Cada año en Chile se producen un promedio de 7500 incendios en sectores rurales, afectando vegetación de todo tipo y por consecuencia, daño social, económico y ambiental.
La región del Maule, no está inmune al problema. Muy por el contrario, en los últimos 10 años, se ha ido generando un alza permanente y sostenida, teniendo en el año 2010 unos 470 eventos y llegando al 2020 por sobre los 1100. Sin duda un daño tremendo, sobre todo en estos tiempos en que la tendencia mundial es ir hacia la disminución del CO2 en la atmosfera, hacia la urgente necesidad de contar con mucha más superficie de arbolados, evitar la erosión, etc.
Las cifras duras, lamentablemente nos evidencian que vamos en el sentido errado. En lugar de tener mas vegetación, se nos está quemando la que nos queda, y casi no plantamos.
Los presupuestos anuales para el combate de incendios son inmensos, llegando a los casi 200 millones de dólares anuales, compartiendo el gasto proporcionalmente entre sector publico y sector privado. Es una enormidad de dinero, pero difícilmente se podría dejar de tener, pues el daño puede ser peor. Un buen ejemplo fue la tragedia de 2017 en que se quemaron miles de hectáreas, cientos de viviendas, siendo lo mas lamentable, la perdida de vidas.
Entonces es cuando la prevención hace su presencia en la gestión territorial, con distintas fórmulas, estrategias, métodos, de parte del sector publico y del sector privado. Todas diferentes, pero compartiendo el mismo objetivo: disminuir la ocurrencia o la cantidad de incendios. A veces estos programas, se hacen con más pasión, camiseta y esperanza, que con recursos, al nivel que la prevención de incendios merece.
Pues bien, este año, pareciera que algo bueno ocurrió en Maule con la prevención en su conjunto y complemento publico-privada, pues efectivamente la cantidad de incendios han disminuido respecto de la misma fecha de esta publicación, pero del año pasado. Se ha logrado una importante disminución, llegando a tener unos 400 incendios menos. Este es un tremendo y positivo resultado.
En algo debe haber influido las cuarentenas, el menor desplazamiento, la menor actividad, etc, pero también la intensificación de la prevención en forma transversal y con territorialidad provincial, hizo lo suyo. Este año, Maule lo hizo mejor que años anteriores. Se ha dicho por todos, el ser humano es el causante del problema, entonces la focalización adecuada de la gestión en prevención también hace su aporte
La mirada entonces es hacia el desafío que deja esta cifra, cual es el determinarla como el techo de ocurrencia para el 2022.