¿Qué pasó?
A partir de los datos publicados por el Servicio Electoral (Servel), el académico la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, Campus Santiago, Paulo Cox, realizó un análisis de la participación por género en el pasado plebiscito, continuando con la agenda de investigación que ha desarrollado en las elecciones anteriores.
¿Cuáles son los resultados?
Entre los principales resultados está que, en octubre 2020, las mujeres contaron con 432 mil votos más que los hombres, lo que representa un 5,8% de los votos totales. “De estos 432 mil votos, cerca de un 30% obedece a efectos demográficos (las mujeres son más numerosas que los hombres). Un 70% de estos votos adicionales (300 mil aproximadamente) se deben a que las mujeres participan más”, señaló el académico.
¿En qué edades votan ellas?
Cox planteó que alrededor de 200 mil (es decir 2/3) provienen de la mayor participación de las mujeres entre los 18 y los 40 años. Sostuvo que ellas tienen una ventaja sobre sus pares masculinos, a pesar de ser menos numerosas en este grupo etario.
En los adultos entre 41 y 65 años, las mujeres cuentan con una ventaja de sufragios total de 221 mil adicionales por encima de los hombres del mismo grupo. “Esto obedece a factores tanto demográficos como de mayor participación, ambos favoreciendo a las mujeres”, explicó.
¿Qué pasa con los adultos mayores?
Indicó que en el tramo de los adultos mayores (edades superiores a 65), las votantes tienen una tasa de participación menor, “pero al ser bastante más numerosas cuentan con una ventaja de cerca de 40 mil votos sobre sus pares hombres en este grupo de edad, a pesar de su menor propensión a participar”, añadió.
¿Desde cuándo se observa esta tendencia?
Cox resaltó que la mayor participación femenina es un patrón que se observa desde la elección del 2012, cuando por primera vez el voto fue voluntario y la inscripción automática. “En el plebiscito de 2020 la diferencia a favor de las mujeres fue menos holgada”, sostuvo. Agregó que “lo nuevo es que por largo tiempo no habíamos implementado un plebiscito, que por su naturaleza es muy diferente al resto de las elecciones. Por encima de eso, fue la primera elección en pandemia. Por estas razones hubo bastante incertidumbre en general, y también respecto al interés que concitaba”.
Resaltó que en el plebiscito la ventaja en votos a favor de las mujeres se redujo en comparación a la última elección presidencial de 2017, pero siguió siendo sustantiva. “Es natural también que junto a un incremento global en la participación —mayor que en la elección presidencial pasada — las brechas se reduzcan”, subrayó.
¿Cuál es la proyección a las elecciones presidenciales?
Según el académico, si el actual patrón se replica en las elecciones presidenciales, la participación probablemente será mayor de la que hemos estado viendo en las últimas elecciones, incluidas la Municipal y las Primarias.
Cox explicó que será clave la presencia de candidatas. “Hemos también comprobado, analizando los datos, que las mujeres tienen una tendencia a votar más por una candidata que por un hombre. Entonces, al menos para la primera vuelta, si es que hay una segunda, yo diría que la presencia de Yasna Provoste— así como fue el caso de Beatriz Sánchez en la elección pasada- debiera motivar la participación femenina, y con eso la ventaja de las mujeres con respecto a los hombres puede ser más o menos la misma que la que veníamos observando. Eso quiere decir que las mujeres debieran tener alrededor de 600 mil votos más que los votantes masculinos en la próxima elección presidencial”.
¿Cómo fue en el plebiscito?
El académico explicó que la participación femenina en el Plebiscito de octubre pasado, medida como el porcentaje de mujeres que votaron sobre el total de mujeres con derecho a voto, fue significativamente mayor que la de los hombres, especialmente entre los más jóvenes. Agregó que, en los adultos con edades entre los 18 y 40 años, la participación femenina fue de 58%, bastante superior al 52% de los hombres.
Cox sostuvo que entre 41 y 65 años, la ventaja de las mujeres se redujo. En este último grupo la participación de las mujeres fue de 56%, por sobre al 50% de participación masculina. Para los adultos mayores la relación se invierte. Aunque más numerosas, las mujeres participan proporcionalmente menos entre los mayores de edad, con una tasa de 38%, inferior al 44% de los hombres en este último grupo.