El recién estrenado primer reporte semestral Estratégico y Territorial de Seguridad Pública de la Subsecretaría de Prevención del Delito nos permite analizar de manera descentralizada la información de esta importante línea de acción en cada una de las regiones del país.
De este informe, podemos destacar dos grandes áreas que son el corazón de su razón de ser: la primera es informar a toda la comunidad la magnitud semestral o anual que ha tenido en cada región el fenómeno delictual, dividiéndolo en cuatro grandes ámbitos.
El primero, son los denominados delitos de mayor connotación social (DMCS), que son los más conocidos por la opinión pública y, además, los más “temidos”, por la importancia en las consecuencias negativas que genera en la población en su conjunto.
Luego aparecen el grupo de las incivilidades, que son en general delitos de bagatela o de baja lesividad, que podemos caracterizar como comunitarios, o de barrio.
Los dos últimos grupos son los delitos asociados a infracciones a la ley de drogas (ley 20.000) y los delitos asociados a la ley de control de armas.
Sobre este gran ámbito podemos comentar que el 2021 trae grandes noticias para el Maule, puesto que, en lo tocante a los Delitos de Mayor Connotación Social, en el primer semestre se anota una baja de un 37,4%, comparado con el número de delitos de igual periodo del año 2020. Vale la pena destacar aquí la baja en delitos tan graves como la violación (-8,2%), los homicidios (-50%) y también el de robo el lugar habitado (-41,2%).
Pero no todo son buenas noticias, ya que a pesar de que en cuanto a incivilidades y delitos contra la ley de control de armas también se anotan importantes bajas, de un 13,5% y 18,5% respectivamente, en lo relacionado a las infracciones a la ley de drogas, esta cifra de delitos crece en un preocupante 22,3% en la región.
Ahora bien, la segunda gran área que abarca este informe es la propuesta de priorización para canalizar las acciones, planes y programas para este 2021 en torno a la prevención del delito.
Para el segundo semestre de este año se ha priorizado en primer término el robo en lugar habitado, cuestión que parece sensata dadas las particulares negativas secuelas que deja en los habitantes haber sido violentados en su hogar. Luego, la Violencia Intrafamiliar (VIF), en segundo lugar, flagelo que no debiese abordarse sólo con políticas represivas sino complementarlo seriamente con educación desde la más tierna infancia.
Por último, se prioriza en tercer lugar, el robo con violencia o intimidación y aquí, a diferencia de lo anterior, no se comprende bien el análisis, toda vez que la baja en este tipo delitos en la región del Maule alcanzó a un 55,3%, siendo la baja más relevante de todos los DMCS, comparando el primer semestre de 2020 con el presente año.
La otra priorización que llama la atención son los delitos contra la ley de drogas, que queda en un retrasado décimo lugar, siendo que es la única área de delitos que sube en el primer semestre. Ojalá esto se corrija o se aborde de otra manera, puesto que está a la vista que el flagelo de la droga pega fuerte en el Maule, aun en contexto de pandemia, y todos debemos poner de nuestra parte, no sólo desde el área penal, sino también la educacional, la sanitaria y laboral, es decir, se debe generar una política criminal no sólo represiva, sino que acorde con el nivel altísimo de daño que ha mostrado causar en el entramado social.