del terremoto. Si bien la ayuda internacional fue copiosa, de todas forma el terremoto drenó una cantidad sustancial de recursos, y si a eso le sumamos el estallido de la Segunda Guerra Mundial ocho meses después, solo queda decir que a don Pedro ‘le llovía sobre mojado’”.

¿Cómo era Pedro Aguirre Cerda en lo cotidiano?

“Trabajólico muchas veces, pero bonachón y bromista con sus amigos (y a veces con los no tan amigos), esforzado y bueno para el muñequeo político. Sin embargo, también era bien tímido y prefería estar en grupos pequeños, y a veces, disfrutar de la soledad, con un buen libro y sus infaltables cigarrillos”.

Cristóbal, escribe: «Era hijo de la pobreza, y a punta de esfuerzo, salió de la pobreza». ¿Cuál fue el factor fundamental que lo permitió?

“En realidad lo que pongo en el libro es que esa frase es el relato tradicional que existe sobre su vida. Sin embargo, yo discrepo de esa creencia. En primer lugar, Pedro Aguirre Cerda venía de una familia de latifundistas medianos. Su padre tenía 66 hectáreas de buena tierra en Aconcagua, y era un agricultor exitoso, pero siempre tomando en cuenta que la agricultura es una actividad económica azarosa, y además Juan Bautista Aguirre tenía una familia bastante grande que alimentar. Así las cosas, a Pedro Aguirre Cerda nunca le faltó el sustento, el acceso a la educación, así como otras comodidades, con las que los niños que pertenecían a familias de inquilinos de la zona solo podían soñar. De todas formas, se creó un mito sobre un Pedro Aguirre Cerda proveniente de una familia de campesinos pobres, aunque no lo eran; sino personas que provenían de las capas medias de la sociedad, y a las que también Aguirre Cerda perteneció. No había abolengo ni apellidos rimbombantes en su familia, si no trabajo y esfuerzo, pero eso no es sinónimo de pobreza”.

Pedro Aguirre Cerda se consideraba un hombre de izquierda y librepensador. ¿Eso lo llevó al Partido Radical?

“Probablemente, y también a la masonería”.

Cristóbal ¿qué significaba para la población chilena de la década de los 40′ el flagelo de la tuberculosis?

Por desgracia era una enfermedad muy común, producto de las condiciones antihigiénicas de vida de una parte importante de la población, especialmente en las ciudades. Los tratamientos con antibióticos, por otro lado, estaban en pañales y estaban lejos de llegar a Chile”.

¿Cuándo se le detectó la enfermedad a Pedro Aguirre Cerda?

Es difícil decirlo. Ya a comienzos de 1941 le faltaba un poco el aire y se cansaba rápido. Su señora pensó que se debía al cigarrillo, a su mala alimentación y a las jornadas extenuantes de trabajo que tenía su marido, que partían entre 7 y 7:30 de la mañana y en el mejor de los casos terminaban entre las 22 y las 23 horas. Después comenzaron los accesos de tos. Nuevamente se culpó al tabaquismo empedernido de don Pedro, pero ya el asunto se desató cuando un 5 de noviembre, teniendo que recibir al cardenal arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Santiago Luis Copello, lo invadió un acceso de tos tan grande que casi lo bota al suelo, y ese fue la primera vez que expectoró sangre. Ahí, frente a su sobrino Humberto, que era su secretario privado habría dicho: ‘Humberto, ¡todo está perdido!’”.

¿Qué la agudizó?

Probablemente su tabaquismo. No hay que olvidar que Pedro Aguirre Cerda era hombre de cuatro cajetillas de cigarrillos diarias. Evidentemente le quitaron los cigarros cuando la enfermedad se declaró de forma manifiesta, pero ya era demasiado tarde”.

Su esposa, Juanita, ¿cómo lo ayudó a enfrentar la enfermedad?

Por cierto. Era su señora y compañera fiel por un cuarto de siglo. Siempre trató de que dejara su vicio por el cigarrillo y que tuviera jornadas de trabajo menos laboriosas, pero fracasó. Una vez que cayó en cama, doña Juanita seguía trabajando en su papel de Primera Dama, pero trataba de estar junto a su marido todo lo que podía, porque era de las pocas que sabía que la situación de Aguirre Cerda era muy grave”.

¿Pudo haberlo salvado algún tratamiento de la época?

Sinceramente no soy médico, pero hasta donde he logrado investigar, Aguirre Cerda no hizo mucho caso a los primeros síntomas de la enfermedad, lo que hizo que se expandiera considerablemente.  Para cuando la situación era ya insostenible, no importó que tuviese a su disposición a los mejores médicos broncopulmonares y tisiólogos a su servicio”.

¿En qué momento le impidió seguir gobernando?

Primero los ahogos, luego la tos y el escupir sangre y luego los accesos de fiebre lo obligaron a guardar cama, y ya se había hecho imposible guardar la confidencialidad de su enfermedad. Aguirre Cerda tomó la decisión de traspasar sus deberes al vicepresidente Jerónimo Méndez, y desde allí, la cosa fue cuesta abajo en su salud, hasta su fallecimiento, un 25 de noviembre de 1941”.

Cristóbal, ¿cuál considera que es la vigencia del pensamiento de Aguirre Cerda?

Sin duda creo que uno de los aportes más importantes de su gobierno fue la idea de crear políticas de Estado, que superaran a los gobiernos y se mantuvieran no importando el color político de quien ingresara a La Moneda. Además, Aguirre Cerda apostó a industrializar Chile, a mejorar el estándar de vida de sus habitantes, especialmente de aquellos que eran más pobres; apostó a que la educación podía ser un vehículo de avance para los individuos y la sociedad como un todo. Finalmente, estaba convencido que la única forma en que Chile podía desarrollarse armónicamente era apuntando al máximo desarrollo del individuo, en todos sus aspectos. En resumen, que el fin de toda la labor del Estado debía ser el Bien Común”.

Mantente Informado
17,743FansMe gusta
7,977SeguidoresSeguir
2,501SeguidoresSeguir
1,130SuscriptoresSuscribirte
Noticias Relacionadas