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Inicio, evolución e invisibilización del deporte femenino, fútbol femenino nacional y vallas a superar.

Los estereotipos de género tradicionales han influenciado la vida social de las mujeres y especialmente, han condicionado su participación deportiva basándose en argumentos arcaicos como la debilidad física o lo que se considera más adecuado al ideal tradicional femenino. El deporte no tiene género, pero las definiciones de masculinidad y feminidad han sido impuestas socialmente en las actividades deportivas.
El deporte es una práctica cultural que contribuye al mantenimiento de las desigualdades de género, pero a su vez puede ser un mecanismo para desafiar esas mismas desigualdades.

La sociedad espera que hombres y mujeres adopten y lleven a cabo roles específicos de género según estereotipos establecidos, donde se espera que la mujer sea callada, obediente y atractiva además de su rol de “cuidadora”, es por eso que la participación de mujeres en el deporte ha sido y es inferior a la de los hombres, al igual que en otros ámbitos considerados como sociales y/o políticos públicos. La lucha social por la igualdad de género tiene en el deporte uno de sus mayores pilares reivindicativos.

En 1896 se crean los juegos olímpicos modernos con la finalidad de unir a los pueblos en una competición atlética limpia llena de valores, en la cual no se incluía al género femenino. Pierre de Coubertin, creador de los JJOO se oponía a la participación de mujeres argumentando que su presencia resultaba antiestética, poco interesante e incorrecta, así también el comité olímpico internacional, la institución organizadora de los JJOO rechazaba la participación de mujeres en competencias como por ejemplo el atletismo, considerando que no eran adecuadas para ellas.
A pesar de esto, los JJOO en Paris de 1900 recibieron a mujeres aunque sólo en golf y tenis contando con la presencia de seis deportistas mujeres. Ésta incorporación fue realizada bajo criterios establecidos, puestos por y para los hombres.

Aunque la inclusión olímpica femenina fue concretada, no dejó de ser un elemento decorativo durante muchas ediciones.

La Promoción del deporte femenino otorgada por los medios de comunicación en Sydney 2000 se enfatizó en ceder la imagen de su cuerpo, así fue captado por los medios publicitarios y vendida a la sociedad, 21 años después se mantiene esta conducta ya que mujeres deportistas de diversas disciplinas, profesional, amateur o inclusive practicado como pasatiempo se ven expuestas a comentarios alusivos a su cuerpo, ¿Hasta cuándo y cuánto tenemos que soportar este tipo de agresión? No silenciaremos la violencia ejercida a nuestro género en instancias como ésta, no tenemos por qué soportar éstas normalizadas e inadecuadas actitudes que transgreden nuestra integridad emocional e invaden el tiempo y espacio destinado a realizar actividades deportivas, reprimiéndonos de poder efectuarlas con tranquilidad. La Culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía, el violador eres tú.

Se continúa poniendo en 2do plano a la mujer, pese a la lucha y los avances por la igualdad, las desproporciones tienden a favorecer al género masculino.

Tenemos derecho a obtener logros en pruebas de los diferentes ámbitos deportivos, como también que se validen los derechos de las atletas, que sea normal y cotidiana nuestra participación en organizaciones deportivas y muy importante el derecho de dar una imagen propia, como por ejemplo Christiane Endler quien decide concretar su matrimonio fuera del país, ¿Por qué se normaliza que este sistema patriarcal nos condicione hasta el punto de no poder expresar nuestra identidad de forma libre? ¿Por qué la sexualidad de una deportista debe cuestionarse o ponerse en duda? Como sí el deporte fuera dirigido sólo al género masculino. A esto le sumamos el hecho de que la arquera de la selección renovó un contrato por el cuál recibe una renta de casi 1,5 millones de pesos mensuales mientras que, Alexis Sánchez gana 1200 veces esa cifra, es decir ingresa en siete horas lo que la arquera en un año.

No debemos permitir que se continúe invisibilizando esta tendencia de discriminación, basta de normalizar que el género masculino sea mejor remunerado. Sabemos y entendemos que no existe diferencia alguna entre los roles desempeñados por las, les y los deportistas, debemos impedir que se sigan silenciando éstas desorbitantes diferencias que existen en sus remuneraciones, entre otras tantas desigualdades que se viven en el ámbito del deporte que además de discriminarnos nos van segregando dada la dificultad de mantenerse activa y constante en un entorno donde no puedes acceder a los mismos derechos que el género masculino.

