La Hortensia, dueña del almacén “La bombona”, me pregunta si ya estoy inscrito para cuando empiecen a vender el gas más barato.
-De qué está hablando Hortensia, si no hay que inscribirse…Ni siquiera es seguro que los municipios ganen la pelea…
-¿Qué pelea…?
-La de siempre, Hortensia, la de chico a grande, contra los empresarios, contra el sistema…, le dije asumiendo el espíritu popular de López.
-No sé nada de esa pelea…Es que la Lupita me dijo que habían pasado por su casa inscribiendo para que la cosa fuera en orden, y que le habían cobrado dos lucas…
-Chuta, creo que perdió dos lucas la Lupita…No se le ocurra a usted, Hortensia, creerse ese cuento…Es mentira…no le digo…si todavía no hay nada claro…
-¿Usted cree?
Cuando llegué a Talca me sorprendieron varias cosas. La manía de preguntar por los apellidos, por ejemplo. O los completos mojados de los carritos. O que al gas le dijeran bombona. O pan francés a la marraqueta.
Chistoso lo de bombona. López, pedagógico, me explicó que en España le dicen bombona al gas, que quizás de ahí viene…Sí, claro, le dije, creo que Pedro de Valdivia cargó por medio Chile una bombona para poder cocinar sin hacer fuego y contaminar Santiago…
Bombona…buen nombre para un chocolate…Bombona, el bombón relleno de burbujas de aire, para morirse de la risa. Mucho más entretenido que balón de gas o cilindro, aunque balón no está tan malo. Sirve para un par de chistes. Galón de gas tiene más sentido, pero es fome.
-Usted podría vender gas, Hortensia. El nombre ya lo tiene…
-No sé…cuando llegué a esta casa el negocio existía tal cual, con el mismo nombre…y con mi esposo, ya jubilado, decidimos seguir y ganar algunos pesos…A él le gustó bombona, decía que era chistoso…A mí no tanto, pero cuando murió no se me ocurrió cambiarlo…
No fue buena idea, debí quedarme callado, tomar el vuelto, los tomates y la marraqueta y despedirme.
-Creo que voy a cerrar…estoy un poco cansada…mejor lleve más pan porque no creo que abra a la tarde…
Solo atiné a ayudarla a bajar la cortina.