Sólo algunos clubes ofrecen mínimas ayudas financieras a sus jugadoras, la mayoría solo aporta con equipamiento, además existen aquellos que se limitan a prestar el nombre del club para la representación en las competencias. No permitiremos más desigualdad, debemos derrocar y cambiar a este sistema que insiste en segregarnos perpetuando las notorias diferencias en el ámbito del deporte, donde además de lograr destacadas participaciones se debe en muchos casos combinar con el trabajo y/o maternidad, esta última no cubierta ni asegurada para las futbolistas ya que no garantiza la continuidad y reintegración a su trabajo dado que en Chile los contratos con sueldo son la excepción y no la norma, esto demuestra el degradante comportamiento hacia las deportistas en país.

El 95% de las futbolistas nacionales no recibe un peso por jugar, la mayoría de los casos es por ganar experiencia o figuración, el dinero nunca es la meta ya que no existe para el futbol femenino en Sudamérica a niveles que se aproximen siquiera a las divisiones de menores categorías en el caso de los hombres. En Talca, menos de la mitad de los clubes locales cuentan con rama femenina en los últimos años, y quienes cuentan con dicha rama, como por ejemplo Club Atlético Comercio, del cual participo, no brindan la financiación correspondiente siendo las mismas jugadoras quienes debemos realizar actividades para la recaudación de fondos a utilizarse en competencias que representan al mismo club a diferencia de las ramas masculinas quienes si cuentan con fondos.

Además de contar con la facultad de utilizar las instalaciones del club como la cancha principal para partidos o entrenamientos, beneficio al que la rama femenina no tiene acceso, situación a la que nos enfrentamos en varias oportunidades, siendo algunos dirigentes quienes normalizaron esta realidad bajo la excusa de que no hay instancia que permita a la rama femenina hacer uso de la cancha, ya que siempre está ocupada entre los entrenamientos/partidos de la rama masculina además de los cuidados y mantención a realizarse en la misma, es decir que como rama femenina no tenemos derecho a las mismas garantías, pero, si se destaca en competencias figurando en las redes representando el nombre del club, entonces recién puedes ser un poco más visible, situación llevada al futbol profesional, tras la reciente clasificación de la selección femenina por primera vez en la historia a los juegos olímpicos, entre otros grandes logros como el vice campeonato de América en 2018 y su primera participación en un mundial femenino en Francia 2019, sólo al concretar estos hitos se difundió y valorizó a la selección femenina pasando por alto e invisibilizando todo el trayecto que las llevó a tales logros y que estuvo marcado por el esfuerzo, discriminación y vulneración de sus derechos como mujeres deportistas. La desigualdad en el trato del deporte femenino en los medios de comunicación es un hecho palpable.

“Las mujeres que hacen deportes parecen invisibles. No están para los medios, no aparecen, no venden y si no vendes no existes, solo en tiempos de olimpiada es posible seguir el deporte femenino en los medios de comunicación generales, o bien cuando una mujer gana una competición de altísimo nivel.” Nieves Ucendo, 2001.

La creación de ANJUFF, Asociación nacional de jugadoras de futbol femenino que busca regularizar y mejorar las condiciones en las que se desarrolla esta disciplina en el país, constituida el 25 de julio de 2016, sirve de ejemplo y motivación para todas las mujeres deportistas profesionales o amateur para creer y defender que podemos y debemos trabajar y organizarnos para formar y/o sumarnos a organizaciones deportivas que nos permitan generar la inclusión correspondiente y deseada desde una mirada que abarque los lineamientos del feminismo, cambiando así la estructura dominante actual que inhibe nuestro adecuado desarrollo en el mundo deportivo. Al trabajar en conjunto nuestras ideas y gestiones podemos ser agentes de cambios reales compuesto por y para nosotras. ¡Basta de discriminación por género en el deporte!

Estos últimos avances si bien han sido un tremendo aporte en el desarrollo del deporte femenino, son también sólo una pincelada del cambio que realmente y con urgencia se necesita. No existe para las mujeres una incompatibilidad entre feminidad y participación deportiva, mediante el deporte podemos transformar las relaciones de género. Los estereotipos de género en el deporte afectan también a los hombres, ya que la mayoría de los deportes se consideran más adecuados para los hombres que para las mujeres, y otros que existen se consideran característicos de las mujeres.

Al priorizar la belleza se refuerza el significado del valor que la sociedad patriarcal concede a las mujeres en general y por ende a sus deportistas, su cuerpo, por esto, al seguir reduciendo la importancia de la práctica deportiva al hecho únicamente estético es continuar la tradición de considerar a las mujeres como seres inferiores.

Mientras que los estereotipos tradicionales y las diferencia en roles de género existan, seguirán habiendo diferencias de comportamiento en el contexto del deporte. Para comenzar a modificar nuestro comportamiento deportivo es importante actuar en nuestro entorno más cercano y así, eventualmente tomar medidas a nivel global.

 

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